La red corrupta incluyó en su contabilidad el gasto de 32.425 euros por la fiesta en una finca
El novio admite el “regalo” de Correa, su testigo
"Yo no ocupaba ningún cargo y Correa no estaba imputado entonces”, explica.
La boda Agag-Aznar se celebró en el monasterio de El Escorial el 5 de septiembre de 2002. La fiesta posterior, alguno de cuyos gastos asumió la trama Gürtel, según su propia contabilidad, tuvo lugar en una finca dedicada a la cría de caballos llamada Los Arcos del Real, propiedad de un amigo de José María Aznar.
El entonces presidente reunió en la boda de su hija, oficiada por el cardenal Antonio María Rouco Varela, a los Reyes de España, los jefes de Gobierno del Reino Unido (Tony Blair), Italia (Silvio Berlusconi), Portugal (José Manuel Durão Barroso) y El Salvador (Francisco Flores), así como a los principales representantes de los tres poderes del Estado, presidentes autonómicos y ministros de su Gabinete.
Francisco Correa, jefe de la red Gürtel, dirigía en aquel tiempo las empresas que organizaban la mayoría de los actos electorales del PP nacional y acudió a la boda de la hija del presidente del Gobierno como invitado y como uno de los testigos del novio, Alejandro Agag.
La contabilidad de la red Gürtel refleja la facturación de los gastos ocasionados por la boda con una pérdida de 32.452 euros, a diferencia de lo que ocurría con otros estadillos contables, donde la red Gürtel reflejaba el coste real de los servicios que subcontrataba junto al coste que imputaba a sus clientes y el beneficio conseguido.
Según esa documentación, la empresa de Correa se hizo cargo de determinados servicios de la fiesta (“iluminación, andamios, generadores, parking, acreditaciones, alojamientos técnicos...”) sin cobrar a los novios por ello.
La trama Gürtel, según los documentos que maneja la investigación judicial, asumió así una parte importante de los gastos de la fiesta de la boda de la hija de Aznar que siguió al convite, y lo reflejó en la peculiar contabilidad que llevaba sobre todos los actos que organizaba.
La Unidad de Delincuencia Económica y Financiera (UDEF) de la policía, que requisó en enero de 2011 la documentación sobre los gastos de la boda de Aznar en una nave industrial de Alcorcón (Madrid) utilizada por la red Gürtel, no ha entregado aún su informe sobre las facturas de aquel acto.
La contabilidad que confeccionaron los responsables de Gürtel bajo el título “BODA ALEJANDRO AGAG” es similar, tanto en su caligrafía como en sus conceptos, a otros documentos contables que forman parte del sumario del caso Gürtel donde se acredita el pago de regalos en forma de distintos servicios no cobrados nunca a otros dirigentes del Partido Popular.
En la infografía que acompaña esta página se puede leer uno de esos documentos, correspondiente a un acto electoral celebrado en Pozuelo de Alarcón (Madrid), cuyo candidato municipal era en 2002 el dirigente del PP Jesús Sepúlveda, exmarido de la ministra Ana Mato.
La contabilidad de la red Gürtel recoge todos los gastos ocasionados por el evento electoral y el pago que se hizo a los distintos proveedores. Pero figura en blanco la casilla correspondiente al coste imputado al cliente, en este caso Jesús Sepúlveda o el Partido Popular, y se apuntó una cifra en negativo (pérdidas) en la cuadrícula correspondiente al beneficio.
De aquel documento, similar en su confección e incluso en su caligrafía al encontrado bajo el título “BODA ALEJANDRO AGAG”, la Policía elaboró un informe que forma parte del sumario del caso Gürtel, en el que se apunta la posible existencia de financiación ilegal del PP.
Jesús Sepúlveda está imputado por corrupción en este caso y fue despedido hace tres meses por el Partido Popular, que estuvo pagándole un sueldo alto como empleado tras dimitir, en 2009, como alcalde de Pozuelo (Madrid) por su vinculación a la red de Francisco Correa.
Los regalos de la trama corrupta a dirigentes políticos del PP, documentados en el sumario del caso, han provocado la dimisión del expresidente valenciano Francisco Camps —posteriormente declarado no “culpable” de cohecho por un jurado popular (cinco votos frente cuatro)— y la condena de dos altos cargos del Ejecutivo valenciano (Rafael Betoret y Víctor Campos), quienes admitieron que habían recibido trajes de la red Gürtel y evitaron así sentarse en el banquillo de los acusados.
Otros cargos del PP en la Comunidad de Madrid han dimitido por su vinculación con el caso, al encontrarse documentación de la trama Gürtel que acreditaba el pago de todo tipo de regalos.
Entre los proveedores que figuran en la contabilidad de la red Gürtel sobre la boda de Alejandro Agag se encuentra la empresa Apogee, como encargada de la iluminación de la fiesta que siguió al convite.
Se trata de la misma firma a la que recurrió Francisco Correa para el montaje de la megafonía y las pantallas de televisión en las calles de Valencia durante la visita del Papa en 2006. Los principales dirigentes de la red Gürtel y numerosos cargos políticos valencianos están imputados por ese contrato, supuestamente ilegal, que llevó a cabo la televisión pública valenciana por más de siete millones de euros. El coste de aquel servicio, según las hojas de contabilidad que registró la trama Gürtel, no superó los tres millones y medio de euros.
Apogee, según la investigación judicial, no tiene relación directa con las irregularidades detectadas en los contratos logrados por la red Gürtel.
Entre los invitados a la boda Aznar-Agag había otro jefe de la red Gürtel, Álvaro Pérez, quien dirigía la trama corrupta en la Comunidad Valenciana por encargo de Francisco Correa.
Álvaro Pérez, según relató el propio Correa al juez Baltasar Garzón, llevó durante un tiempo la organización de los actos de Aznar porque así lo pidió Alejandro Agag.
“[A Álvaro Pérez] me lo presentó Alejandro Agag, con el que yo tuve una excelente amistad y con el que ahora no me hablo desde hace seis años”, declaró Correa en 2009. “Alejandro me dijo que pusiera a Álvaro para que llevara los actos del presidente, y yo le dije ¿Pero tú estás loco?
Uno que viene del mundo de Pajares… Bueno, pues lo pusimos…
Y Ana Botella se enamoró de él. Bueno, en el buen sentido.
Le encantó y empezó a trabajar con él y tuvo un éxito tremendo hasta que llegó Mariano [Rajoy]”, explicó el jefe de la red corrupta en la Audiencia Nacional.
Cuando Rajoy se hizo cargo del partido, designado por Aznar en septiembre de 2003, ordenó poner fin a las relaciones con las empresas que dirigía Francisco Correa.
La ruptura llegó porque, según han explicado diversos dirigentes del PP, el entonces tesorero de la formación, Álvaro Lapuerta, supo que la red Gürtel utilizaba el nombre del partido para exigir contratos en municipios de la zona oeste de la Comunidad de Madrid.
A raíz de ese incidente, las empresas de Correa dejaron de organizar actos para el PP nacional, aunque mantuvieron sus relaciones de privilegio con la Comunidad de Madrid, la Comunidad Valenciana y los Ayuntamientos madrileños de Arganda del Rey, Majadahonda, Pozuelo de Alarcón y Boadilla del Monte, cuyos alcaldes, todos del PP, tuvieron que dejar sus cargos cuando estalló el escándalo.
Los jueces investigan desde hace cuatro años los contratos obtenidos por las empresas de Correa de Administraciones gobernadas por el Partido Popular y cómo el jefe de la trama corrupta devolvía esos supuestos favores mediante el pago de regalos, comisiones o servicios diversos.
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