Maruja Torres.....
Amparo Soler Leal, que recientemente recibió el premio a la mejor
actriz -por El crimen de Cuenca, concedido por la Asociación de
Cronistas de Nueva York-, ha acaparado este año galardones, sobre todo
por su interpretación en Bearn, de Jaime Chávarri: el del Círculo de
Escritores, tan añejo; el Fotogramas de Plata...
Amparo Soler Leal, una
actriz con más de 30 aflos de profesión, porque nació en el teatro y se
inició profesionalmente a los 13 años, es una mujer contenta, tranquila,
amorosa con el hecho de haber sabido traspasar el dintel de primera
figura a figura importante cualquiera que sea la longitud del
papel.
"Vivir", dice ella, "me enseña a actuar".
Su perro Ceporro asiste a la conversación con el rabo
elocuente y la mirada atenta.
En esto como en todo, Amparo es una mujer
realista: "Yo disfruto con lo que tengo, porque me gusta la vida". Esta
postura, como dice ella, la adquirió cuando, a principios de los
setenta, una otitis mal curada, la puso al borde de la muerte:
"Desde
entonces me he tomado la vida con mucha tranquilidad. Porque yo estaba
en esa etapa en que, como actriz, te lo quieres comer todo, en que
quieres ser, la mejor, la más guapa, la más querida. Y estar a punto de
perderlo todo me hizo entrar en razón"
.Amparo es hija de dos grandes
actores, Milagros Leal y Salvador Soler Mari, que, amén de actor de
teatro, fue galán de Imperio Argentina en La hermana San Sulpicio
.
¿No va a escribir nunca sus memorias?. "No. Yo no quiero. Lo que voy a
hacer, vamos, lo voy a intentar, es dictar unas cintas con la historia
de mi madre.
Me compraré un magnetófono y grabaré recuerdos que tengo de
ella.
Y luego, que las escuche alguien y, si vale la pena, se haga en
libro.
Por que lo que es una lástima es que se pierdan todos esos años
de la guerra, de la posguerra, del teatro. Pero me conozco y soy muy
perezosa. No sé si perseveraré".
Casada en primeras nupcias con Adolfo Marsillach, y en segundas con
el productor Alfredo Matas, ha sentido caer sobre sí la acusación de que
su marido la hace trabajar en sus películas.
Maledicencia a la que, si
no fuera por su quehacer de buena actriz, bastaría con contestar
contrapoinendo otros ejemplos de colaboración familiar.
"Bueno, Saura
nos estuvo paseando a Geraldine siempre que quiso, e Ingínar Bergínan a
sus mujeres, y me parece muy bien".
Amparo, que fue empadronada en Madrid aunque nació estando sus padres
de gira, cuya madre fue madrileña hasta las cejas, cuyo padre era
valenciano de ascendencia mallorquina, cabalga su vida entre Madrid y
Barcelona, dos estilos de vida:
"En la capital es el trabajo, el
bullicio, el ver a viejos amigos del teatro
. En Barcelona, es Alfredo,
su familia, los amigos, el ir al mar, la vida placentera y recoleta".
"Lo que pasa es que en Barcelona se hace poco cine, y el que se haga
se va a hacer en catalán, lo que es lógico. Yo lo hablo bastante bien,
pero eso no quiere decir nada: lo natural es que trabajen los catalanes.
Cuando se decidan a hacerlo, porque la Generalitat, hasta ahora, no ha
dado muchas muestras de querer impulsarlo. Cosa que sí han hecho con el
teatro, hay que reconocerlo".
En Madrid ve a los amigos de teatro: Madrid-trabajo-barullo.
Barcelona-pausa-vida normal-aperitivo-tiendas. La soledad buscada no la
asusta.
Leer periódicos, poner un disco de Serrat. La soledad elegida
por uno es compañía.
Y el cine, esa gran distracción: "Yo hago papeles
pequeños y no me importa.
A mí me hace gracia cómo a la gente le cuesta
tanto trabajo...
A veces, hablas con gente que está perdiendo su
juventud y a menudo el primer puesto, y le cuesta tanto trabajo
adecuarse a otro tipo de papeles.
A mí se me ha notado poco esa
transición, primero porque siempre he hecho personajes de más edad,
piensa que en los sesenta yo hacía La gran familia.
A mí, si me
interesaba, yo me decía, a por el papel
. Y lo mismo me ocurría en
cuanto a extensión: si el director es bueno, si el personaje tiene algo a
lo que yo me puedo agarrar... Ahora, si es corto y es malo, ahora ya
puedo permitirme el lujo de decir que no".
"En el filme que acabo de hacer, que me parece que se llama Qué he hecho para merecer esto,
que no sé, porqué Pedro Almodóvar, el director, lo ha cambiado ya dos o
tres veces...
Bueno, pues ahí, el papel más largo lo hace Carmen Maura,
luego hay uno de una abuela, que es Chus Lampreave, y, además, hay
otros dos más, que uno lo hace Verónica Forqué y el otro yo, de borracha
cleptómana.
Del teatro está alejada, sobre todo por el agotamiento que implica:
"Sí, yo quiero hacer teatro, lo que pasa es que ahora me lo tengo que
plantear de una forma distinta.
Hacer algo importante con alguien de
ahora, alguien como Lluís Pasqual. Porque además hacen las cosas con
mucho tiempo para ensayar.
Y mi tradición, desde que empecé con Luis
Escobar, es de directores"
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