- El desamor comparte circuitos y sustancias químicas con el amor.
- Lo que activa uno, activa el otro.
- La dopamina llega a las regiones cerebrales donde se genera la motivación para alcanzar la recompensa.
- Si se hace esperar, los productores de dopamina prolongan su actividad, los niveles aumentan y la motivación cobra mayor fuerza: se incrementa aún más la dopamina reforzando así el anhelo.
- El deseo de recompensa se evalúa en los centros del razonamiento –la corteza prefrontal–, pero al haber un desorden de serotonina y dopamina se incrementa la obsesión, la necesidad de comprobación y la aparición de múltiples interpretaciones erróneas de la realidad.
- Solo la recompensa frenaría este proceso de ansiedad dolorosa y destructiva que supone el rechazo.
- Si el teléfono sigue sin sonar, si los whatsapps siguen sin ser de la persona amada, se enviarán señales a la amígdala y se desencadenará la ira.
- Como toda conducta instintiva, el fracaso con frecuencia conduce a sentimientos de odio y desesperación.
- Del amor al odio hay un paso y, además, comparten camino.
14 ago 2016
A un paso del odio
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