Un Blues

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9 mar 2014

Muere Gerard Mortier a los 70 años

El exdirector artístico del Teatro Real de Madrid, una de las figuras más importantes del mundo de la ópera, padecía un cáncer.

El exdirector artístico del Teatro Real, Gerard Mortier. / Javier del Real

Gerard Mortier, director artístico del Teatro Real de Madrid hasta septiembre pasado, una de las figuras más influyentes en la escena operística de las últimas décadas, ha muerto esta noche en Bruselas a los 70 años a consecuencia del cáncer de páncreas que padecía.
 Mortier (Gante, 1943), que en la actualidad continuaba ligado al Teatro Real como consejero artístico, estaba "rodeado de amigos y familiares" en el momento del fallecimiento, según fuentes próximas al director citadas por Efe.
 En mayo pasado se le detectó el cáncer, contra el que luchaba sin dejar de lado ni un segundo su pasión y entrega absoluta al trabajo. Recientemente había estado en Rusia recibiendo un tratamiento alternativo, pero vivía entre Bruselas y Alemania, desde donde seguía con atención el desarrollo de la presente temporada del Real, que había diseñado y se había empeñado en supervisar.
 Cada vez estaba más seguro de que esta sería su última propuesta. Por eso, como acostumbraba, afrontó con serenidad y total lucidez el desenlace de su vida.
El director belga ha sido uno de los gestores culturales más influyentes de Europa, un agitador absoluto del mundo de la ópera que comenzó a transformar a partir de sus primeras andaduras como director artístico del teatro de la Monnaie de Bruselas.
 Antes de llegar al Real en 2010, procedente de la Ópera de Nueva York -donde dio un portazo antes de tomar posesión cuando el presupuesto se redujo casi a la mitad de lo prometido (de 60 a 36 millones de euros)- dejó una profunda huella en el Festival de Salzburgo, en la Ópera de París y en la bienal de la Cuenca del Ruhr.
Hijo de un pastelero de Gante, licenciado en derecho, Mortier encontró en la música y el teatro una temprana pasión de la que no volvería a desviarse nunca más
. Polemista insaciable, visionario en muchas de sus propuestas operísticas, introdujo en todas las etapas de su carrera el conflicto y el debate como motor de reflexión intelectual.
 Entre sus éxitos en su periodo madrileño se encuentra el fantástico montaje de Così fan tutte que produjo con Michael Haneke.
 El cineasta, tipo profundamente riguroso con su visión del arte, sentía un gran aprecio profesional y solo se fiaba de él para sus dos incursiones en la ópera. Así hablaba del gestor belga recientemente. “Me da la posibilidad de trabajar con una seriedad verdadera, y no como es costumbre en la ópera: poco tiempo, cambio de cantantes constante…
 Es terrible, no es la manera en la que quiero hacerlo. Con Gerard no es así. Él es un amigo de los artistas, y eso es importantísimo para trabajar”.
 Haneke ha abordado dos óperas de Mozart con Mortier: Don Giovanni y Così fan tutte.  “Entiendo su carácter perfectamente. Cuando se ama algo, estás forzado de vez en cuando a ser polémico y a pelear con la gente que impide que se pueda trabajar con seriedad”, relataba.
Y esa ha sido la constante de su vida. "Mientras pueda seguir leyendo y escribiendo, todo estará bien", contaba recientemente en un encuentro privado. Sabía que iba a llegar este momento, pero solo pedía conservar la lucidez con la que hasta el último momento ha estado escribiendo artículos, preparando conferencias y trabajando a distancia con sus colaboradores.
Otro de sus fieles compañeros desde que empezaron a colaborar en el Festival de Salzburgo, Bob Wilson, se encontraba muy afectado esta mañana y le describía así.
"Tenía un compromiso increíble son su trabajo. Estaba interesado en la literatura, el drama, las artes plásticas, la música. Hizo lo que nadie hacía ni había hecho antes. Tomaba riesgos
. En Madrid apostó por Vida y Muerte de Marina Abramovic. No se había visto nada así en un teatro de ópera en Madrid.
 Era un gran altavoz de la juventud, siempre estaba atento a lo que sucedía. Igualmente en el teatro, donde solucionaba los problemas de los artistas al instante. Era un visionario inigualable".
Para el sucesor de Mortier en el Real, se trata de una pérdida enorme. Como ya ha hecho en otras ocasiones, esta mañana se ha desecho en elogios hacia el belga.
 "Ha sido una de las grandes figuras de la ópera a nivel internacional y del que debemos enorgullecernos de haber disfrutado". Matabosch ha considerado la pérdida de Mortier como un hecho "tremendamente lamentable" y ha ensalzado la labor del músico belga, a quien ha ensalzado como "una de las personalidades que ha contribuido de manera fundamental a la renovación de la ópera en las últimas décadas".
El Teatro Real dedicará a Gerad Mortier la función de Alceste, de Gluck, esta tarde, en la que se guardará un minuto de silencio en su memoria, y las banderas de la fachada de la Plaza de Oriente ondearan a media asta en señal de luto.
 Asimismo se ha comenzado a preparar un Acto de Homenaje en el que los jóvenes tendrán una presencia destacada, recogiendo su herencia como gran impulsor de la ópera como arte abierto a nuestro tiempo y a los nuevos públicos.

 

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