Actrices como Meryl Streep o Emma Thompson firman una carta para pedir a la ONG que no apoye la despenalización de la prostitución.
Hollywood se opone a la legalización internacional de la
prostitución.
Y ese rechazo ha creado el primer encontronazo que se recuerda entre Amnistía Internacional y actrices como Meryl Streep, Kate Winslet, Lena Dunham, Anne Hathaway o Emma Thompson.
El mes próximo la ONG, una de las favoritas de los actores, debatirá en Dublín la conveniencia de recomendar a gobiernos y organismos internacionales la despenalización de la prostitución.
De momento sólo se trata de un documento de trabajo interno titulado Draft policy on sex work (Borrador de la política sobre trabajo sexual), que los diferentes responsables de la organización someterán a votación en su reunión anual.
Pero su mera existencia ha sido suficiente para que más de 400 organizaciones de derechos humanos y defensa de la mujer tomen nota y escriban una carta, firmada por las actrices mencionadas y otras como Emily Blunt, Lisa Kudrow o Angela Bassett, pidiéndole a Amnistía Internacional que tire el documento a la papelera.
“Nos preocupa muchísimo la propuesta de Amnistía que llevaría a la legalización de burdeles, proxenetas y consumidores de sexo, los pilares de la industria sexual, que mueve 99.000 millones de dólares a escala global”, reza la carta
. En ella se reconoce la importancia histórica que ha tenido la ONG en el reconocimiento global de los derechos humanos de las mujeres y también se subraya que al igual que Amnistía, los firmantes consideran que no se debería penalizar a las mujeres que ejercen la prostitución.
Sin embargo, “si se aprueba la descriminalización de los burdeles, el proxenetismo y el consumo de sexo por dinero lo que se estará aprobando de facto es un apartheid de género en el que un grupo de mujeres podrá defenderse frente a los abusos sexuales y tendrá oportunidades económicas y educativas y otro en cambio tendrá una vida marcada por la imposibilidad de elegir y será objeto de consumo para hombres y de ganancias para proxenetas, propietarios de burdeles y traficantes”.
Precisamente las organizaciones que luchan contra el tráfico de mujeres, encabezadas por Coalition Against Trafficking in Women (CATW), son las que más ruido están haciendo para que la célebre ONG, una de las más respetadas internacionalmente, no apruebe el documento.
Además de la carta apoyada por actrices y organizaciones de todo el planeta, CATW ha creado anuncios que ya circulan por las redes sociales y ha lanzado una petición en change.org para que todo el que quiera la firme, aunque por ahora ha conseguido 4.000 rúbricas
. Por su parte, Amnistía Internacional no ha hecho declaraciones oficiales ante la polémica pero el pasado lunes sí contestó a preguntas de la revista Hollywood Reporter a través de un portavoz:
“Las trabajadoras sexuales son particularmente vulnerables a las violaciones de derechos humanos. Es un tema importante que provoca muchas reacciones.
Todavía estamos en proceso de consultas y no se ha tomado ninguna decisión”.
Y ese rechazo ha creado el primer encontronazo que se recuerda entre Amnistía Internacional y actrices como Meryl Streep, Kate Winslet, Lena Dunham, Anne Hathaway o Emma Thompson.
El mes próximo la ONG, una de las favoritas de los actores, debatirá en Dublín la conveniencia de recomendar a gobiernos y organismos internacionales la despenalización de la prostitución.
De momento sólo se trata de un documento de trabajo interno titulado Draft policy on sex work (Borrador de la política sobre trabajo sexual), que los diferentes responsables de la organización someterán a votación en su reunión anual.
Pero su mera existencia ha sido suficiente para que más de 400 organizaciones de derechos humanos y defensa de la mujer tomen nota y escriban una carta, firmada por las actrices mencionadas y otras como Emily Blunt, Lisa Kudrow o Angela Bassett, pidiéndole a Amnistía Internacional que tire el documento a la papelera.
“Nos preocupa muchísimo la propuesta de Amnistía que llevaría a la legalización de burdeles, proxenetas y consumidores de sexo, los pilares de la industria sexual, que mueve 99.000 millones de dólares a escala global”, reza la carta
. En ella se reconoce la importancia histórica que ha tenido la ONG en el reconocimiento global de los derechos humanos de las mujeres y también se subraya que al igual que Amnistía, los firmantes consideran que no se debería penalizar a las mujeres que ejercen la prostitución.
Sin embargo, “si se aprueba la descriminalización de los burdeles, el proxenetismo y el consumo de sexo por dinero lo que se estará aprobando de facto es un apartheid de género en el que un grupo de mujeres podrá defenderse frente a los abusos sexuales y tendrá oportunidades económicas y educativas y otro en cambio tendrá una vida marcada por la imposibilidad de elegir y será objeto de consumo para hombres y de ganancias para proxenetas, propietarios de burdeles y traficantes”.
Precisamente las organizaciones que luchan contra el tráfico de mujeres, encabezadas por Coalition Against Trafficking in Women (CATW), son las que más ruido están haciendo para que la célebre ONG, una de las más respetadas internacionalmente, no apruebe el documento.
Además de la carta apoyada por actrices y organizaciones de todo el planeta, CATW ha creado anuncios que ya circulan por las redes sociales y ha lanzado una petición en change.org para que todo el que quiera la firme, aunque por ahora ha conseguido 4.000 rúbricas
. Por su parte, Amnistía Internacional no ha hecho declaraciones oficiales ante la polémica pero el pasado lunes sí contestó a preguntas de la revista Hollywood Reporter a través de un portavoz:
“Las trabajadoras sexuales son particularmente vulnerables a las violaciones de derechos humanos. Es un tema importante que provoca muchas reacciones.
Todavía estamos en proceso de consultas y no se ha tomado ninguna decisión”.
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