Siempre entre las nubes hay esos huequitos de Sol que te dan valor.
Un Blues
Del material conque están hechos los sueños
3 abr 2016
Adiós al sexto ser humano que caminó sobre la Luna Daniel Marín 11 feb 16 El pasado 4 de febrero falleció Ed Mitchell, antiguo astronauta de la NASA famoso por pisar la Luna durante la misión Apolo 14 en 1971. Ironías del destino, al día siguiente se celebraba el 45º aniversario del alunizaje del módulo lunar Antares en las llanuras de Fra Mauro. Junto con el icónico Al Shepard, comandante de la misión, Mitchell pasó 33 horas y 31 minutos en la Luna, incluyendo las 9 horas y 23 minutos que estuvo fuera del módulo lunar caminando por la superficie a lo largo de las dos actividades extravehiculares que llevó a cabo. Ed Mitchell antes de despegar en la misión Apolo 14 (NASA). Ed Mitchell antes de despegar en la misión Apolo 14 (NASA). Llegar hasta la Luna no había sido fácil. Mitchell y sus compañeros de tripulación Shepard y Roosa habían sido asignados originalmente a la misión Apolo 13. Los problemas de salud de Shepard provocaron que fueran asignados a una misión posterior. De haber volado en el 13, Mitchell no habría pisado la Luna. El accidente del Apolo 13 trastocó todos los planes del programa tripulado de la NASA, pero el Apolo 14 tuvo su propia dosis de problemas que estuvieron a punto de dar al traste con la misión. Primero, de camino a la Luna, el módulo de mando Kitty Hawk se resistió a acoplarse con el módulo lunar Antares. Luego, ya en órbita lunar, el propio Mitchell tuvo que reprogramar el ordenad.
Adiós al sexto ser humano que caminó sobre la Luna
El pasado 4 de febrero falleció Ed Mitchell, antiguo
astronauta de la NASA famoso por pisar la Luna durante la misión Apolo
14 en 1971. Ironías del destino, al día siguiente se celebraba el 45º
aniversario del alunizaje del módulo lunar Antares en las llanuras de
Fra Mauro. Junto con el icónico Al Shepard, comandante de la misión,
Mitchell pasó 33 horas y 31 minutos en la Luna, incluyendo las 9 horas y
23 minutos que estuvo fuera del módulo lunar caminando por la
superficie a lo largo de las dos actividades extravehiculares que llevó a
cabo.
Llegar hasta la Luna no había sido fácil. Mitchell y sus compañeros
de tripulación Shepard y Roosa habían sido asignados originalmente a la
misión Apolo 13. Los problemas de salud de Shepard provocaron que fueran
asignados a una misión posterior. De haber volado en el 13, Mitchell no
habría pisado la Luna. El accidente del Apolo 13 trastocó todos los
planes del programa tripulado de la NASA, pero el Apolo 14 tuvo su
propia dosis de problemas que estuvieron a punto de dar al traste con la
misión. Primero, de camino a la Luna, el módulo de mando Kitty Hawk se
resistió a acoplarse con el módulo lunar Antares. Luego, ya en órbita
lunar, el propio Mitchell tuvo que reprogramar el ordenador del Antares a
contrarreloj por culpa de un interruptor defectuoso que podría haber
ocasionado el aborto de la misión. Por último, el radar del módulo lunar
dio problemas justo durante la crítica maniobra de descenso propulsado
hacia la superficie, problemas que se solucionaron milagrosamente en el
último momento. Sea como sea, Shepard y Mitchell lograron alunizar y se
convirtieron así en el quinto y sexto hombre en alcanzar nuestro
satélite, respectivamente.
La visita a la Luna tampoco resultó sencilla. El módulo lunar Antares
había quedado inclinado con una pendiente de 8º, más que suficiente
para complicarles las cosas a los dos astronautas durante las 24 horas
que permanecieron en su interior. Incluso en la baja gravedad lunar,
Shepard tenía que esforzarse para no caer sobre Mitchell en el reducido
espacio del Antares. Por culpa de la inclinación del LM los dos
astronautas no durmieron nada bien en sus hamacas, a lo que también
contribuyó lo incómodo de los trajes de presión A7L (como iban a estar
poco tiempo en la superficie, Houston consideró que era demasiado
arriesgado que se los quitasen). Este cansancio les pasaría factura
durante la segunda EVA y la pareja se perdió buscando el borde del
cráter Cono. No tenían forma de saberlo —en la Luna no había, ni hay,
GPS—, pero se dieron la vuelta cuando estaban a tan solo veinte metros
de su objetivo.
A pesar de todo, la misión fue un éxito y los dos regresaron a la
Tierra con 41 kg de rocas de otro mundo. Mitchell se convirtió de forma
accidental en el primer lanzador de jabalina lunar al tirar lo más lejos
posible el palo del experimento del viento solar. Después de abandonar
la NASA, Mitchell se haría popular por su interés sobre todo tipo de
temas “paranormales” —de hecho, llegó a realizar varios “experimentos”
telepáticos durante su vuelo lunar—, pero la verdad es que su
comportamiento no fue más excéntrico que el de muchos de sus camaradas
del Apolo. En cierta medida se puede decir que Mitchell fue un bicho
raro. Aunque de formación militar como todos los astronautas del Apolo
—con la excepción de Harrison Schmidt—, Mitchell era prácticamente la
antítesis de Shepard, el astronauta por excelencia. Tímido y
reservado, pero al mismo tiempo cercano, Mitchell no encajaba con esa
imagen de superhéroe todopoderoso que por entonces se suponía debía
tener un astronauta del Apolo.
Ahora que se ha ido para siempre ya no queda entre nosotros ningún
miembro de la tripulación del Apolo 14.
Ya no hay nadie que pueda contar
de primera mano cómo es caminar por las planicies de Fra Mauro o qué se
siente al intentar dormir dentro de un módulo lunar inclinado. Sin
Mitchell, solo nos quedan siete humanos vivos que hayan pisado la Luna:
Aldrin, Bean, Scott, Young, Duke, Cernan y Schmitt. Las probabilidades
de que alguno de ellos siga vivo cuando nuestra especie vuelva a la Luna
son mínimas.
Aunque, pensándolo bien, lo triste es que también son
minúsculas para nosotros.
A medida que sus protagonistas van desapareciendo uno tras otro los
viajes del Apolo se van perdiendo en el olvido para las nuevas
generaciones.
Pronto, y si no lo remediamos, no serán más que una
pequeña nota a pie de página en los libros de historia.
Eso sí, una nota
gloriosa y épica, una nota que nos recuerda de las cosas maravillosas
de las que somos capaces cuando nos lo proponemos.
Ante esta sombría
perspectiva, no es de extrañar que cada vez más gente inteligente crea
que nunca fuimos a la Luna.
Pero no importa, podemos autoengañarnos todo
lo que queramos. Porque hace 45 años Ed Mitchell se paseó por la Luna
.
Sus huellas todavía siguen allí y allí seguirán hasta mucho después de
que todos nosotros hayamos desaparecido.
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