La regidora, que llegó al Ayuntamiento de la mano de Gallardón en 2003 y fue ganando peso —de edil de Asuntos Sociales a responsable de Movilidad y Medio Ambiente y primera teniente de alcalde—, ejerciendo siempre como relevo en la sombra del ahora ministro de Justicia, anunció esta tarde que da “por cerrada una etapa de su vida”, con la sensación del “deber cumplido”, y abandona la pugna interna dentro del Partido Popular para encabezar la candidatura a las elecciones municipales de 2015.
“Ana Botella siempre hace lo mejor para el Partido Popular”, se apresuró a comentar en las redes sociales la presidente de esa formación en Madrid, Esperanza Aguirre, una de las candidatas que, a través de gestos o afines, ha filtrado su deseo de ocupar el sillón de alcaldesa.
Las encuestas, ciertamente, eran hostiles a Botella: el sondeo de Metroscopia para EL PAÍS del pasado mes de mayo indicaba que el 77% de votantes del PP deseaba a un candidato diferente en 2015. Tanto es así sólo el 63% quería que ganar su partido.
La encuesta ofrecía a Botella el 32,5% de los votos, un resultado que ponía muy en duda que el PP mantuviese una alcaldía que controla desde hace casi un cuarto de siglo.
Desde el Gobierno regional, donde el presidente, Ignacio González (PP), ha repetido varias veces que quiere ser candidato, se contemplaba a Botella como un lastre electoral. E incluso se decía, como también se filtraba desde la dirección nacional del PP.
Hoy, Botella se quitó de en medio, anunciando una decisión que tenía tomada desde hace unos meses y que había comunicado al presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, sólo “hace unos días”. La comunicó en público hoy, en una comparecencia sin preguntas —la primera después del verano—, y rodeada sólo por sus tres tenientes de alcalde para transmitir así el mensaje de que el gobierno municipal continúa trabajando, pues ella seguirá al frente hasta el último día.
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