Los polvos que levantan y hunden la moda
Un desliz de Cara Delevingne ha servido de oportuna excusa para despertar el fantasma de las drogas en la moda. Analizamos cómo la modelo ha gestionado la crisis.
14 de mayo de 2013
07:53 h.
14 de mayo de 2013
07:53 h.
Dicen que la mejor manera de tapar un escándalo es provocar otro mayor.
Eso es lo que debió pensar la modelo británica Cara Delevingne la semana pasada, cuando una pequeña torpeza desencadenó una concentracion de nubarrones grises sobre su carrera.
Un día antes de la gala anual del Met, la que muchos consideran como la sucesora de Kate Moss en las pasarelas fue sorprendida por los paparazzi que hacían guardia en la puerta de su casa justo en el momento en el que la modelo se agachaba a recoger una bolsita con polvos blancos.
El diario sensacionalista The Sun publicó las imágenes y los mentideros empezaron a lanzar todo tipo de elucubraciones al respecto.
Las redes sociales y los medios de internet se comportaron como una auténtica caja de resonancia, y a las pocas horas ya se manejaban cientos de teorías sobre lo que podía contener la bolsita de marras
. En ese momento tanto Storm, la agencia que representa a Delevingne, como la propia modelo declinaron hacer comentarios sobre el asunto.
El vago recuerdo del escándalo que se armó en 2005 cuando el diario Daily Mirror publicó en portada las imágenes de Kate Moss esnifando cocaína resonaron con fuerza en el imaginario colectivo.
Aquel incidente se saldó con una disculpa pública y la rescisión de todos sus contratos vigentes.
No obstante, todo indica que Delevingne no correrá la misma suerte.
Aparte del inofensivo ruido mediático, de las firmas que han confiado en ella para sus últimas campañas −Burberry, Chanel o Zara−, tan solo H&M ofreció una respuesta al incidente.
En una tibia declaración, el retailer sueco aseguró al Daily Mirror que debido a su "política de tolerancia cero con las drogas" revisarían el caso para "tomar medidas [en relación a la modelo]".
Un día después de la publicación de las imágenes,
Delevingne se presentó en la gala benéfica del Met −cuyo eje vertebrador fue la inauguración de la exposición PUNK: Chaos to Couture− como si nada hubiera ocurrido.
Consciente de la polémica del día anterior, optó por distorsionar el foco mediático publicando dos capturas en Instagram en la que aparecía besándose con Sienna Miller.
Pese a que el hecho en sí no ofrezca más lecturas que la que tiene, las instantáneas generaron ríos de tinta y el tema de la bolsita quedó relegado a un segundo plano. Misión cumplida.
A diferencia de lo que ocurrió con Kate Moss, cuyo desliz quedó
explícitamente retratado, en este caso no hay nada que confirme que
Delevingne se encuentre tras los pasos de su predecesora.
Dejando a un lado los chistes fáciles y las comparaciones inevitables, las dos británicas guardan muchas analogías en sus exitosas carreras.
Ambas ostentan el título de Model of the Year en los British Fashion Awards −Moss en 2006 y Delevingne en 2012−, protagonizan campañas con las mejores firmas y copan portadas en revistas de moda.
Como en muchos otros campos y sectores, el tema de las adicciones también han sido una constante en la historia de la moda. Los nombres de Yves Saint Laurent, Alexander McQueen, Gabrielle Coco Chanel o Marc Jacobs están ligados de forma oficial u oficiosa a ese tipo de problemas. Gianni Versace, Calvin Klein y Naomi Campbell, que en 2005 confesó sus apuros con la cocaína, son otros de los protagonistas de una historia que la mayoría de las veces tiene final feliz.
El caso más sonado y reciente quizás sea el de John Galliano, que justificó la diatriba antisemita y racista que le sacó de Dior con las adicciones de las que no conseguía zafarse
. A los guardianes de la moralidad les encanta hacer sangre con los puntos débiles de las grandes leyendas, aunque siempre hay portentos como Kate Moss que resurgen como el ave Fénix.
Al fin y al cabo, y gracias a toda la literatura que ya le rodea, la única invitada que consiguió sortear la soporífera factura punk de la gala del Met fue la propia Delevingne
. Se besó con una de las chicas más guapas de la fiesta y lo compartió con todo el mundo. ¿Acaso alguien dio más? Según el cantante Greg Graffin, "el punk es la lucha constante contra el miedo a las repercusiones sociales"
. Pues eso mismo. Que Cara Delevingne esnife Stevia, cocaína o polvos matificantes de Make Up For Ever es asunto suyo.
Eso es lo que debió pensar la modelo británica Cara Delevingne la semana pasada, cuando una pequeña torpeza desencadenó una concentracion de nubarrones grises sobre su carrera.
Un día antes de la gala anual del Met, la que muchos consideran como la sucesora de Kate Moss en las pasarelas fue sorprendida por los paparazzi que hacían guardia en la puerta de su casa justo en el momento en el que la modelo se agachaba a recoger una bolsita con polvos blancos.
El diario sensacionalista The Sun publicó las imágenes y los mentideros empezaron a lanzar todo tipo de elucubraciones al respecto.
Las redes sociales y los medios de internet se comportaron como una auténtica caja de resonancia, y a las pocas horas ya se manejaban cientos de teorías sobre lo que podía contener la bolsita de marras
. En ese momento tanto Storm, la agencia que representa a Delevingne, como la propia modelo declinaron hacer comentarios sobre el asunto.
El vago recuerdo del escándalo que se armó en 2005 cuando el diario Daily Mirror publicó en portada las imágenes de Kate Moss esnifando cocaína resonaron con fuerza en el imaginario colectivo.
Aquel incidente se saldó con una disculpa pública y la rescisión de todos sus contratos vigentes.
No obstante, todo indica que Delevingne no correrá la misma suerte.
Aparte del inofensivo ruido mediático, de las firmas que han confiado en ella para sus últimas campañas −Burberry, Chanel o Zara−, tan solo H&M ofreció una respuesta al incidente.
En una tibia declaración, el retailer sueco aseguró al Daily Mirror que debido a su "política de tolerancia cero con las drogas" revisarían el caso para "tomar medidas [en relación a la modelo]".
Un día después de la publicación de las imágenes,
Delevingne se presentó en la gala benéfica del Met −cuyo eje vertebrador fue la inauguración de la exposición PUNK: Chaos to Couture− como si nada hubiera ocurrido.
Consciente de la polémica del día anterior, optó por distorsionar el foco mediático publicando dos capturas en Instagram en la que aparecía besándose con Sienna Miller.
Pese a que el hecho en sí no ofrezca más lecturas que la que tiene, las instantáneas generaron ríos de tinta y el tema de la bolsita quedó relegado a un segundo plano. Misión cumplida.
Dejando a un lado los chistes fáciles y las comparaciones inevitables, las dos británicas guardan muchas analogías en sus exitosas carreras.
Ambas ostentan el título de Model of the Year en los British Fashion Awards −Moss en 2006 y Delevingne en 2012−, protagonizan campañas con las mejores firmas y copan portadas en revistas de moda.
Como en muchos otros campos y sectores, el tema de las adicciones también han sido una constante en la historia de la moda. Los nombres de Yves Saint Laurent, Alexander McQueen, Gabrielle Coco Chanel o Marc Jacobs están ligados de forma oficial u oficiosa a ese tipo de problemas. Gianni Versace, Calvin Klein y Naomi Campbell, que en 2005 confesó sus apuros con la cocaína, son otros de los protagonistas de una historia que la mayoría de las veces tiene final feliz.
El caso más sonado y reciente quizás sea el de John Galliano, que justificó la diatriba antisemita y racista que le sacó de Dior con las adicciones de las que no conseguía zafarse
. A los guardianes de la moralidad les encanta hacer sangre con los puntos débiles de las grandes leyendas, aunque siempre hay portentos como Kate Moss que resurgen como el ave Fénix.
Al fin y al cabo, y gracias a toda la literatura que ya le rodea, la única invitada que consiguió sortear la soporífera factura punk de la gala del Met fue la propia Delevingne
. Se besó con una de las chicas más guapas de la fiesta y lo compartió con todo el mundo. ¿Acaso alguien dio más? Según el cantante Greg Graffin, "el punk es la lucha constante contra el miedo a las repercusiones sociales"
. Pues eso mismo. Que Cara Delevingne esnife Stevia, cocaína o polvos matificantes de Make Up For Ever es asunto suyo.
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