ERE que ERE...
Los ERE se llevan hoy, mayoritariamente, las
portadas de los medios que tanto nos gustan y que tanto hacen por este
humilde blog.
La segunda andanada de la jueza Alaya ha descubierto a un gran número de intermediarios, individuales y empresas, que parece que arañaron algunos millones entre tanta gestión
. El fraude podría llegar, dice la Policía, a más de 50 millones.
No mil, ni 1400 millones de euros, como hoy señala alguno de nuestros columnistas.
El caso es tremendo, sin duda, pero el dinero perdido entre los dedos de cientos de intermediarios durante diez años seguramente andará entre 60 y 70 millones de euros
. Una barbaridad, claro. Pero fíjense qué casualidad: es prácticamente la misma cantidad que se llevó la cúpula de Cajamadrid en 4 años: 68 millones
. Y solo para 17 distinguidos ciudadanos. Sí, es cierto. Todo es tremendo…
Vanidosa y desalmada no es lo más fuerte que le cae hoy a Cristina Kirchner
. Vaya usted a saber por qué extraños caminos circulan los impulsos eléctricos en las circunvoluciones cerebrales de algunos de nuestros cornetas –y aspirantes- para que últimamente la hayan tomado de esa manera con la presidenta argentina.
Que tiene cara de mala leche reconcentrada, dicen de ella.
El editorial de La Razón va para el PSOE. Cariñoso, claro:La segunda andanada de la jueza Alaya ha descubierto a un gran número de intermediarios, individuales y empresas, que parece que arañaron algunos millones entre tanta gestión
. El fraude podría llegar, dice la Policía, a más de 50 millones.
No mil, ni 1400 millones de euros, como hoy señala alguno de nuestros columnistas.
El caso es tremendo, sin duda, pero el dinero perdido entre los dedos de cientos de intermediarios durante diez años seguramente andará entre 60 y 70 millones de euros
. Una barbaridad, claro. Pero fíjense qué casualidad: es prácticamente la misma cantidad que se llevó la cúpula de Cajamadrid en 4 años: 68 millones
. Y solo para 17 distinguidos ciudadanos. Sí, es cierto. Todo es tremendo…
Vanidosa y desalmada no es lo más fuerte que le cae hoy a Cristina Kirchner
. Vaya usted a saber por qué extraños caminos circulan los impulsos eléctricos en las circunvoluciones cerebrales de algunos de nuestros cornetas –y aspirantes- para que últimamente la hayan tomado de esa manera con la presidenta argentina.
Que tiene cara de mala leche reconcentrada, dicen de ella.
“Cambiar algo para seguir igual”. Algún ejemplo: “En estos meses, Rubalcaba, su equipo y buena parte de los barones han minado con sus errores y despropósitos la credibilidad de unas siglas y un proyecto que aguardan una regeneración y una refundación que, por lo acordado ayer en la reunión de la Ejecutiva Federal, tendrán que seguir esperando.
La dirección socialista no se apeó de lo que ha sido su actitud ante los problemas y se colocó de nuevo de perfil”.
Pero aún queda un contundente párrafo final: “A pesar de su habilidad y experiencia, Jáuregui es un parche, no una solución. Se aplica cosmética contra un proceso de descomposición galopante. Será insuficiente incluso para ganar tiempo porque una parte del partido -los derrotados en el congreso- quiere más. Un cambio de cromos, de caras, en este caso. El PSOE se halla en una vorágine autodestructiva y en una espiral peligrosa que empeora con cada crisis que se cierra en falso”. Ahí es nada.
Pero en La Razón uno siempre encuentra grandes páginas. Es raro que te decepcionen. Hoy, por ejemplo, José María Marco, aquél que un día –ignoro si sigue haciéndolo- prestó manos al ex presidente Aznar para teclear algún libro en el ordenador. A los diez años del inicio de la guerra de Irak, Marco está feliz. Qué digo feliz: radiante. Ahí lo tienen: “Hace diez años, no se sabía si Sadam Hussein tenía o no tenía armas nucleares o químicas, pero la expulsión de los inspectores de la ONU dio a entender lo peor. Y Sadam Hussein no había dudado en utilizar armas químicas contra sus propios ciudadanos”. Comenzamos con una trola descomunal, porque todo el mundo, excepto Bush, Blair y Aznar -¡qué gran papel el de nuestro presidente!- estaba al cabo de la calle de que allí no había aquellas armas, no por intuición, en absoluto, sino por las repetidas inspecciones que hicieron los técnicos de Naciones Unidas sobre el terreno. Mintieron. Como hoy lo hace Marco.
Pero el autor sigue, beatífico: “El coste fue muy grande, pero el balance no es negativo y si se recuerda lo que era Irak hace diez años, el terror que hacía reinar Sadam Hussein, algunos lo juzgamos positivo”.
¿Positivo, para quién? Pero claro, aún se guarda nuestro amigo el último pellizco de monja: “También es posible que las cosas hubieran sido distintas, incluidos los resultados de la llamada Primavera Árabe, si los países que dicen defender y promocionar la democracia liberal, como el nuestro, hubieran dejado claro que estaban dispuestos a hacerlo en Irak”. ¿La culpa de cómo está Irak, hecho un asco, como se ha demostrado en la espléndida serie de Ángeles Espinosa publicada en este periódico, es de la retirada de las tropas españolas -y obvio el vídeo- ordenada por Zapatero? ¿Habíamos quedado en hormigón? Pues de hormigón. El rostro, digo.
El editorial de Abc se titula “Freno a la violencia contra el PP”. Sumario: “El acoso a los parlamentarios del PP es doblemente repugnante: porque es delictivo y porque desprecia lo que las instituciones están haciendo para corregir los problemas que se denuncian”. Está también el catavenenos en contra de las protestas en los domicilios familiares por razones evidentes. Pero en lugares abiertos… A la entrada en el Congreso, o en los desfiles, esa derecha tan educada insultaba –e insulta- hasta a quien entonces era presidente del Gobierno. Va con el cargo aguantar el chaparrón. Y aún está menos de acuerdo con la segunda parte de ese sumario de Abc. Porque los ciudadanos están perfectamente legitimados para considerar que esas señoras y señores –como otras y otros- no están corrigiendo los problemas que se denuncian, sino que además de haberlos creado, no solo no encuentran las soluciones pertinentes para la gente de a pie, sino que siguen favoreciendo a los muy ricos y a los bancos, que son, o eso parece, quienes de verdad gobiernan.
Pobrecillos estos chicos del PP, que unos desagradecidos van y les chillan…
Y vuelvo a decir que las protestas, como es lógico, deben evitar los daños familiares. Aunque a los culpables les importen un celemín las familias de los damnificados por la usura de los bancos y una carretilla de leyes injustas. Que ése sí es daño familiar.
Hermann Tertsch está muy preocupado con este mismo asunto: “Cuidado con el terror bondadoso”, titula.
Y lo confunde todo
. Deliberadamente: “En España, sin embargo, la izquierda no se distancia de este acoso extraparlamentario cada vez más grave.
Al contrario. Cayo Lara, pero también sindicalistas y socialistas, hablan de tomar la calle para imponer su voluntad a un Gobierno que cuenta con el máximo respaldo jamás habido en nuestra democracia.
Y que tiene no sólo el derecho, sino el deber de aplicar su política. Y de mantener intacto el monopolio de la violencia del Estado”. Pues no, no es lo mismo y Tertsch, naturalmente, lo sabe. Pero siempre es más fácil tirar al bulto.
El Mundo lleva editorial sobre Andalucía: “Los ERE ponen a Griñán ante una situación imposible”. Además del ya citado en el titular, Pedro José apunta a otro destinatario: “En estos momentos, parte de la responsabilidad se traslada a Izquierda Unida. Diego Valderas, vicepresidente de la Junta, sostiene a Griñán con su apoyo en el Parlamento y está perdiendo la credibilidad del discurso regeneracionista con el que se presentó a las últimas elecciones autonómicas.
Ayer comentó que su formación se replantearía el acuerdo de Gobierno con el PSOE ‘si la Justicia va más allá de lo que ahora mismo ha puesto encima de la mesa’. Si le parece poco todo lo que el proceso judicial está destapando es que tiene demasiado grandes sus tragaderas éticas”.
¿Algo de la Audiencia Nacional y Bermúdez? Se lo dejamos a Federico Jiménez Losantos: “La Audiencia ha impedido en el último minuto la astracanada de dos jueces riñendo por un imputado, pero no puede impedir que la opinión pública perciba vehementes indicios de delito en la conducta de un juez que abusa de su autoridad y de su impunidad; y que mañana puede volver a asaltar a Bárcenas o a cualquier imputado mediáticamente atractivo.
El espíritu garzonita, la arbitrariedad, las clamorosas sospechas de prevaricación y la posibilidad de cohechar como quien cosecha cebada impregnan los pasillos de un tribunal creado o recreado para luchar contra el terrorismo pero que hoy produce terror a cualquier ciudadano sensato”.
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