EL TIEMPO
palpó con suavidad
las palabras en Morse que le dejaban los días
sobre un túmulo
de barbaries y sangre.
Y toda la tierra tembló bajo la mirada de los muertos.
El tiempo se volvió
dueño y señor de las gargantas rotas,
del trasvase de miserias,-agua y lodo-que poblaban
el horizonte gris de miles de grupúsculos humanos.
Y el aire lloró tanto que arrasó miles de lágrimas.
El tiempo se tornó grillete de la ilusión
dentro de los ojos que soñaban utopías en colores diferentes.
Y un alambre de púas separa nuestras soledades…
Lola Bertrand
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