Emilio Sánchez, padre de los tenistas Emilio, Javier y Arantxa
Sánchez Vicario, ha fallecido este jueves en Barcelona a los 83 años.
Desde hace varios años padecía de alzhéimer y llevaba dos meses
ingresado en un hospital. Arantxa, que está enfrentada con su familia
por la administración de sus bienes, visitó a su padre hace unos días,
cuando su estado era ya muy grave y se aventuraba el fatal desenlace.
El pasado mes de julio la familia Sánchez Vicario firmó un acuerdo tras la guerra que les ha dividido sin remedio. Arantxa y sus padres decididieron poner fin a su batalla judicial,
pero que no cerró las heridas
. Fue una paz judicial endeble y sin visos
de reconciliación familiar como el tiempo ha demostrado
.
Emilio Sánchez, padre de los tenistas Emilio, Javier y Arantxa
Sánchez Vicario, ha fallecido este jueves en Barcelona a los 83 años.
Desde hace varios años padecía de alzhéimer y llevaba dos meses
ingresado en un hospital. Arantxa, que está enfrentada con su familia
por la administración de sus bienes, visitó a su padre hace unos días,
cuando su estado era ya muy grave y se aventuraba el fatal desenlace.
El pasado mes de julio la familia Sánchez Vicario firmó un acuerdo tras la guerra que les ha dividido sin remedio. Arantxa y sus padres decididieron poner fin a su batalla judicial,
pero que no cerró las heridas. Fue una paz judicial endeble y sin visos
de reconciliación familiar como el tiempo ha demostrado.
La excampeona de Roland Garros
aceptó desactivar las causas judiciales (en España y Andorra) que había
promovido contra sus padres, a los que acusaba de haberla arruinado.
A
cambio, recuperó el uso de dos inmuebles
que ganó con su sudor en la pista de tenis, pero que no ha disfrutado y
ni siquiera constan a su nombre: un piso en la céntrica avenida
Diagonal de Barcelona –donde vivían sus padres desde hace 20 años- y una
casa de veraneo en la Costa Brava.
Arantxa ha afirmado en numerosas ocasiones que, durante sus años en
la pista, vivió totalmente ciega al manejo del dinero.
“No tenía
conocimiento de ningún tema societario, ni dónde se ingresaba el dinero o
qué destino se le daba”, afirmó ante el juez.
Ni siquiera sabía que
tenía cuentas en Andorra por la “plena confianza” que había depositado
en los suyos.
Por eso, cuando tomó el control en 2010 tuvo que ir “banco
por banco, con el DNI” para “saber dónde tenía cuentas”.
De los desencuentros familiares se tuvo noticias concretas en febrero
de 2012, cuando la tenista publicó su libro autobiográfico ¡Vamos!
(La Esfera), en el que cuenta sus problemas.
De sus padres dijo: "Desde
el primer momento en que se vislumbró la posibilidad de que llegara a
ser jugadora profesional, mis padres estuvieron obsesionados con
controlarlo todo (...) mi confianza de antaño se ha convertido en
desconfianza total.
Veo a mi familia tan de acuerdo en su decisión
colegiada de que se ha perdido todo lo que he generado a lo largo de 17
años que me resulta muy difícil poder acepar excusas simples, sin
justificación alguna de lo que se ha hecho con mis ganancia.
Parte de
esas ganancias son públicas ya que son premios". La tenista española Arantxa Sánchez Vicario con sus padres, tras ganar el Roland Garros de Tenis en 1994. REUTERS
Su boda en 2008 con Pep Santacana
hizo más complicadas las relaciones de Arantxa con sus padres, que
intentaron impedir el enlace. "Actualmente no guardo ningún tipo de
relación con nadie de mi familia y me encuentro en una situación en la
que tengo que realizar el trabajo que otros deberían haber hecho ya
antes, ya que esa era su responsabilidad", dijo la tenista al presentar
su libro.Desde ese año hasta ahora la relación de Arantxa con su familia se ha
producido a través de abogados. Solo al acercarse el momento final, la
tenista acudió al hospital en el que ha fallecido su padre. Arantxa vive
ahora en Miami con su marido y sus hijos.
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