Sony y Samsung ya tienen a la venta en España sus relojes inteligentes, Smartwatch y Galaxy Gear, respectivamente.
La promesa del Internet de las cosas comienza a hacerse realidad, de momento solo en forma de sensores de pulso y, cada vez más, en relojes inteligentes. Sony lo vuelve a intentar con la segunda edición de su SmartWatch, una versión mejorada, aunque todavía limitada
A diferencia del modelo de Samsung, Galaxy Gear que hace fotos, vídeos y permite hablar, el de Sony solo sirve para ver contenido, pero no para contestar ya sean SMS, llamadas o correos. Tampoco lo hace con los mensajes de Facebook o Twitter.
La ventaja es que se pueden consultar todos estos servicios, así como la previsión del tiempo o la localización por GPS solo mirando la muñeca, sin necesidad de sacar el teléfono del bolsillo.
La autonomía está bastante conseguida, alrededor de tres días con uso normal y carga en una sola hora. También destaca por la facilidad de uso, basta con descargar una aplicación y conectarlo a través de Bluetooth. A diferencia del modelo de Samsung, funciona con casi cualquier Android, pero si es de la firma japonesa además permite controlar la cámara de fotos a distancia.
Si el reloj se aleja del teléfono más allá del rango que cubre la conexión inalámbrica, alrededor de 50 metros, ya no aparecen los correos y notificaciones.
Pasa a ser un reloj más. Bueno, la linterna se puede usar, que no es más que la pantalla en blanco con el brillo al máximo.
Lo más interesante es la puerta que abre a la experimentación
. Las aplicaciones se instalan en el móvil.
Basta con ir a Google Play y buscar programas compatibles con SmartWatch 2. Directamente aparecen en el teléfono aunque la conexión de datos usada es la del teléfono.
La aplicación Runstastic está muy conseguida.
Ya no hace falta mirar ruta, distancia o duración de la carrera. También se pueden encontrar teclados o calculadoras que convierten el reloj en el clásico de Casio de finales de los 80.
Cada semana se suman nuevos programas, con mejor o peor suerte, pero que exploran el formato de una segunda pantalla accesoria.
Se recomienda ser cuidadoso con las notificaciones.
Es mejor elegir cuáles se quieren a sentir una vibración en la muñeca cada pocos minutos.
Se agradecería tener una forma de ver las imágenes de la galería del móvil en el pequeña pantalla, algo que sí hace con la colección de música; aunque no se pueden poner auriculares, se pueden controlar las canciones y el volumen.
Aunque el fabricante recomienda un precio de 189 euros, se puede encontrar por Internet a partir de 149. La mitad que el de Samsung.
De momento, entra en la categoría de capricho o regalo curioso para los fanáticos de la tecnología, pero no se echa de menos si se queda en casa.
El diseño está cuidado, aunque pensado para muñecas generosas.
La promesa del Internet de las cosas comienza a hacerse realidad, de momento solo en forma de sensores de pulso y, cada vez más, en relojes inteligentes. Sony lo vuelve a intentar con la segunda edición de su SmartWatch, una versión mejorada, aunque todavía limitada
A diferencia del modelo de Samsung, Galaxy Gear que hace fotos, vídeos y permite hablar, el de Sony solo sirve para ver contenido, pero no para contestar ya sean SMS, llamadas o correos. Tampoco lo hace con los mensajes de Facebook o Twitter.
La ventaja es que se pueden consultar todos estos servicios, así como la previsión del tiempo o la localización por GPS solo mirando la muñeca, sin necesidad de sacar el teléfono del bolsillo.
La autonomía está bastante conseguida, alrededor de tres días con uso normal y carga en una sola hora. También destaca por la facilidad de uso, basta con descargar una aplicación y conectarlo a través de Bluetooth. A diferencia del modelo de Samsung, funciona con casi cualquier Android, pero si es de la firma japonesa además permite controlar la cámara de fotos a distancia.
Si el reloj se aleja del teléfono más allá del rango que cubre la conexión inalámbrica, alrededor de 50 metros, ya no aparecen los correos y notificaciones.
Pasa a ser un reloj más. Bueno, la linterna se puede usar, que no es más que la pantalla en blanco con el brillo al máximo.
Lo más interesante es la puerta que abre a la experimentación
. Las aplicaciones se instalan en el móvil.
Basta con ir a Google Play y buscar programas compatibles con SmartWatch 2. Directamente aparecen en el teléfono aunque la conexión de datos usada es la del teléfono.
La aplicación Runstastic está muy conseguida.
Ya no hace falta mirar ruta, distancia o duración de la carrera. También se pueden encontrar teclados o calculadoras que convierten el reloj en el clásico de Casio de finales de los 80.
Cada semana se suman nuevos programas, con mejor o peor suerte, pero que exploran el formato de una segunda pantalla accesoria.
Se recomienda ser cuidadoso con las notificaciones.
Es mejor elegir cuáles se quieren a sentir una vibración en la muñeca cada pocos minutos.
Se agradecería tener una forma de ver las imágenes de la galería del móvil en el pequeña pantalla, algo que sí hace con la colección de música; aunque no se pueden poner auriculares, se pueden controlar las canciones y el volumen.
Aunque el fabricante recomienda un precio de 189 euros, se puede encontrar por Internet a partir de 149. La mitad que el de Samsung.
De momento, entra en la categoría de capricho o regalo curioso para los fanáticos de la tecnología, pero no se echa de menos si se queda en casa.
El diseño está cuidado, aunque pensado para muñecas generosas.
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