Isabel Preysler 'se venga' de sus antiguos jefes, los joyeros Suárez.
Después de un tiempo de cierta tranquilidad mediática, Isabel Preysler vuelve este martes a reinar en un photocall
de lujo.
El de la joyería Rabat, la firma con la que Isabel lleva
colaborando desde hace casi dos años
. Primero lució algunas de sus
carísimas joyas y a finales de 2014 inauguró la tienda de Rabat en Valencia que se presentaba como concesionario oficial de Rólex.
Era la primera (y discreta)
aparición publicitaria de Isabel después de la muerte de su marido
Miguel Boyer, fallecido un año antes tras una larga enfermedad.
En
octubre de 2015 Preysler fue la encargada de amadrinar la inauguración
de la nueva sede de Rabat en Paseo de Gracia, en Barcelona.
Por ella pagan un alquiler de más
de 100.000 euros mensuales por cinco pisos decorados con gusto
exquisito para albergar sus colecciones de joyas y relojes y
complementos de otras marcas de alta gama.
Isabel ya era la pareja
oficial de Mario Vargas Llosa y la expectación fue extraordinaria.
El
lugar, en pleno centro de la Ciudad Condal, quedó colapsado por los
curiosos que quería ver de cerca a la mujer que había enamorado al
Premio Nobel de Literatura.
Este martes, Isabel estará como figura estelar
en el nuevo espacio de Rabat en la calle Serrano de Madrid, al que
seguirá una cena para invitados vip en un sitio de moda.
Es la revancha de
Isabel frente a sus anteriores 'jefes', los joyeros Suárez, los máximos
rivales profesionales de Rabat, que mediáticamente les están comiendo
el terreno.
Suárez tuvo a Isabel Preysler
como imagen durante muchos años hasta que en 2012, Suárez decidió
jubilar a la filipina para buscar una embajadora más joven y actual,
confesaron off de record en la firma.
Su sustituta fue la modelo y actriz francesa Laetitia Casta,
fotografiada para la campaña por el prestigioso Mario Testino.
Sin
embargo, el impacto mediático de la hermosa Marianne francesa pasó sin
pena ni gloria.
Rabat recogió el testigo de una Isabel Preysler en paro
de la que se escribía que las firmas ya no apostaban por ella y su
estrella estaba en declive.
Rabat hizo oídos sordos de esa supuesta
decadencia y siguió adelante con Isabel cada día más presente en sus
promociones.
La suerte, o tal vez el destino, les acompañó tiempo
después cuando el idilio de Preysler y Vargas Llosa se convirtió en la
noticia del año para los cronistas de sociedad.
Queda demostrado que
Isabel Preysler sigue siendo el personaje mediático más atractivo. Un
icono incombustible.
Jordi Rabat, su
esposa, Isabel Preysler, y la mujer de Esteve Rabat junto a su marido
durante la inauguración de la tienda en Barcelona hace un año. Abajo,
una imagen de Preysler cuando era imagen de Suárez.
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