"Se ha hecho mayor, qué duda cabe. En los años setenta, Ian McEwan
era el joven rebelde que escandalizaba a la impertérrita literatura
inglesa con su debut Primer amor, últimos ritos, esa colección de
ficciones sobre psicópatas e incestos. Con el tiempo, se disfrazó de
amante demente en Amor perdurable, sacó de paseo a los sabuesos
violadores de Los perros negros y se pasó 30 páginas descuartizando un
cadáver para El inocente. Una perita en dulce, vaya. Pero quien busque a
ese obseso del morbo y la lascivia, no lo encontrará en La ley del
menor. El Ian McEwan de hoy es un elegante caballero que reflexiona sin
amenazar, sentado en un sillón de su club, con un escocés en la mesita".
Por SANTIAGO RONCAGLIOLO
"La última novela de José Ovejero, Los ángeles feroces, propone una
lectura distorsionada de dar vueltas y transitar por una ciudad “sin
nombre”, con unos pocos personajes de comportamientos impredecibles que
se mueven en un espacio más o menos apocalíptico sin apocalipsis, de
resistencia y delación en barrios destruidos, una realidad que parece
futura y pertenece al ahora mismo. Todo aquí se reconoce y resulta a la
vez extraño. Se compone de 14 capítulos con epígrafes que podrían
conformar una poética de la demolición, todos llamados ‘Del cuaderno de
AM’; y AM, en efecto, es el narrador, pero no siempre queda claro que lo
sea; parece más bien un foco iluminando distintas estampas urbanas con
sospechosa frialdad, en las que también él queda incluido, y que no se
resiste a apelar al lector o cimbrear airosamente la tangente: “Esta es
la novela de AM, de Alegría, Cástor, Arnoldo, alguno más. Y apenas hemos
querido entresacar algunos momentos de sus vidas; ni siquiera hemos
caído en la tentación de hacer mucha psicología. Para qué”. Esto se dice
mediada la novela, y lo que queda de esa deriva es el “para qué”, que
se traba a la atención del lector y continuará asediándolo hasta el
final. Pues, si no es una novela psicológica, también se nos previene
que no vamos a adentrarnos “en los territorios de la ciencia ficción. Ni
siquiera de la ficción”. Por FRANCISCO SOLANO
"Alerta el autor contra el giro securitario que ha adoptado el
discurso político sobre la inmigración, el refugio y el asilo,
recurrentemente enmarcados en la agenda como una amenaza existencial a
nuestra seguridad y nivel de vida. El escenario que, critica el autor,
empeora aún más cuando la ciudadanía europea considera que el alto
número de vidas humanas que se cobra el cierre de nuestras fronteras es
el precio inevitable a pagar a cambio de garantizar nuestra seguridad.
De Lucas arremete con energía contra aquellos que argumentan que en
tiempos de crisis hay que limitar nuestra solidaridad “a los de aquí” y
ordenar las prioridades en función de los escasos medios disponibles:
los derechos humanos, nos recuerda de Lucas, son universales y están por
encima de la condición de ciudadanía. El libro presenta el mar
Mediterráneo como la mayor frontera del planeta, con una proporción
inversa y gigantesca entre el PIB y la tasa de crecimiento demográfico a
una y a otra orilla y, también, la que arroja la estadística migratoria
más trágica de todas las fronteras del mundo: frente a los 6.000
fallecidos desde el año 2000 en la frontera de México con Estados
Unidos, en las fronteras externas europeas las víctimas ascienden a
22.394 personas, casi cuatro veces más". Por KATTYA CASCANTE
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