La Real Academia de la Historia,
más inclinada a perpetuar tradiciones que a quebrarlas, ha roto una de
ellas, al elegir por primera vez en sus 277 años de vida a una mujer
para sentarse al frente de la dirección: Carmen Iglesias
(Madrid, 1942), votada por 23 de los 30 académicos que asistieron para
sustituir a Gonzalo Anes, fallecido en marzo
. La académica logró el 77% de los votos.
Catedrática de Historia de las Ideas Morales y Políticas de la Universidad Rey Juan Carlos I, autora de más de 200 publicaciones y profesora de Historia del actual rey Felipe VI, Iglesias suma así a su currículo un nuevo hito en materia de igualdad, ya que también fue la primera directora del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales y consejera nata del Consejo de Estado, presidenta de un grupo periodístico (Unidad Editorial) y una de las primeras historiadoras en recibir reconocimiento académico y profesional en un mundo con predominio masculino.
“Vamos poco a poco. Ya hace años que dije que el siglo XXI sería el siglo de las mujeres.
Ya lo es. Lo principal que ha cambiado, como dice Margarita Rivière, es la percepción que tenemos de nosotras mismas. Pero aunque las cosas hayan cambiado radicalmente, los techos de cristal son muy difíciles.
Y las academias no se diferencian del resto de organismos y empresas de la sociedad”.
Carmen Iglesias, que deberá ahora designar al equipo directivo que la acompañará durante los cuatro años de mandato, tendrá que lidiar con una institución con ingresos menguantes —la RAH tampoco se ha librado de la tijera del Gobierno— y una imagen pública deteriorada tras la publicación del Diccionario biográfico español, una magna obra con más de 40.000 entradas que dañó su reputación por las sesgadas reseñas de personajes de la historia contemporánea española, empezando por Franco, al que el medievalista Luis Suárez, vinculado a la Fundación Francisco Franco, retrataba amablemente y sin definir como dictador.
La nueva directora tendrá que supervisar la versión digital de la obra, en la que la RAH está trabajando, donde se podrían corregir los errores de la versión impresa (50 volúmenes). De entrada, Iglesias planteará que las biografías se dividan en dos bancos de datos, que diferencie a los personajes fallecidos de los vivos.
La inclusión de estos últimos también suscitó entradas chuscas y edulcoradas, como las de algunos políticos o de las redactadas por la Casa del Rey sobre las infantas, totalmente desfasadas tras algunos acontecimientos como el caso Noós.
“Queremos separar esas biografías porque, en opinión de algunos, no han convencido que figurasen personas vivas”, indicó Iglesias.
Sobre el resto de reseñas polémicas, la nueva directora explicó que se han estado revisando, “haciendo una labor editorial que no habíamos tenido tiempo, para que esté bien complementado”. No obstante, puntualizó que no conoce al detalle el proceso que se está siguiendo para trasladar el Diccionario biográfico a su versión digital.
Algo similar ocurre con las cuentas
. Iglesias indicó que será ahora cuando podrá conocer en profundidad la situación económica de la casa, también afectada por el descenso de fondos públicos y aportaciones de mecenas.
“No tengo aún la fotografía fija con todos los datos, pero son momentos difíciles en los que podemos estar rozando el déficit y en los que habrá que buscar compensaciones para la reducción de ayudas y de protectores”.
Para los próximos cuatro años, Iglesias se marca como objetivo una mayor apertura a la sociedad de la RAH, que la equipare poco a poco a la RAE.
“Tal vez podemos hacer algún día de puertas abiertas porque es una institución muy desconocida y tenemos algunas joyas bibliográficas y artísticas”.
. La académica logró el 77% de los votos.
Catedrática de Historia de las Ideas Morales y Políticas de la Universidad Rey Juan Carlos I, autora de más de 200 publicaciones y profesora de Historia del actual rey Felipe VI, Iglesias suma así a su currículo un nuevo hito en materia de igualdad, ya que también fue la primera directora del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales y consejera nata del Consejo de Estado, presidenta de un grupo periodístico (Unidad Editorial) y una de las primeras historiadoras en recibir reconocimiento académico y profesional en un mundo con predominio masculino.
“Vamos poco a poco. Ya hace años que dije que el siglo XXI sería el siglo de las mujeres.
Ya lo es. Lo principal que ha cambiado, como dice Margarita Rivière, es la percepción que tenemos de nosotras mismas. Pero aunque las cosas hayan cambiado radicalmente, los techos de cristal son muy difíciles.
Y las academias no se diferencian del resto de organismos y empresas de la sociedad”.
Carmen Iglesias, que deberá ahora designar al equipo directivo que la acompañará durante los cuatro años de mandato, tendrá que lidiar con una institución con ingresos menguantes —la RAH tampoco se ha librado de la tijera del Gobierno— y una imagen pública deteriorada tras la publicación del Diccionario biográfico español, una magna obra con más de 40.000 entradas que dañó su reputación por las sesgadas reseñas de personajes de la historia contemporánea española, empezando por Franco, al que el medievalista Luis Suárez, vinculado a la Fundación Francisco Franco, retrataba amablemente y sin definir como dictador.
La nueva directora tendrá que supervisar la versión digital de la obra, en la que la RAH está trabajando, donde se podrían corregir los errores de la versión impresa (50 volúmenes). De entrada, Iglesias planteará que las biografías se dividan en dos bancos de datos, que diferencie a los personajes fallecidos de los vivos.
La inclusión de estos últimos también suscitó entradas chuscas y edulcoradas, como las de algunos políticos o de las redactadas por la Casa del Rey sobre las infantas, totalmente desfasadas tras algunos acontecimientos como el caso Noós.
“Queremos separar esas biografías porque, en opinión de algunos, no han convencido que figurasen personas vivas”, indicó Iglesias.
Sobre el resto de reseñas polémicas, la nueva directora explicó que se han estado revisando, “haciendo una labor editorial que no habíamos tenido tiempo, para que esté bien complementado”. No obstante, puntualizó que no conoce al detalle el proceso que se está siguiendo para trasladar el Diccionario biográfico a su versión digital.
Algo similar ocurre con las cuentas
. Iglesias indicó que será ahora cuando podrá conocer en profundidad la situación económica de la casa, también afectada por el descenso de fondos públicos y aportaciones de mecenas.
“No tengo aún la fotografía fija con todos los datos, pero son momentos difíciles en los que podemos estar rozando el déficit y en los que habrá que buscar compensaciones para la reducción de ayudas y de protectores”.
Para los próximos cuatro años, Iglesias se marca como objetivo una mayor apertura a la sociedad de la RAH, que la equipare poco a poco a la RAE.
“Tal vez podemos hacer algún día de puertas abiertas porque es una institución muy desconocida y tenemos algunas joyas bibliográficas y artísticas”.
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