CALOR
En la canícula
lo vivo está
inmóvil,
los pájaros
prefieren
no volar y la
piel
es roída por
el aire
como un barco
roza el con muelle
al que está
amarrado.
Los árboles
se dan la
espalda,
el calor es
medido
gota a gota,
se condensa la
luz
y se derrite
el lenguaje
con sonidos
muertos
en el tiempo.
Los colores arden,
todo parece
darse la vuelta,
bajamos la vista
y el mundo se
recoge
en los brazos
del silencio:
Sólo el mar
nos salva
con su jugosa llamada.
Del Blog Escrito con Sentido
Paco Gor
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