Makoke,
que pese a tener una carrera propia en televisión es conocida por el
gran público por su relación sentimental con el televisivo Kiko Matamoros, se ha convertido en la peor defensora de su hijo.
En su mayor enemiga. Javier Tudela proyecta la imagen de joven hedonista cuyos únicos esfuerzos diarios están dedicados a cultivar su figura.
Una figura que no dista en nada de la de cualquier 'musculoca' de gimnasio y que se ve coronada por un rostro de los tantos que se ciñen a los cánones occidentales de belleza adolescente pre-Interne
t. Su guapura común desierta de exótica combinación, no es, por tanto hoy, un valor, porque la belleza lo es, como lo es la inteligencia o la naturalidad.
Makoke,
que pese a tener una carrera propia en televisión es conocida por el
gran público por su relación sentimental con el televisivo Kiko Matamoros, se ha convertido en la peor defensora de su hijo. En su mayor enemiga. Javier Tudela proyecta
la imagen de joven hedonista cuyos únicos esfuerzos diarios están
dedicados a cultivar su figura.
Una figura que no dista en nada de la de cualquier 'musculoca' de gimnasio y que se ve coronada por un rostro de los tantos que se ciñen a los cánones occidentales de belleza adolescente pre-Internet
. Su guapura común desierta de exótica combinación, no es, por tanto hoy, un valor, porque la belleza lo es, como lo es la inteligencia o la naturalidad.
Su personalidad, diseñada para entrar en 'Gran Hermano VIP', desprende el mismo tufo a fingido que su envoltorio
. Gruesas pinceladas de acuarela -para dibujar sobre el papel un secundario de perfil medio bajo e impermeable al comentario ajeno- que esconden sus escasas capacidades.
Un boceto de niño bien educado que no arremete contra los contrarios así le toquen a su madre, que, por norma general, hasta que uno tiene hijos es a lo que más quiere.
Para el retrato de Javier, su autora -que no es otra que su mamá- ha diluido poca pintura en mucho agua y tan mala mezcla nos ha permitido descubrir las pinceladas cobardes y faltas de recursos dialécticos que hablan de colchones de precios prohibitivos o traiciones a la que llama de vez en cuando hermana.
Triste caricatura de un señor.
La cara de dolorosa de Makoke Su madre resulta otra parodia, una bufonada de señora elegante y
educada que lava los trapos sucios en casa o en las portadas de las
revistas del corazón.
Mala actriz que exagera la cara de dolorosa ante los ataques del villano de su cuento, Diego Matamoros.
Un papel de perfecta dama mal ejecutado que esconde una incapacidad argumental y un miedo, natural, a enfrentarse al enemigo, que por otro lado tampoco es Premio Nacional de las Letras. Makoke es insuficiente, y a su imagen y semejanza es la línea de defensa que hace de su hijo. Makoke no arremete con quién intenta morder a su cachorro y pierde el tiempo en decir que el niño hace las camas...qué poca bravura, leona
. Qué par de papeles tan mal ensayados.
En su mayor enemiga. Javier Tudela proyecta la imagen de joven hedonista cuyos únicos esfuerzos diarios están dedicados a cultivar su figura.
Una figura que no dista en nada de la de cualquier 'musculoca' de gimnasio y que se ve coronada por un rostro de los tantos que se ciñen a los cánones occidentales de belleza adolescente pre-Interne
t. Su guapura común desierta de exótica combinación, no es, por tanto hoy, un valor, porque la belleza lo es, como lo es la inteligencia o la naturalidad.
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Una figura que no dista en nada de la de cualquier 'musculoca' de gimnasio y que se ve coronada por un rostro de los tantos que se ciñen a los cánones occidentales de belleza adolescente pre-Internet
. Su guapura común desierta de exótica combinación, no es, por tanto hoy, un valor, porque la belleza lo es, como lo es la inteligencia o la naturalidad.
. Gruesas pinceladas de acuarela -para dibujar sobre el papel un secundario de perfil medio bajo e impermeable al comentario ajeno- que esconden sus escasas capacidades.
Un boceto de niño bien educado que no arremete contra los contrarios así le toquen a su madre, que, por norma general, hasta que uno tiene hijos es a lo que más quiere.
Para el retrato de Javier, su autora -que no es otra que su mamá- ha diluido poca pintura en mucho agua y tan mala mezcla nos ha permitido descubrir las pinceladas cobardes y faltas de recursos dialécticos que hablan de colchones de precios prohibitivos o traiciones a la que llama de vez en cuando hermana.
Triste caricatura de un señor.
Mala actriz que exagera la cara de dolorosa ante los ataques del villano de su cuento, Diego Matamoros.
Un papel de perfecta dama mal ejecutado que esconde una incapacidad argumental y un miedo, natural, a enfrentarse al enemigo, que por otro lado tampoco es Premio Nacional de las Letras. Makoke es insuficiente, y a su imagen y semejanza es la línea de defensa que hace de su hijo. Makoke no arremete con quién intenta morder a su cachorro y pierde el tiempo en decir que el niño hace las camas...qué poca bravura, leona
. Qué par de papeles tan mal ensayados.
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