El Fondo eleva las previsiones económicas pese la incertidumbre política, pero detecta un parón a medio plazo.
La cuarta economía de la zona euro crecerá un 3,1% este año y un 2,2% el siguiente, según los cálculos del Fondo Monetario Internacional, lo que la mantiene como la más dinámica de las grandes desarrolladas.
La crisis parlamentaria no se ha traducido en un recorte de las previsiones del Fondo.
Al revés, los técnicos han elevado en medio punto lo que esperaban en julio para 2016 (2,6%) y en una décima su previsión de 2017 (era del 2,1%).
El dato del FMI, publicado este martes en Washington, en el arranque de las reuniones anuales del organismo, resulta un extraño símbolo de estabilidad en un país políticamente convulso.
El ritmo de expansión de este año, ese 3%, casi duplica la media de la zona euro (1,6%), aunque es más lento que el de 2015 y caerá casi un punto en 2016.
La tendencia es muy preocupante en el medio plazo, porque aún una enorme bolsa de paro que solucionar como para levantar el pie del acelerador.
Pero en el corto plazo, y con la economía europea constreñida, el PIB de España baila claqué.
El desempleo, el gran problema
Los datos desempleo, en cambio, continúan siendo desalentadores. No hay grandes cambios entre las estimaciones para el mercado de trabajo que el Fondo hizo en sus jornadas de abril.La tasa de paro rondará en 19,4% y el 18% en 2016 y 2017.
Después de la española, entre las grandes economías de la zona euro, la que más rápida avanza es la germana, seguida de la francesa (1,3% para los dos años). Para Italia, en cambio, el Fondo no espera más que el PIB dé tímidos pasos del 0,8% y 0,9%.
Debilidad en los precios
La debilidad económica general se refleja también en la tendencia de los precios, que apenas aumentan.La inflación anual media en España para este 2016 acabará con un descenso del 0,3%, según el Fondo, aunque en 2017 recuperará el ritmo hasta el 1%.
En el conjunto de la zona euro, las medias serán del 0,3% y del 1,1%, respectivamente.
Además del paro y el lento crecimiento de los próximos años, España tiene un problema de cuentas públicas y, en este caso, la falta de un Ejecutivo estable —tras dos elecciones en las que no se han logrado mayorías suficientes para un acuerdo de gobierno— sí que complica las medidas para solucionarlo.
Hasta julio, el déficit del conjunto de las Administraciones Públicas españolas, excluidos los Ayuntamientos, ya equivalía al 3,27% del PIB, lo que aleja el objetivo del 4,6% marcado la Comisión Europea para 2016 Antes de este dato, el pasado abril, el FMI ya advirtió al Gobierno de que eran necesarios más ajustes, pese a los años de austeridad y recortes acumulados.
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