Por Mónica Ceberio, Álvaro de Cozar y ...
Alquilar es tirar el dinero
. Una idea
empezó a ser repetida a principios de la década de 2000 hasta
convertirse en una verdad absoluta
. En una especie de locura, decenas de
miles de españoles se lo creyeron. “¿Para qué vas a pagar a un casero
cuando por el mismo precio pagas una hipoteca?”, decían los padres a los
hijos.
“En el peor de los casos, y si te quedas sin trabajo, vendes y
algo habrás ganado por el camino.
Los precios de las casas no bajan
nunca”.
Era la época del llamado milagro económico español:
tipos de interés muy bajos tras la entrada en el euro, desregulación del
mercado hipotecario, la ley del suelo.
El vecino vendía la casa por
120.000 euros más de lo que había pagado y ocupaba una nueva, más grande
y más cara, y volvía a hipotecarse.
Si el vecino podía, uno también.
Desde el ciudadano de a pie al economista, se lanzaban a comprar pisos y
a firmar hipotecas, a veces sin leer los contratos, con la certeza de
que se trataba de un negocio seguro.
Como si les fuera la vida en ello
(A los Bancos si les iba la vida en ello , tu eras un número más y lo sigues siendo). Y
en cierto modo les iba. Poseer una casa era símbolo de estabilidad.
El
sueño de una vida sin riesgos.
La burbuja estalla en 2008
. Decenas de miles de personas se quedan
sin trabajo, no pueden pagar la hipoteca y acaban en la calle.
Engullidas por el sistema.
Sin casa y con cuantiosas deudas.
Cinco años
después, ni siquiera se conoce la magnitud del trauma
. Aún no hay datos
definitivos sobre el número de desahucios.
Las cifras más fiables, las
del Colegio de Registradores, hablan de 30.034 en el 2012
. Un desahucio
cada 15 minutos.
Cuando la burbuja estalló, en 2008, ni los más pesimistas habían
imaginado el escenario en el que España se encuentra ahora: recesión,
recortes, más de seis millones de parados y una deuda en los hogares de
más de 820.000 millones
de euros.
Y la Culpa es nuestra por vivir por encima de nuestras posibilidades, no me j.....!!!!
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