En la moda hay combinaciones infalibles.
Una de ellas es el blanco y negro: en un sistema de tendencias que cambia radicalmente en cuestión de días, la ausencia de color permite tener los pies en el suelo y aportar serenidad.
Y precisamente la serenidad y la claridad de ideas son rasgos fáciles de identificar con Giorgio Armani, cuyas depuradas imágenes en blanco y negro ilustran la mayoría de sus campañas desde los años ochenta.
No es una elección casual. El diseñador y gurú de la moda lo ha afirmado en repetidas ocasiones: “Todo en la vida es cuestión de buen gusto”.
Y hay buen gusto, y mucho, en la campaña de Giorgio Armani para su nueva colección de gafas. En esta ocasión, la marca italiana se ha atrevido con un fashion film de casi dos minutos en el que asistimos a una historia de amor casi imposible.
En Frames of Life, nombre de esta nueva colección, el blanco y negro de la cámara transforma la jungla urbana de Shanghai en un espacio casi minimalista y nos recuerda que Armani fue, a principios del siglo XXI, una de las primeras marcas en probar suerte en el gigante asiático.
En este periplo por vagones de metro, centros comerciales, calles atestadas de gente y edificios de líneas futuristas, las protagonistas son siempre las gafas de la colección.
Con los años, los diseños más clásicos de la marca se han transformado en piezas enormemente reconocibles y, por ello, una de las propuestas clave de la nueva temporada es un rediseño del primer modelo de gafas ovaladas que Giorgio Armani presentó en 1989.
En esta ocasión, la puesta al día viene dada por la utilización de titanio y, para los más valientes, oro.
Éste y otros diseños desempeñan un papel esencial en esta historia filmada por el fotógrafo Serge Guerand.
Tampoco la elección de la pareja protagonista parece casual. Katia Kokoreva ha trazado su carrera como modelo entre su Rusia natal, Tokio, París, Milán y Nueva York.
A su vez, Tony Thornburg es un hawaiano afincado en Nueva York en cuyos rasgos conviven genes japoneses, suecos y noruegos.
Sin duda, una buena síntesis de una marca como Giorgio Armani, que ha sabido adaptar su estética a una clientela global sin perder ni un ápice de claridad.
Y eso, en estos tiempos convulsos, es algo muy a tener en cuenta.
Una de ellas es el blanco y negro: en un sistema de tendencias que cambia radicalmente en cuestión de días, la ausencia de color permite tener los pies en el suelo y aportar serenidad.
Y precisamente la serenidad y la claridad de ideas son rasgos fáciles de identificar con Giorgio Armani, cuyas depuradas imágenes en blanco y negro ilustran la mayoría de sus campañas desde los años ochenta.
No es una elección casual. El diseñador y gurú de la moda lo ha afirmado en repetidas ocasiones: “Todo en la vida es cuestión de buen gusto”.
Y hay buen gusto, y mucho, en la campaña de Giorgio Armani para su nueva colección de gafas. En esta ocasión, la marca italiana se ha atrevido con un fashion film de casi dos minutos en el que asistimos a una historia de amor casi imposible.
En Frames of Life, nombre de esta nueva colección, el blanco y negro de la cámara transforma la jungla urbana de Shanghai en un espacio casi minimalista y nos recuerda que Armani fue, a principios del siglo XXI, una de las primeras marcas en probar suerte en el gigante asiático.
En este periplo por vagones de metro, centros comerciales, calles atestadas de gente y edificios de líneas futuristas, las protagonistas son siempre las gafas de la colección.
Con los años, los diseños más clásicos de la marca se han transformado en piezas enormemente reconocibles y, por ello, una de las propuestas clave de la nueva temporada es un rediseño del primer modelo de gafas ovaladas que Giorgio Armani presentó en 1989.
En esta ocasión, la puesta al día viene dada por la utilización de titanio y, para los más valientes, oro.
Éste y otros diseños desempeñan un papel esencial en esta historia filmada por el fotógrafo Serge Guerand.
Tampoco la elección de la pareja protagonista parece casual. Katia Kokoreva ha trazado su carrera como modelo entre su Rusia natal, Tokio, París, Milán y Nueva York.
A su vez, Tony Thornburg es un hawaiano afincado en Nueva York en cuyos rasgos conviven genes japoneses, suecos y noruegos.
Sin duda, una buena síntesis de una marca como Giorgio Armani, que ha sabido adaptar su estética a una clientela global sin perder ni un ápice de claridad.
Y eso, en estos tiempos convulsos, es algo muy a tener en cuenta.
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