Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

12 nov 2016

Ellas también fueron ‘it girls’......................................................... Estel Vilaseca


De izquierda a derecha: Lee Bouvier, en 1968; Grace Jones, en 1977, y Gloria Vanderbilt, en 1954.
Si las musas inspiran a los artistas, las it girls encandilan a las masas.
 Traducido como charm, allure, ángel, este término manido y usado hasta la saciedad en titulares de revistas y secciones de moda, lo ostentan chicas populares en los medios de comunicación, con un cierto encanto y fotogenia, pero también bolsos, vestidos y calzado.
 Con la irrupción de Internet, it se convirtió en un lugar común y a mediados del 2000 en una misma publicación se podía encontrar este apelativo más de una decena de veces: el bolso it, los zapatos it, la chica it, el complemento it… y es que todo aquello a lo que se le añade esa palabra parece sonar y lucir mejor.
 “Eso” es algo exclusivo, diferente, a la última, imprescindible. “It, it, it”.

Pero el primero en hablar de esta innombrable pero poderosa naturaleza lo hizo en 1904.
 Fue Rudyard Kipling en su historia corta Mrs. Bathurst. Sus protagonistas recuerdan con viveza el encanto de la Señora B a pesar de haberla visto dos o tres veces: “Recuerdo cómo se incorporaba y las palabras que pronunciaba y qué aspecto lucía
. Ese es el secreto.
 No se trata necesariamente de belleza, digámoslo así, ni de buena conversación.
 Es exactamente Eso”. 
Es decir, una intangible cualidad que tienen algunas personas para permanecer en la memoria tras tan solo un cruce de miradas.
Veinte años más tarde, Elinor Glyn daría nuevos significados al término en su famosa novela corta It, de 1926, que se distribuyó junto a la revista Cosmopolitan en 1927.
 “El afortunado que lo posea debe tener un extraño magnetismo que atraiga a ambos sexos.
 Él o ella deben ser totalmente inconscientes de ello y estar lleno de autoconfianza, indiferente al efecto que produce y nada influenciado por los otros.
 Debe haber atracción física, pero la belleza no es necesaria”, narraba en sus páginas la escritora, además de nombrar a Ricardo Corazón de León, Carlos II o Lord Byron como ejemplos de personajes tocados por este factor.
 Un filme de la época, Mrs. Glyn, añadía que el concepto trasciende al término sex appeal y que más que ser algo que tenga que ver con la manera de hablar o de moverse se trata “de algo que emana de los ojos, un curioso magnetismo”.

Clara Bow, la pionera

La famosa actriz de cine mudo Clara Bow, puro carisma, fue la escogida para personificar esa magia indescriptible en la adaptación al cine que se hizo de la obra de Elinor Glyn. Con It, que se estrenó en febrero de 1927, ella se convirtió en la primera it girl mediática, además de encarnar a la heroína flapper, el nuevo ideal de mujer de la época. 
Pelo más corto, fuera corsés, faldas más breves y cómodas zapatillas Mary Jaen vestían a las nuevas chicas urbanitas que abrazaban el baile y la velocidad escenificando el nuevo papel de la mujer en la sociedad tras la Primera Guerra Mundial. Bow, que nació en la más absoluta pobreza, logró con sus dotes innatas para la interpretación convertirse en una de las primeras sex symbols de Hollywood.
Desde entonces, cada época, cada país y cada clase social ha entronizado a sus propias it girls, mujeres polifacéticas, reinventadas, inconformistas que atraen a los medios e inspiran a las masas. La alta sociedad y la moda más lujosa de mitades del siglo pasado popularizaron perfiles como los de la heredera-modelo-actriz-empresaria y dama de la alta sociedad Gloria Vanderbilt, acostumbrada a estar en el punto de mira desde su tierna infancia, o a la modelo Marisa Berenson, nieta de Elsa Schiaparelli e hija de un diplomático. 
Más allá de la gran pantalla y las revistas, Lee Bouvier, Audrey Hepburn, Jean Seberg, Grace Jones o Jean Shrimpton han logrado que su no sé qué trascienda al tiempo. 
Y es que hoy ellas todavía se baten en los paneles de Pinterest y en las galerías de Instagram con las actuales chicas it: Olivia Palermo, Cara Delevingne, Kendall Jenner o Alexa Chung.
 No fue casualidad que esta última, modelo-presentadora-empresaria le diera el nombre de It a su primer libro, una atípica biografía ilustrada. 
 

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