Las mujeres no solo ganan menos que los hombres por el mismo trabajo.
Víctimas de una especie de maldición divina, además, las mujeres pagan más caros que los hombres los mismos productos. Un gel de afeitado de 200 ml para ellas cuesta en un supermercado 2,61 euros. Si es para él (con un formato, por cierto, más sobrio y elegante), esos 200 ml de gel cuestan 2,34 en el mismo comercio
. Un paquete de cinco cuchillas de afeitar desechables para ellas cuesta 1,80. Un paquete de diez para ellos alcanza los 1,72 euros.
Ese fue el dato que puso sobre la pista al colectivo Georgette Sand para lanzar su primera iniciativa a principios de septiembre: hacer una exhaustiva comparación de precios
. “Hemos verificado que en Francia esa es una realidad y que lo raro es encontrar productos que sean más caros para los hombres que para las mujeres”, explica a EL PAÍS Amélie Cornu, una portavoz del colectivo
. Para ella, el resultado es un escándalo si se tiene en cuenta que las francesas ganan un 27% menos que los franceses y que ellas ocupan el 82% de los empleos a tiempo parcial.
Víctimas de una especie de maldición divina, además, las mujeres pagan más caros que los hombres los mismos productos. Un gel de afeitado de 200 ml para ellas cuesta en un supermercado 2,61 euros. Si es para él (con un formato, por cierto, más sobrio y elegante), esos 200 ml de gel cuestan 2,34 en el mismo comercio
. Un paquete de cinco cuchillas de afeitar desechables para ellas cuesta 1,80. Un paquete de diez para ellos alcanza los 1,72 euros.
El gravamen con el que se castiga a las
mujeres es tan absurdo y disparatado que unos guantes de goma para
fregar platos es más caro cuanto menor es la talla.
Así lo acaba de
demostrar un movimiento feminista francés de reciente creación, Georgette Sand,
en su primera iniciativa: una comparativa de precios
. Los resultados
son tan espectaculares que el ministro de Economía, Emmanuel Macron, ha
anunciado un análisis similar cuyas conclusiones tardarán aún algunas
semanas.
Según la revista Forbes, las mujeres americanas pagan al año
1.300 dólares más que los hombres por productos similares.Ese fue el dato que puso sobre la pista al colectivo Georgette Sand para lanzar su primera iniciativa a principios de septiembre: hacer una exhaustiva comparación de precios
. “Hemos verificado que en Francia esa es una realidad y que lo raro es encontrar productos que sean más caros para los hombres que para las mujeres”, explica a EL PAÍS Amélie Cornu, una portavoz del colectivo
. Para ella, el resultado es un escándalo si se tiene en cuenta que las francesas ganan un 27% menos que los franceses y que ellas ocupan el 82% de los empleos a tiempo parcial.
El estudio de Georgette Sand ha logrado una repercusión inesperada,
dada la juventud del colectivo formado, de momento, por unos 40
miembros, entre los que también hay hombres.
El Gobierno socialista francés, muy comprometido con la igualdad, ha recogido el guante con ese anuncio de realizar su propio estudio, una vez que hace dos semanas la secretaria de Estado de Igualdad, Pascal Boistard, recibía a miembros del colectivo para conocer su análisis.
Tras hablar con ellos, Boistard se manifestó interesada en reflexionar sobre este fenómeno del marketing que perjudica a las mujeres con una especie de woman tax y hacía partícipe al secretario de Comercio sobre el asunto.
El análisis del colectivo ha tomado el cuerpo de una petición a una de las cadenas de supermercados más conocidos del país, Monoprix.
Ya ha recabado 15.000 firmas para que abandonen estas prácticas discriminatorias. ¿Cuál es la respuesta de estas marcas? “Nos ofrecen respuestas poco serias”, dice Amélie Cornu. “Sobre las cuchillas de afeitar, por ejemplo, dicen que son más baratas para los hombres porque ellos las consumen en mayor medida, pero no nos aportan datos”.
El estudio hecho está en permanente renovación y enriquecimiento gracias al canal abierto en twitter, #womantax.
En él muchos medios y ciudadanos siguen añadiendo comparaciones diversas con productos variados, aparte de publicar opiniones contra una práctica tan lesiva para las mujeres que, en el caso de los cosméticos, es especialmente sangrante.
Algunos de los ejemplos son hilarantes, como el que señala iTele: un cepillo de dientes rosa cuesta 5,94€, pero si es azul para hombre, aun siendo el mismo, el precio baja a 5,78.
Finalmente, el nombre del colectivo es un guiño. Georgette Sand es el femenino de George Sand, el seudónimo que eligió la escritora Amandine Aurore Lucile Dupin, para poder publicar sus libros y ser tomada en serio. Georgette Sand se presenta a sí mismo como el punto de encuentro de “todas y todos los que piensan que no es necesario llamarse George para ser tomado en serio”.
El Gobierno francés, de momento, parece haberlo tenido en cuenta.
El Gobierno socialista francés, muy comprometido con la igualdad, ha recogido el guante con ese anuncio de realizar su propio estudio, una vez que hace dos semanas la secretaria de Estado de Igualdad, Pascal Boistard, recibía a miembros del colectivo para conocer su análisis.
Tras hablar con ellos, Boistard se manifestó interesada en reflexionar sobre este fenómeno del marketing que perjudica a las mujeres con una especie de woman tax y hacía partícipe al secretario de Comercio sobre el asunto.
El análisis del colectivo ha tomado el cuerpo de una petición a una de las cadenas de supermercados más conocidos del país, Monoprix.
Ya ha recabado 15.000 firmas para que abandonen estas prácticas discriminatorias. ¿Cuál es la respuesta de estas marcas? “Nos ofrecen respuestas poco serias”, dice Amélie Cornu. “Sobre las cuchillas de afeitar, por ejemplo, dicen que son más baratas para los hombres porque ellos las consumen en mayor medida, pero no nos aportan datos”.
El estudio hecho está en permanente renovación y enriquecimiento gracias al canal abierto en twitter, #womantax.
En él muchos medios y ciudadanos siguen añadiendo comparaciones diversas con productos variados, aparte de publicar opiniones contra una práctica tan lesiva para las mujeres que, en el caso de los cosméticos, es especialmente sangrante.
Algunos de los ejemplos son hilarantes, como el que señala iTele: un cepillo de dientes rosa cuesta 5,94€, pero si es azul para hombre, aun siendo el mismo, el precio baja a 5,78.
Finalmente, el nombre del colectivo es un guiño. Georgette Sand es el femenino de George Sand, el seudónimo que eligió la escritora Amandine Aurore Lucile Dupin, para poder publicar sus libros y ser tomada en serio. Georgette Sand se presenta a sí mismo como el punto de encuentro de “todas y todos los que piensan que no es necesario llamarse George para ser tomado en serio”.
El Gobierno francés, de momento, parece haberlo tenido en cuenta.
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