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8 oct 2014

Isabel Preysler: 63 años, tres bodas y un funeral

Desde que Isabel Preysler llegó a España hace más de cuarenta años, nadie le ha hecho sombra como 'reina de corazones'. Ahora estrena viudez | Nacida en Manila el 18 de febrero de 1951, su familia la mandó a Madrid para que no se descarriara | El idilio con Isabel le costó a Boyer su cargo de superministro de Economía del gobierno de González

Isabel Preysler: 63 años, tres bodas y un funeral
Isabel Preysler se ha convertido en un icono de elegancia Getty

Su aparición, el pasado lunes en el velatorio de Miguel Boyer, dejó a todo el mundo sin aliento. Impecablemente vestida con traje pantalón, zapato de fino tacón, pelo recogido en una coleta, gafas de sol y bolso de firma: Isabel Preysler se estrenó en la viudez con un luto sereno, adornado por dos perlas barrocas que lucía como pendientes.
 Fiel a su personaje, dio una lección de cómo afrontar con elegancia el duro trance de despedir a su tercer marido, después de casi treinta años de vida en común.

La mujer de negro que esta semana ha despedido a Miguel Boyer ha logrado atravesar cuatro décadas en lo más alto de la crónica social, sin perder nunca el gesto y ganándose día a día un puesto que algunas han pretendido y ninguna ha conseguido,
 Pasan los años y las aspirantes a reinas del corazón han acabado por dar paso a otras pretendientes sin destronar a la Preysler quien ha superado bodas, divorcios hasta llegar al funeral que, de momento, es el último acto de su biografía
. Isabel Preysler nació en Manila el 18 de febrero de 1951 en una familia bien situada, considerando que las diferencias sociales en Filipinas hacen que todo el que no es pobre sea visto como rico
.Una familia de origen español que, en algún momento, se cruzó con los parientes tagalos que legaron a Isabel sus finos rasgos filipinos
. Una niña educada en una escuela de señoritas para acceder a una buena boda, a quien un día hubo que mandar a España para que no se descarriara.
 Segunda de seis hermanos (tres de los cuales, menores que ella, han fallecido), Isabel Preysler dejó Manila para instalarse en Madrid en casa de su tía Tessy Arrastia que se había fugado con un diplomático español dejando atrás sus respectivos cónyuges.
 La tía Tessy recuperó la honorabilidad en Madrid y albergó a su sobrina quien empezó a alternar con la alta sociedad madrileña gracias a su explosiva mezcla de exquisita educación y un exotismo que se intuía salvaje
. En 1970, Isabel conoció en una fiesta a Julio Iglesias, el cantante de moda, que fue directo a por ella
. Aquel verano formalizaron su noviazgo y en Navidad anunciaron su boda que se celebró el 20 de enero de 1971 en Illescas (Toledo): siete meses más tarde nacía su primera hija la que llegaría a ser la célebre Chábeli
. En unas recientes memorias, Alfredo Fraile, mánager de Julio en los tiempos de su matrimonio con Isabel, aseguraba que, contra la opinión de muchos, incluida la estricta madre del cantante, Charo de la Cueva, Isabel no se quedó embarazada para cazar a Julio, ya que le ofreció tener al niño (que fue niña) y luego decidir si su amor era suficientemente fuerte para formar una familia
. Fraile, como Julio, cayó rendido a los encantos de la joven Isabel que, como se ha comprobado con los años, ya destacaba por su sutil manera de hacer su voluntad sin perder nunca las formas.
 Tres hijos, Chábeli, Julio José y Enrique, no fueron suficientes para mantener unido el matrimonio e Isabel, cansada de que Julio se volcara en su carrera y la encerrara en casa, mientras él iba de concierto en concierto y de admiradora en admiradora, empezó a hacer vida social en compañía de su vecina Carmen Martínez Bordiu, con quien compartía edificio en un barrio burgués de Madrid.
 Las dos, jóvenes madres, guapas, famosas y, sobre todo con ganas de marcha, en seguida encontraron alternativas
. Isabel cambió un cantante mundano por un aristócrata mientras la nieta de Franco dejaba a su duque por un anticuario con fama de ser el mejor amante de París.
 Como se ha comprobado con el tiempo, Isabel tiene mejor ojo que Carmen aunque hay quien piense que en la primera manda la razón y en la segunda, el corazón, algo loco eso sí.

Desde su divorcio de Julio, Isabel dispuso del llamado "cheque Chábeli", como lo calificó el propio cantante, una generosa cantidad con la que Julio pagaba la manutención de sus hijos y también compensaba su mala conciencia.
Como una hormiguita y ayudada por la revista ¡Hola! que la contrató para dar la cara en entrevistas a famosos, incluido su ex Julio, Isabel empezó a aceptar algunos contratos publicitarios: Ferrero Rocher y Porcelanosa, que le permitieron incluso ayudar a su segundo marido, Carlos Falcó, marqués de Griñón y padre de su hija Tamara, en la promoción de su empresa de vinos y aceites. Isabel, siempre perfecta, tanto que es difícil pillarla en un renuncio, fue víctima durante años de su propio estereotipo, el de la mujer oriental, mitad geisha, mitad volcán, que utilizaba a los hombres para su beneficio personal.
 Una vez más, la realidad superó a la ficción y su fama de encantadora de caballeros creció a mediados de los ochenta gracias a su idilio clandestino con el entonces superministro de Economía, Hacienda y Comercio del primer gobierno de Felipe Gonzále
z. La austeridad y seriedad de Miguel Boyer frente al glamur y la vacuidad de la fama que personificaba Isabel Preysler.
En el imaginario popular el poderoso ministro se tornó un corderito cazado por las artes amatorias de la china, de acuerdo con crónicas malintencionadas de la época.
Una relación que los enemigos de Boyer utilizaron para desprestigiarlo, hasta que dimitió como ministro.

Una vez separados de sus respectivas parejas, Elena Arnedo y Carlos Falcó, Miguel Boyer e Isabel Preysler se casaron, el 2 de enero de 1988, tuvieron una hija, Ana, y se convirtieron en un sólido matrimonio en el que él se plegó al estilo de Isabel en sucesivas exclusivas familiares.
 Tras el escándalo por el estreno de la llamada Villa Meona, la mansión familiar de Puerta de Hierro y sus doce cuartos de baño, la normalidad se adueñó de la pareja.
 Isabel siguió representando un icono de la elegancia y el saber estar, dando lustre a las baldosas de Porcelanosa y Boyer se convirtió en asesor de lujo para grandes empresas
. Isabel instruyó a sus hijas Tamara Falcó y Ana Boyer en el arte de aparentar, mientras su supermarido se fue apagando tras sufrir un derrame cerebral. Isabel que se ha construido una vida propia a través de maridos, se estrena ahora como viuda de, sin dejar de ser ella misma.

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