Según los estudios en microbiología, tres minutos de faena garantizan un retrete seguro.
Pues hagámoslo en un tiempo récord: se puede limpiar el inodoro en 3 minutos y dejarlo impecable. ¿Y cada cuánto tiempo?
"Depende del número de usuarios.
También de si hay alguien enfermo o se ensucia más de la cuenta por alguna razón concreta.
Cada dos días sería bueno en una casa.
Si es público, varias veces por jornada”, recomienda Maite Muniesa, del Departamento de Microbiología de la Facultad de Biología de la Universitat de Barcelona.
Similar es la opinión de Guillermo Díaz, director de Asuntos Técnicos y Reglamentarios de ADELMA (Asociación de Empresas de Detergentes y Productos de Limpieza):
“La frecuencia dependerá del uso y de las personas que lo compartan.
En familias con niños pequeños (que aún no tienen una buena higiene de las manos) o personas mayores, esta limpieza y desinfección deberá ser más frecuente y concienzuda.
Una recomendación genérica sería la de dos veces por semana.
Una de ellas con un limpiador antical y otra con un limpiador desinfectante, que asegurará limpieza, blanqueo y desinfección”.
Las bacterias no son tan fieras
"Hay que destacar que las bacterias que encontramos en un inodoro no han de ser necesariamente capaces de crearnos una infección”, dice Maite Muniesa, a pesar de que su número sea elevado. Hay bacterias que son patógenas, es decir, que causan enfermedades.Pero la mayoría de ellas no lo son.
Como curiosidad, el Departamento de Salud Pública de la Universidad de Arizona señaló que se transfieren muchos más gérmenes si tiramos de la cadena del inodoro con la tapa levantada a que si nos sentamos.
“La mayoría de las bacterias que encontramos en el baño son de tipo dérmico, y no conllevan ningún riesgo para el ser humano.
Pero no existe el 'riesgo cero': hay bacterias patógenas que si pasan al tracto alimenticio podrían darnos algún susto (enterobacterias, e-coli, micrococos y corynebacterias; estreptococos; y en menor medida, psedumonas).
Entre las patologías más frecuentes, podríamos mencionar las infecciones urinarias, respiratorias o gastrointestinales.
Lo más adecuado es lavarnos correctamente las manos después de utilizar el inodoro, de ese modo nos aseguramos de que si hay alguna bacteria en nuestras manos, estas no lleguen a la boca”, dice Guillermo Díaz.
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