Ya están aquí. Y si
. Pueden entonar la lectura a lo Carol Anne, de Poltergeist. Han aterrizado en Barcelona. Negra. Son dos.
Vienen de Francia. Hoy toca ponerse noir.
El escenario en el Auditorio del
Conservatorio del Liceo en penumbra
. El público que, silencioso, se va
acomodando en las butacas. Hormiguitas vestidas de verano, curiosamente
preparadas para el frío del interior
. Dos tragaluces mentirosos miran
desde arriba e iluminan tres butacas, aún, vacías.
Como avanzadilla, siempre hay que lanzar
una, los autores recibieron en sus correos electrónicos una pregunta.
Muy comprometida. Personal.
Me atrevo a decir que clasificada; de la que
nunca habían osado hablar en público, desde luego.
Por seguridad, dicha
cuestión no será desvelada, aunque sí serán publicadas las respuestas
al final de esta crónica.
Al final de cada una de las crónicas durante
la semana.
En ustedes está la valentía de buscar el germen que ha hecho
brotar tales sentencias.
Con nombre y apellido.
Y suyo es, también, el
nivel de compromiso que firmen para con esta incógnita.
Ahora sí, al lío.
Con un pequeño resumen de las mesas del día anterior, da paso a los dos autores franceses, acompañados por Toni Marín, periodista y moderador, en esta ocasión.
Habla de la importancia de, además de escuchar a los autores, leer lo que dicen. Y las tres sillas ya tienen dueño. Toni Marín, voz radiofónica y radiografiadora, presenta a ambos autores como dos de los máximos exponentes de la literatura francesa de género.
Michel Bussi y Bernard Minier dan el
pistoletazo de salida en este lunes soleado que invita a un "desde
Francia con amor".
Pero no. Ninguno de los dos desprende, precisamente,
tono romántico.
Bernard
Minier quiere hacer sufrir al lector al igual que lo hace con sus
personajes, espeta al ser preguntado.
Es, dice, su intención en No apagues la luz, tercera novela del inspector Servaz traducida al castellano
y que ha editado Salamandra Black. Este sufrimiento lo consigue a
través del personaje femenino y su, casi, obsesión de estar en todos
lados. En todos los que ella esté: el baño, su trabajo, mientras es
copiloto en un trayecto en carretera, cuando come o no.
Si llora, cuando
el nervio le retuerce las tripas.
En todo. Al cubrir sus pasos de este
modo, dice, la escudriña: la mira, la respira y hace que el lector se
convierta, también, en vouyeur.
"Es mucho más fácil entrar por la
emoción que por la razón", dice el autor, y "hace al personaje un poco
mas fuerte".
Es la primera vez que vuelca alta carga de protagonismo
sobre una mujer aunque su, ya conocido, comandante Servaz sigue siendo el eje sobre el que gira la trama.
El tema central es la violencia de
género, la manipulación, el dominio sobre la mujer. Igualmente, hay
otros personajes femeninos muy fuertes.
Es muy diferente de las
anteriores, ya que entra mucho más en la psicología de los personajes
.
No hay algo tan evidente al principio de la trama, como en las dos
primeras, sino que se trata de un crescendo en toda regla
. Escalones que
el lector tiene que superar.
Al lado de ella, Siempre a su lado.
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