Daisy (Marc Jacobs), un envase diseñado por Liden Design.
Si en junio trazaba un mapa del puñado de compañías que distribuyen la mayoría de perfumes del mercado, ahora toca hablar de quienes les ayudan, mediante los envases, a hacerlos atractivos en el punto de venta. Quien piense que el aroma es lo realmente importante de un perfume, es que no ha pensado en la engranadísima maquinaria de marketing que gira alrededor de cada lanzamiento.
Un nombre mal elegido, un frasco poco interesante, demasiado común o una fecha de presentación inadecuada pueden dar al traste con el mejor de los perfumes.
El geométrico y minimalista frasco de Chanel nº 5 creado por Jean Helleau es el ejemplo perfecto
. Que su envase se haya convertido en todo un icono del siglo XX (a la altura de Marilyn, que lo usaba, o Andy Warhol, que lo pintó), a pesar de las pocas variaciones que ha tenido desde su lanzamiento en 1921 demuestra que el buen diseño perdura en los años.
La estrategia de Coco Chanel fue revolucionaria y ganadora: quería algo que chocara frontalmente con las propuestas de otros creadores más barrocos, como René Lalique.
Su presentación de marketing, en 1924, es toda una declaración de
intenciones:
"La perfección del producto prohíbe vestirlo en los artificios habituales. ¿Por qué confiar en el arte del vidriero? ... Mademoiselle se enorgullece en presentar botellas simples adornadas solo con... lágrimas preciosas de perfume de calidad incomparable, únicas en su composición, que revelan la personalidad artística de su creador".
El resto es historia.
Ahora bien, Jean Helleau, el creador de esa forma rectangular, con las esquinas parcialmente sesgadas para formar un octógono que recordase a la parisiense place Vendôme, es el gran olvidado en toda esta historia de elegancia atemporal que envuelve el aura nº 5.
"La perfección del producto prohíbe vestirlo en los artificios habituales. ¿Por qué confiar en el arte del vidriero? ... Mademoiselle se enorgullece en presentar botellas simples adornadas solo con... lágrimas preciosas de perfume de calidad incomparable, únicas en su composición, que revelan la personalidad artística de su creador".
El resto es historia.
Ahora bien, Jean Helleau, el creador de esa forma rectangular, con las esquinas parcialmente sesgadas para formar un octógono que recordase a la parisiense place Vendôme, es el gran olvidado en toda esta historia de elegancia atemporal que envuelve el aura nº 5.
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