En profundidad
No olvidemos que Patricia controla documentos, papeles y a la familia, incluidos los hijos, que se han posicionado junto a la madre.
El tiempo ha empezado a correr, el escritor legalmente no está divorciado e Isabel Preysler no sale con hombres casados.
O eso ha dicho siempre.
Mario Vargas Llosa sabía que con una sola frase no podía borrar los 50 años del matrimonio que aún hoy le mantienen casado legalmente con su prima Patricia Llosa:
"Estoy separado, es lo único que voy a confirmar", decía a la prensa el gran novelista.
Sin embargo, las cinco décadas que han compartido el escritor peruano y su esposa pesan demasiado y, como ya vimos por el comunicado que difundió, Patricia está apenada después de encontrarse a su marido con una amiga del matrimonio en la portada de una revista de cotilleo.
Pero eso no significa que haya tirado la toalla ni que vaya a regalar su medio siglo junto al Nobel por lo que podría ser un capricho pasajero.
No es ni mucho menos la primera vez que Mario Vargas Llosa sale detrás de una mujer estando casado con Patricia para luego reconciliarse pero, como sabe muy bien la madre de sus tres hijos, tampoco sería ésta la primera vez que Mario se divorcia.
Ella misma es su segunda esposa, después de robarle a su tía Julia al escribidor con el que se casó en 1965.
Dicen en el entorno familiar que Patricia le está dando carrete y que, en todo caso, queda mucho para que la ruptura sea formal.
Aunque la separación física existe, no así el divorcio, ni siquiera el inicio del proceso, y eso significa que Isabel Preysler debe limitar los términos de su acercamiento con el escritor
. Lo ha dicho la misma filipina y lo ha cumplido, que se sepa, durante toda su fotografiada vida: la reina de corazones no sale con hombres casados sino que se casa con los hombres con los que sale. No es lo mismo.
Para la filipina, un hombre casado, aunque esté separado de hecho, es un obstáculo infranqueable en ciertos aspectos
. Y Mario ni siquiera ha empezado los trámites.
Isabel fue sin duda la que forzó a Vargas Llosa, declarado enemigo de la prensa frívola, a proclamar ante los paparazzi que estaba separado, con el objeto de enterrar las dudas que despistaron a todo el mundo tras el comunicado de Patricia Llosa en El País pidiendo respeto y contando su desdicha.
Nadie duda de que la revista Hola no publicaría jamás unas fotografías de Isabel Preysler con un hombre casado, del brazo, sin consentimiento y conocimiento de su empleada de cabecera.
Los hijos del matrimonio Vargas LLosa, que no se quieren pronunciar públicamente, se han situado al unísono junto a su madre
. Es lógico: no se trata de juzgar a su padre sino de consolar a una madre que está sola y sin cariño frente a la pareja de moda, que continúa viéndose y quedando a cenar como si nadie sufriera con su romance. Morgana ya se ha instalado en el piso que la familia disfruta en el centro de Madrid y se espera la llegada de Álvaro, que reside en Washington, para dentro de pocos días.
En este triángulo de abuelos -Mario, Isabel y Patricia son abuelos hace años- los hijos de Isabel esconden sus versiones a la prensa y han cancelado sus compromisos sociales para evitar pronunciarse sobre el escándalo que protagoniza mamá Preysler.
En cuanto a la fortuna a repartir ante el 'presunto' divorcio de los Vargas Llosa, algunos medios la han cifrado en unos diez millones de euros, aunque probablemente sea mucho mayor: la doble nacionalidad, hispano peruana, de la que disfrutan los marqueses de Vargas Llosa, dificulta el rastreo de sus bienes
. Se sabe que poseen muy buenas propiedades y bien situadas en la capital de España pero también en París, Londres, Nueva York y por supuesto Lima.
Los derechos editoriales del imponente escritor son otro de los caramelos.
Dicen que para llegar a un acuerdo rápido, Mario ha llegado a ofrecer la mitad de todo lo que tiene a su mujer
. Pero no se trata solo de eso y, como decimos, el divorcio no va a ser sencillo por razones muy dispares, más allá de lo material.
Dice Armas Marcelo en su libro sobre Vargas Llosa que el padre del peruano lo ingresó en la Escuela Militar Leoncio Prado de Lima cuando apenas tenía diez años porque lo vio "medio poeta, medio maricón".
No acertó al cien por cien.
Pero el joven Mario sufrió por aquella decisión el rigor bárbaro de la disciplina castrense pero gracias a ese sacrificio tenemos esa joya titulada La ciudad y los perros, justamente el libro cuyos derechos entregó a la tía Julia el escribidor, como compensación cuando se divorció de ella para casarse con su prima Patricia Llosa, hoy víctima del desamor.
La vida de Mario Vargas Llosa está en los libros, sobre todo en los suyos.
Y la gran pregunta es qué libro está escribiendo ahora Mario o, mejor aún, cómo será la novela que salga de este momento de su vida.
Tal vez ni siquiera ahí podamos leer lo que ahora el escritor piensa o siente en realidad
. Ojalá que sí.
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