La cantante reclama una junta de tratamiento “urgente” para estudiar su progresión.
Hace justo un año, Isabel Pantoja
madrugó para dirigirse desde su finca familiar de Cantora, en la
provincia de Cádiz, a la cárcel sevillana de Alcalá de Guadaíra, a 100
kilómetros de distancia
. La acompañaba su hermano Agustín, la última persona de su entorno a quien vio antes de atravesar el umbral del penal de mujeres para cumplir una condena de dos años de cárcel por blanquear dinero del exalcalde de Marbella Julián Muñoz.
La cantante pelea desde entonces, 21 de noviembre de 2014, por obtener la semilibertad, un régimen que se le resiste y que ahora parece más cerca tras haber satisfecho la mitad de la pena.
La incógnita es saber cuándo.
El reglamento penitenciario establece “criterios muy flexibles, no es nada rígido” para clasificar a un preso en tercer grado, explican fuentes jurídicas, que confirman que el trámite se puede aligerar, en este caso, al sobrepasar el año entre rejas.
La decisión la toma en primera instancia la junta de tratamiento de la prisión, y esta es la batalla que afrontan ahora la artista, su defensa y su familia.
Tanto Pantoja como sus allegados temen que el penal apure el plazo de seis meses que establece la ley para revisar su clasificación y no aborde el asunto hasta principios de enero
. La cantante fue catalogada como presa de segundo grado al poco de entrar en la cárcel, condición que se extendió a principios de julio pasado, la última vez que se debatió su expediente. Todo son prisas y la propia interesada ha pedido varias veces verbalmente, y una vez por escrito, la convocatoria de una junta de tratamiento “urgente” para estudiar su progresión de grado y obtener la semilibertad. Este régimen le permitiría regresar a un centro de inserción social solo para dormir.
Estos movimientos los cuenta Agustín Pantoja en un escrito remitido al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, como máximo representante de Instituciones Penitenciarias, a quien transmite su “absoluta indefensión y desamparo”.
Una de las preguntas que el menor de los Pantoja lanza en el documento, consultado por este periódico, es cómo se pueden llegar a cumplir 15 meses de prisión por una condena de 24.
En otra carta enviada al ministro de Justicia, que como en el caso anterior asume en representación de su hermana, interroga a Rafael Catalá sobre “si existe precedente judicial similar” al de la cantante, a quien en dos ocasiones se le ha negado la suspensión de la condena y quedar en libertad condicional, y compara su estado con el de una “una presa política”. “
Además, penitenciariamente, se está en la misma situación: ser ejemplar y no digna de amparo legal y se le deniega todo por sistema”, añade Agustín.
Es posible que Isabel Pantoja, viuda del torero Paquirri y una de las artistas más reconocidas del panorama musical en español, haya acaparado más espacio mediático en este último año que antes de ser encarcelada
. Ese ruido ha estado alimentado a veces por la polémica, como la investigación llevada a cabo por Instituciones Penitenciarias para determinar si en el penal sevillano se le daba trato de favor, como había denunciado un grupo de funcionarios.
Tras 10 días de pesquisas, la conclusión fue, “tajantemente”, que no.
Inmediatamente después llegó la decisión de la junta de tratamiento de la cárcel de rechazar el tercer grado y mantener a Pantoja en prisión, después de una discusión en la que hubo empate, roto por el voto de calidad de la directora del penal, Isabel Cabello.
Fue a principios de julio y la clasificación de la cantante no ha vuelto a revisarse.
El calendario de permisos ordinarios de los que puede disfrutar un preso al agotar un cuarto de su condena (en este caso, seis meses) se cumple escrupulosamente.
Su primera salida, de cuatro días, se materializó a principios de junio. Hasta el momento ha disfrutado de tres y de una autorización extraordinaria por enfermedad, en pleno verano.
Estuvo 20 días hospitalizada en un centro sevillano por dolencias renales asociadas a la diabetes que padece.
Pantoja ya ha abonado el 65% de la multa de 1,14 millones de euros incluida en su condena por blanqueo.
El tribunal consintió en fraccionar los pagos y le faltan dos cuotas, que son trimestrales, de 200.000 euros.
Cuando el Supremo confirmó los dos años de prisión impuestos por la Audiencia de Málaga a la cantante por blanquear dinero de Julián Muñoz cuando eran pareja, había elementos que hacían pensar en una suspensión casi automática de la pena.
No superaba los 24 meses de reclusión y no tenía antecedentes, circunstancias que facilitan el beneficio de la libertad condicional.
Pero la Sección Segunda fue firme, dijo que se trataba de un delito “muy grave” que debía purgarse en la cárcel y que su decisión debía “servir de freno” para acciones similares futuras.
Ni Pantoja ni sus allegados han entendido en ningún momento esta resolución por la que la cantante cumple este sábado un año de prisión.
. La acompañaba su hermano Agustín, la última persona de su entorno a quien vio antes de atravesar el umbral del penal de mujeres para cumplir una condena de dos años de cárcel por blanquear dinero del exalcalde de Marbella Julián Muñoz.
La cantante pelea desde entonces, 21 de noviembre de 2014, por obtener la semilibertad, un régimen que se le resiste y que ahora parece más cerca tras haber satisfecho la mitad de la pena.
La incógnita es saber cuándo.
El reglamento penitenciario establece “criterios muy flexibles, no es nada rígido” para clasificar a un preso en tercer grado, explican fuentes jurídicas, que confirman que el trámite se puede aligerar, en este caso, al sobrepasar el año entre rejas.
La decisión la toma en primera instancia la junta de tratamiento de la prisión, y esta es la batalla que afrontan ahora la artista, su defensa y su familia.
Tanto Pantoja como sus allegados temen que el penal apure el plazo de seis meses que establece la ley para revisar su clasificación y no aborde el asunto hasta principios de enero
. La cantante fue catalogada como presa de segundo grado al poco de entrar en la cárcel, condición que se extendió a principios de julio pasado, la última vez que se debatió su expediente. Todo son prisas y la propia interesada ha pedido varias veces verbalmente, y una vez por escrito, la convocatoria de una junta de tratamiento “urgente” para estudiar su progresión de grado y obtener la semilibertad. Este régimen le permitiría regresar a un centro de inserción social solo para dormir.
Estos movimientos los cuenta Agustín Pantoja en un escrito remitido al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, como máximo representante de Instituciones Penitenciarias, a quien transmite su “absoluta indefensión y desamparo”.
Una de las preguntas que el menor de los Pantoja lanza en el documento, consultado por este periódico, es cómo se pueden llegar a cumplir 15 meses de prisión por una condena de 24.
En otra carta enviada al ministro de Justicia, que como en el caso anterior asume en representación de su hermana, interroga a Rafael Catalá sobre “si existe precedente judicial similar” al de la cantante, a quien en dos ocasiones se le ha negado la suspensión de la condena y quedar en libertad condicional, y compara su estado con el de una “una presa política”. “
Además, penitenciariamente, se está en la misma situación: ser ejemplar y no digna de amparo legal y se le deniega todo por sistema”, añade Agustín.
Es posible que Isabel Pantoja, viuda del torero Paquirri y una de las artistas más reconocidas del panorama musical en español, haya acaparado más espacio mediático en este último año que antes de ser encarcelada
. Ese ruido ha estado alimentado a veces por la polémica, como la investigación llevada a cabo por Instituciones Penitenciarias para determinar si en el penal sevillano se le daba trato de favor, como había denunciado un grupo de funcionarios.
Tras 10 días de pesquisas, la conclusión fue, “tajantemente”, que no.
Inmediatamente después llegó la decisión de la junta de tratamiento de la cárcel de rechazar el tercer grado y mantener a Pantoja en prisión, después de una discusión en la que hubo empate, roto por el voto de calidad de la directora del penal, Isabel Cabello.
Fue a principios de julio y la clasificación de la cantante no ha vuelto a revisarse.
El calendario de permisos ordinarios de los que puede disfrutar un preso al agotar un cuarto de su condena (en este caso, seis meses) se cumple escrupulosamente.
Su primera salida, de cuatro días, se materializó a principios de junio. Hasta el momento ha disfrutado de tres y de una autorización extraordinaria por enfermedad, en pleno verano.
Estuvo 20 días hospitalizada en un centro sevillano por dolencias renales asociadas a la diabetes que padece.
Pantoja ya ha abonado el 65% de la multa de 1,14 millones de euros incluida en su condena por blanqueo.
El tribunal consintió en fraccionar los pagos y le faltan dos cuotas, que son trimestrales, de 200.000 euros.
Cuando el Supremo confirmó los dos años de prisión impuestos por la Audiencia de Málaga a la cantante por blanquear dinero de Julián Muñoz cuando eran pareja, había elementos que hacían pensar en una suspensión casi automática de la pena.
No superaba los 24 meses de reclusión y no tenía antecedentes, circunstancias que facilitan el beneficio de la libertad condicional.
Pero la Sección Segunda fue firme, dijo que se trataba de un delito “muy grave” que debía purgarse en la cárcel y que su decisión debía “servir de freno” para acciones similares futuras.
Ni Pantoja ni sus allegados han entendido en ningún momento esta resolución por la que la cantante cumple este sábado un año de prisión.
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