Un Blues

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6 sept 2016

Phyllis Schlafly, la mujer que luchó contra la igualdad de sexos en EE UU...........Cristina F. Pereda

Fallece a los 92 años la activista que lanzó un movimiento conservador en la década de los 70 en nombre de los valores familiares más tradicionales.

La igualdad de derechos de las mujeres en Estados Unidos sufrió una derrota definitiva en los años 70 gracias a la campaña de una mujer, Phyllis Schlafly. 
Esta madre de seis hijos defendía que la igualdad de sexos podría perjudicar a las amas de casa y terminaría obligando a las mujeres a unirse al Ejército.
 Schlafly, líder de la iniciativa que puso la semilla a un movimiento conservador con ecos en la actualidad, falleció este lunes a los 92 años en su residencia en St. Louis.

Phyllis Schlafly (izda) durante una protesta en 1972 contra la enmienda constitucional. AP
Desde entonces, ningún político ha logrado sacar adelante la enmienda que escribiría la igualdad de derechos en el texto de la Constitución de EE UU. 
“En el mundo de la ultraconservadora Phyllis Schlafly, los hombres son hombres y las mujeres son amas de casa, incluso cuando trabajan”, escribió Los Angeles Times en un reportaje sobre los debates que celebró la activista en 1989 contra una defensora del derecho al aborto.
 Habían pasado ya varios años de la victoria más importante de su carrera, pero Schlafly seguía afianzando los cimientos de una maquinaria conservadora que sigue rodando hoy.
Schlafly defendía que el deber del gobierno era proteger los derechos de los bebés prohibiendo el aborto y que “todos los niños deberían ser niños deseados y todas las madres debían desear ser madres”. 
La activista provocaba a las líderes del movimiento feminista de los años 70 con declaraciones en las que intercambiaba el término abortar por “arrancar bebés” o preguntaba “¿por qué vamos a dejar que las madres maten a sus hijos porque quieren?”

Con declaraciones como ésta Schlafly también demostró ser una gran conocedora del poder de la retórica, la atención de los medios de comunicación y del rechazo a un objetivo concreto como eje de organización de un movimiento.
 La activista había irrumpido en la escena política a mediados de los 60 al publicar independientemente un libro que acabaría vendiendo tres millones de copias y convirtiéndose en el manifiesto no oficial de los conservadores.
Una década después, Schlafly ya era la líder del movimiento en contra de la enmienda que garantizaría la igualdad de hombres y mujeres ante la ley y prohibiría la discriminación por sexo. 
Aunque casi llega tarde.
 Cuando Schlafly se pronunció contra la ERA, la ley ya había sido aprobada por el Congreso, en 1972. 
Pero un año después, el movimiento feminista celebraba una importante victoria con la sentencia del caso Roe v. Wade, que supuso la regulación del derecho al aborto por parte del Tribunal Supremo. 

“Como homenaje, espero que todos salgan a comprar su último libro, ‘El argumento conservador a favor de Trump”, escribió el candidato en Twitter este lunes tras agradecer a Schlafly su apoyo en estas elecciones. AP
Schlafly había encontrado la palanca para motivar a toda una generación de mujeres fue apodada “la primera dama de la mayoría silenciosa” en contra de la enmienda que reconocería la igualdad de derechos y logró que la enmienda nunca fuera ratificada por suficientes Estados como para entrar en vigor. Gracias a su experiencia en campañas anticomunistas del Partido Republicano, logró movilizar a las mujeres conservadoras en contra de una ley que, aseguraban, era contraria a los valores de familia, perjudicaba a las amas de casa, provocaba más abortos y en un futuro derivaría en el reconocimiento del matrimonio igualitario.
“Ya que las mujeres son quienes pueden tener hijos y no hay nada que podamos hacer al respecto nuestras leyes y tradiciones deben obligar a los hombres a proporcionar el sustento económico”, argumentó en 1973.
 “Es la obligación del hombre y solo de él. Por eso perderemos si se aprueba esta enmienda”.
Schlafly fundó y presidió el Eagle Forum, una organización en defensa de los valores familiares más conservadores y, tras derrotar la enmienda por la igualdad de géneros, centró sus esfuerzos en limitar el acceso de los menores a guarderías al considerar que “esos cuidados podían perjudicar a los niños”. 
Sin embargo, nunca escondió que en su casa trabajaba permanentemente otra mujer que ayudó a cuidar de sus seis hijos.
Si las feministas vieron en Schlafly una mujer “liberada” por su amplia dedicación al activismo y la política, ella respondía siempre que era “un hobby” y que nunca daba ningún paso sin la autorización de su marido.
 “Quiero dar las gracias a mi esposo, Fred, por dejarme estar aquí”, repetía al comienzo de sus discursos; dirigiéndose a las feministas afirmaba que “el único permiso que necesito es el de mi marido” y después reconocía que le gustaba pronunciar esa frase porque sabía que “irritaba a las progresistas más que ninguna otra cosa”. 



 

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