Ciertamente, la segunda mitad de los setenta y parte de los ochenta, antes de que se conociera la amenaza del sida, fue una orgía perpetua en buena parte del mundo.
La de la disco music fue seguramente la última era de desmadre babilónico que vivió el planeta.
Nile Rodgers confirma esa teoría. En su autobiografía, Le freak, habla de los episodios que ocurrían en su “oficina” nocturna: un cubículo en los servicios de señoras del Studio 54 neoyorquino.
Y eran cosas que, bueno, no se pueden contar aquí y ahora, en la sección de Cultura de un periódico de referencia.
El grupo de Nile, Chic, puso elástica banda sonora a aquella bacanal, solos o en compañía de otros
. Con su compinche, Bernard Edwards, echaron polvo de estrellas sobre sus asociados (Norma Jean, Fonzi Thornton), algunas figuras de otros campos (Debbie “Blondie” Harry, Carly Simon, la francesa Sheila), la reina de Motown (Diana Ross les haría sufrir) y hasta probaron con el baladista Johnny Mathis, en unas grabaciones que asustaron a su discográfica y solo se han conocido ahora.
Aunque la gran hazaña de la Factoría Chic fue transformar a tres hermanas de Filadefia, muy religiosas y desconfiadas, en Sister Sledge, proveedoras de rotundos himnos polivalentes
. Al igual que muchos de los temas de hoy, su “We are family” suena en versión maxi.
Para que la noche se alargue....
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