. A la por entonces Victoria Adams le costaba mostrar el entusiasmo de sus compañeras de grupo. Con un minúsculo vestido negro y una espesa capa de maquillaje para ocultar el acné, se limitaba a bailar incómodamente en una esquina
. Solo de vez en cuando se arrancaba a cantar: la voz no le daba para más
. Ese grupo prefabricado, que en los ensayos preliminares sonaba como un coro de gatos (palabras de una integrante original posteriormente expulsada), fue uno de los grupos pop más populares de los años noventa y vendió más de 80 millones de discos.
Pese a sus limitaciones artísticas fue Victoria, de sobrenombre Posh (pija) la que de sus cinco integrantes salió mejor parada.
Gracias a las chicas picantes conoció a su marido, un futbolista del Manchester United rubio y buenazo, y estableció contacto con el mánager del grupo Simon Fuller, que le hizo descubrir su olfato para los negocios y más adelante reconduciría su trayectoria profesional.
El 17 de abril Victoria cumple 40 años con la satisfacción de haber conseguido lo que quería. Es una respetada diseñadora, los negocios le van mejor que nunca, la relación con su marido ha superado baches y es madre de cuatro hijos, incluida la niña que siempre había deseado. Está en su mejor momento.
No es de extrañar que no quiera ni oír hablar de una reunión de las Spice Girls. En las contadas ocasiones que se fotografía con sus excompañeras, Victoria aparece aún más fuera de lugar que al principio.
“Hay que saber cuándo marcharse de la fiesta” dijo a Vanity Fair
. Más que nada porque el sarao posterior, al que llegó con un pelín de retraso, en su caso es más divertido que el inicial.
En 17 años de casados los Beckham han construido un imperio con ellos mismos como producto que les reporta unos ingresos de 120.000 euros al día, según datos del año pasado.
Mientras su marido jugaba en el Real Madrid, Los Ángeles Galaxy y Paris Saint Germain, la diseñadora se ha dedicado a establecer la empresa familiar con ayuda de su también millonario mánager Simon Fuller.
De las tres empresas de la pareja una está dedicada a David, otra a los negocios conjuntos y la tercera, Beckham Ventures, se ocupa de la firma de moda de Victoria
. En 2012, tras cuatro años de andadura, logró por primera vez beneficios de 1,7 millones de euros, una cifra apoyada por 18 millones de euros en ventas.
Estamos tan acostumbrados a ver a Beckham en los medios que a menudo olvidamos que la suya es una reinvención improbable.
Nadie hubiese dicho que una mujer de futbolista de escote neumático, extensiones capilares y bronceado anaranjado se convertiría en la mujer elegante que es hoy.
Su talla de ropa ya no es inversamente proporcional al tamaño de las gafas y se acabaron las celebraciones ostentosas.
Su fiesta de 40 cumpleaños será discreta, con cenas y paseos a caballo en Los Angeles y Londres.
Victoria por fin se siente aceptada en la alta moda.
Un baile del que Marc Jacobs ejerció como hada madrina. Todo empezó en 2002 cuando el diseñador neoyorquino se encontró con que la británica lucía un bolso de Louis Vuitton falso en la portada de una revista. El entonces director creativo de la firma francesa le mandó un modelo auténtico. Victoria, en lugar de sentirse avergonzada, se lo tomó con deportividad y le llamó para agradecérselo. Enseguida congeniaron. En 2008 Beckham protagonizó una campaña para su firma homónima, saliendo de una bolsa de la compra.
La idea era tratarla como un producto: “Porque se ha creado a sí misma” explicó el modisto estadounidense. Ese mismo año Posh lanzó su propia firma de moda.
Otro de los clientes de Fuller, el diseñador Roland Mouret, fue su mentor en su nueva andadura. Él ha reconocido que ejerció de consejero pero niega que sea la aguja detrás de los diseños. Beckham no oculta que no tiene ni idea sobre la parte técnica, pero su amplia experiencia frente al objetivo le han hecho una experta en saber lo que favorece en fotos.
Un talento que aprecian famosas como Beyoncé, Gwyneth Paltrow o Kate Winslet, que adoran sus vestidos de líneas depuradas.
Hoy su marca que engloba pret a porter, una segunda línea de ropa, bolsos, gafas y vaqueros y está valorada en unos 36 millones de euros.
Ahora prepara su desembarco en el diseño masculino y el calzado
. Hasta la implacable Anna Wintour le reconoce sus méritos. Los únicos que no están convencidos son sus amigos Dolce & Gabbana.
“No es una diseñadora” declararon los italianos “Es como Zara o H&M” Sin duda es más conveniente tener a Victoria de clienta que como competidora.
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