Cuando la tensión sexual estalla en pantalla
Cuando la tensión sexual estalla en pantalla
Jennifer
Lawrence y Bradley Cooper El relevo ¿generacional? a Hawke y Delpy
podrían dárselo estos dos: Jennifer Lawrence y Bradley Cooper. De una
forma distinta que los anteriores, más compulsiva, con más encontronazos
arrebatados y como a borbotones, coincidieron y convencieron en 'El
lado bueno de las cosas' (2013). Cooper regresa a casa de sus padres
tras ocho meses de ingreso en un centro de salud mental y quiere
recuperar a su mujer. Luego aparece una Lawrence llena de traumas que,
con una actuación grande, del tamaño del Oscar que le valió, le hace
cambiar de idea.
Scarlett
Johansson y Bill Murray Con Scarlett Johansson sucede que, le pongan a
quien le pongan al lado, parece capaz de devorarle o sufrirle . La
elección de Bill Murray tiene que ver, claro, con 'Lost in translation'
(2003), con ambos cantando en el karaoke o compartiendo luego
cigarrillo, en un pasillo estrecho, apoyados contra una pared con
estampado de cebra. Pero sería de justicia emparejarla aquí también con
Jonathan Rhys Meyers, por 'Match Point' (2005), la lúcida y perversa
tragedia de Woody Allen. O con Joaquin Phoenix, por ser Johansson la voz
y luego la carne de Samantha, el sistema operativo del que está
enamorado el protagonista en 'Her' (2013).
Adèle
Exarchopoulos y Léa Seydoux Adèle Exarchopoulos se ofrece para ayudar a
una chica de pelo azul con el inglés y esta, Léa Seydoux, se lo mesa y
le dirige una mirada esquiva y, a la vez, intensa. Ambas están en un bar
y, desde ese punto en adelante, también podría estarlo el espectador:
en ese bar, en el banco donde conversan. Es una de las virtudes de 'La
vida de Adèle' (2013), como destaca el crítico Carlos Boyero: las
actrices le quitan toda sensación de artificio y, de alguna manera,
compartes con ellas su compleja adolescencia.
Jared
Gilman y Kara Hayward Podría uno embelesarse con la técnica de Wes
Anderson, los encuadres, los colores vivos. Cierto. Pero si por algo
resulta memorable 'Moonrise Kingdom' (2012) es por la abnegación que se
demuestran ese par de críos, Gilman y Hayward, como un Romeo 'boyscout'
con una especie de mapache en la cabeza y una Julieta cuyo capuleto
padre es Bruce Willis y lleva pistola.
Jean-Louis
Trintignant y Emmanuelle Riva Ni toda química es pasión ni toda
complicidad entre actores ha de plasmar un idilio incorrupto. Lo que
Haneke hace en 'Amor' (2012) con este matrimonio de profesores de música
octogenarios parece estremecedor. Ella sufre un infarto y él, que fue
su compañero de vida, revela por momentos al monstruo que lleva dentro y
que quizá siempre estuvo ahí. 'Amor' es, enteramente, la interpretación
de los dos, amén de "la mano de Haneke para contar el envejecimiento y
la demencia", como reseñó Peter Bradshaw, del diario británico 'The
Guardian'.
Heath
Ledger y Jake Gyllenhaal En ninguna de las mencionadas habrá consenso
y, en 'Brokeback Montain' (2005), menos . La culpa es de ellos dos: de
Heath Ledger porque después de su impresionante Joker ('El caballero
oscuro', 2008) el resto de sus personajes quedan ensombrecidos; y de
Jake Gyllenhaal por lo bien que le sientan los papeles tenebrosos
('Nightcrawler', 2014). Hay otros amores fílmicos entre hombres más que
conseguidos, por ejemplo, 'El desconocido del lago' (2013), del director
Alain Guiraudie. Pero el romance veraniego entre estos dos vaqueros,
pesos pesados de Hollywood, es contenido y conmovedor.
Wall-E
y Eva ¿Por qué no? Lo único que 'Wall-E' (2008) pronuncia, lo que
persigue, la razón por la que continúa adelante es Eva. Dentro del cine
de animación habría cabido mencionar otras, como los cinco primeros
minutos de 'Up' (2009), pero si dos máquinas pueden llegar a demostrar
tal grado de empatía merecen un hueco.
Colin
Farrell y Rachel Weisz ¿Cómo pueden demostrar química dos exánimes
desapasionados? Eres un cuarentón y, si no encuentras pareja, te
conviertes en un animal a tu elección. Te encierran, por estar soltero,
en un hotel donde todos tienen tan poca alma como tú. Eso es 'Langosta'
(2015), de Giorgos Lanthimos, y eso es lo que consiguen Colin Farrell y
Rachel Weisz.
Para
rescatar nombres de cine en español tendríamos que citar a Javier
Bardem, aunque no sería tan fácil elegir compañía. ¿Belén Rueda tratando
con Ramón Sampedro, encamado y explicando su deseo de morir ('Mar
adentro', 2004) o —trampa— su pareja en la vida real, Penélope Cruz, en
'Vicky Cristina Barcelona' (2008)?
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