Si se queda, santo; si se va, santo
Fíjense que debería ser obligatorio esto de que dimitiera un Papa
de vez en cuando
. Oigan, mano de santo, que espero hayan advertido con qué propiedad habla el catavenenos: qué menos que hablar de miembros de santos cuando lo hacemos de sumos pontífices
. Porque así no hay que leer que Bárcenas no existe, que Rajoy es inocente o que Rubalcaba es el culpable. Todo Papa. Todo. De arriba a abajo.
Bueno, menos algún huequito.
Pero reconozco que tengo una gran duda con el Ojo de hoy. ¿Tiene algún sentido que les traiga aquí los mil y un artículos de todos los papistas que pueblan –que digo pueblan, atestan- los periódicos de nuestros amigos, donde un panegírico vergonzante de Benedicto XVI hace todavía más ridículo al panegírico vergonzante del anterior en la lista?
¿Recuerdan ustedes aquellos ditirambos hiperbólicos sobre el Papa anterior, que cómo sería Juan Pablo II que pronto se hizo, como su mismo nombre sobrevenido indica, santo súbito? La mayoría de aquellos comentarios, seguramente los recuerdan, se referían al suplicio por el que estaba pasando el bueno de Wojtyla, con aquellos mil y un achaques que le aquejaban, terrible dolor que ofrecía al altísimo para salvar nuestras almas.
Pues si con Juan Pablo II era sublime el aguante, con Benedicto XVI lo sublime es la renuncia a aguantar, pero los ditirambos son igual de ampulosos
. Aunque en esta ocasión, miren ustedes que buena cosa es ésta de tener una religión relativista que tiene una herida para cada ungüento, son por lo contrario: se retira, y por hacerlo sufre, otra vez el suplicio, y sirve también como ofrecimiento al altísimo para salvar nuestras almas, etcétera, etcétera.
¿Quieren decir entonces quienes afirman que la renuncia del Papa es una saludable demostración de que Ratzinger no tenía un malsano apego al poder, que Juan Pablo II sí lo tuvo por permanecer?
Seguramente estoy confundido. El caso es el panegírico sin medida ni rubor para el Papa que toque y haga lo que haga, se quede sentado o se tire desde el trampolín. Santos, santos, santos todos y cada uno de ellos. Es de sencillo…
Es que no sé ni por dónde empezar. Editorial, larguísimo, de Abc: “El último magisterio del Papa”. Parrafín: “En
estos años de Pontificado, Benedicto XVI desarboló los tópicos con los
que fue recibido, incluso por algunos sectores del catolicismo, como el
representante del integrismo católico”.. Oigan, mano de santo, que espero hayan advertido con qué propiedad habla el catavenenos: qué menos que hablar de miembros de santos cuando lo hacemos de sumos pontífices
. Porque así no hay que leer que Bárcenas no existe, que Rajoy es inocente o que Rubalcaba es el culpable. Todo Papa. Todo. De arriba a abajo.
Bueno, menos algún huequito.
Pero reconozco que tengo una gran duda con el Ojo de hoy. ¿Tiene algún sentido que les traiga aquí los mil y un artículos de todos los papistas que pueblan –que digo pueblan, atestan- los periódicos de nuestros amigos, donde un panegírico vergonzante de Benedicto XVI hace todavía más ridículo al panegírico vergonzante del anterior en la lista?
¿Recuerdan ustedes aquellos ditirambos hiperbólicos sobre el Papa anterior, que cómo sería Juan Pablo II que pronto se hizo, como su mismo nombre sobrevenido indica, santo súbito? La mayoría de aquellos comentarios, seguramente los recuerdan, se referían al suplicio por el que estaba pasando el bueno de Wojtyla, con aquellos mil y un achaques que le aquejaban, terrible dolor que ofrecía al altísimo para salvar nuestras almas.
Pues si con Juan Pablo II era sublime el aguante, con Benedicto XVI lo sublime es la renuncia a aguantar, pero los ditirambos son igual de ampulosos
. Aunque en esta ocasión, miren ustedes que buena cosa es ésta de tener una religión relativista que tiene una herida para cada ungüento, son por lo contrario: se retira, y por hacerlo sufre, otra vez el suplicio, y sirve también como ofrecimiento al altísimo para salvar nuestras almas, etcétera, etcétera.
¿Quieren decir entonces quienes afirman que la renuncia del Papa es una saludable demostración de que Ratzinger no tenía un malsano apego al poder, que Juan Pablo II sí lo tuvo por permanecer?
Seguramente estoy confundido. El caso es el panegírico sin medida ni rubor para el Papa que toque y haga lo que haga, se quede sentado o se tire desde el trampolín. Santos, santos, santos todos y cada uno de ellos. Es de sencillo…
Volveremos a ver este argumento
. En la página siguiente, artículo a toda página de su director, Bietio Rubido: “Un acto de extrema valentía y humildad”.
Repito, las mismas palabras que se dedicaron a Juan Pablo II cuando hizo justamente lo contrario. Manuel Martín Ferrand: “Responsabilidad. La renuncia de Benedicto XVI conlleva un montón de lecciones, mensajes implícitos y actitudes, todas ejemplares, trasladables al más riguroso laicismo”. No diría yo, si me permite Ferrand, que todo sea trasladable al laicismo.
Porque un señor con 85 años y la salud de Ratzinger, hacía ya muchos años que en cualquier empresa normal le habrían mandado al retiro. Solo en una organización tan atrabiliaria como la Iglesia, en la que al máximo dirigente lo elige el Espíritu Santo -¿digo bien?- es comprensible tal estado de cosas.
Pero no crean que acaban aquí los panegíricos al futuro jubilado.
De eso nada. Hermann Tertsch titula su artículo “Ratzinger puro”: "Benedicto XVI, con su serenidad inamovible, ha irritado hasta el paroxismo a las ideologías del odio y al frente político y mediático de la tiranía de una corrección política que sólo sirve para perpetuar una hegemonía izquierdista de la cultura.
Los ha puesto literalmente enfermos como se ha vuelto a ver en el alarde de simplezas, bajezas y zafiedad sin límites de que han hecho gala tanto políticos y periodistas.
Especialmente por supuesto en España, donde somos campeones en el alarde de pestilencias culturales, odios gratuitos y mala educación”. Vamos, Tertsch puro.
También escriben sobre el Papa Ignacio Camacho, “El filósofo de la fe”, y, por supuesto, Juan Manuel de Prada, que no podía faltar en esta apretada reunión: “Escribo estas palabras consternado; si dijese lo contrario, estaría mintiendo a mis lectores.
Creo en la naturaleza sobrenatural del ministerio petrino; creo que el Papa goza de una asistencia de la gracia divina única y especialísima, como vicario de Cristo en la tierra; y creo que la voluntad personal de un Papa declina ante la misión que le ha sido asignada”.
Ya saben que Prada, además de en Abc tiene el indiscutido honor de escribir en L’Osservatore Romano, el periódico de la Santa Sede.
Sus envidias le ha granjeado entre los cornetas, no crean…
La Razón lleva varias páginas sobre el Papa con artículos variados, entre ellos algunos de señores obispos. Tampoco es cosa de repetirlos aquí. El editorial grande se titula “El Papa de corazón fuerte”, que dicho así, y visto el estado de salud de Ratzinger, más bien parece una chanza de una chirigota de Cádiz, tan de actualidad en estos días de Carnaval.
Sabemos que no era la intención de Marhuenda, pero a veces hay que pensarse dos veces un titular antes de imprimirlo…
El editorial de El Mundo se titula “Renunciar a ser Papa es tan difícil como ser mártir”.
Lo dicho, si te quedas, santo, y te vas, santo.
Último párrafo, con esa chocarrera comparación a la política: “No faltará quien se sorprenda de su decisión en una religión marcada por el concepto de eternidad, pero creemos que el Papa ha hecho lo que le dictaba su conciencia y ha dado un ejemplo que adquiere también relieve en el mundo de la política, donde hay dirigentes que se aferran al cargo por encima de toda racionalidad.
Morir en la cruz resulta un acto de santidad, pero dejar el Papado puede ser incluso más difícil pues supone renunciar a ser mártir para no hacer daño a la Iglesia”.
Por completar. Rafael Rubio, Libertad Digital: “Benedicto XVI no ha sido un Papa de transición, su Pontificado pasará a la historia por decisiones de enorme calado”.
Cuáles sean éstas debe dejarlas Rubio para otro artículo, porque en éste no figuran. Y vean cómo tratan nuestros amigos ultraliberales y economicistas todo lo que tocan:
“Pero el Romano Pontífice no es sólo la voz autorizada de Dios en la Tierra, voz que durante estos ochos años se ha escuchado con contundencia, sino que ejerce también como responsable, el CEO de una institución tremendamente compleja que, según el Anuario Pontificio de 2012, cuenta con 5.104 Obispos, 412.236 sacerdotes, más de 750.000 religiosos y 1.196 millones de fieles”.
A mí, la verdad, me parece abusivo esto de que el Espíritu Santo, además de un Papa, elige a un consejero-delegado…
Uno más. Pedro Fernández Barbadillo: “Hugo Chávez está empeñado en reinar sobre Venezuela aunque sea desde un quirófano. Cristina Fernández de Kirchner prepara la modificación de la Constitución argentina que juró para perpetuarse en el poder. Los presidentes de Bielorrusia y Kazajistán se han hecho reelegir una y otra vez desde los años 90. Vladímir Putin se alterna en la jefatura del Estado de Rusia con su compadre Dimitri Medvedev.
En Corea del Norte se ha instaurado una monarquía comunista. Hosni Mubarak y Muamar Gadafi trataron de coronar a sus hijos
. Bill Clinton se lamentó de que una enmienda constitucional le recortase su derecho a presentarse a un tercer mandato...”. Otro parrafito: “Y mientras los reyes del mundo se afanan en mantener el poder, el Vicario de Cristo nos habla en una lengua muerta, la que habló el Mesías, para anunciarnos su renuncia a la Cátedra de Pedro”
. Pues fíjese Barbadillo que no creo que Jesucristo hablara mucho latín.
Página del Opus Dei, que aquí no nos andamos con chiquitas cuando buscamos citas de autoridad. Francisco Varo: "Durante el siglo I en la tierra donde vivió Jesús hay constancia de que se utilizaban cuatro lenguas: arameo, hebreo, griego y latín. De todas ellas, la oficial y a la vez la menos empleada era el latín
. La usaban casi exclusivamente los funcionarios romanos al conversar entre sí, y la conocían algunas personas cultas.
No parece probable que Jesús hubiera estudiado latín ni que lo emplease en su conversación ordinaria o en su predicación (…) Sin embargo, aunque Jesús conociera y usara a veces el hebreo, parece que en la conversación ordinaria y en la predicación, Jesús hablaría de ordinario en arameo, que era la lengua más normal para el uso diario entre los judíos de Galilea”. Un erudito del Google este catavenenos…
Y algo de La Gaceta. Tomás de la Torre Lendínez: “Agradezco de corazón a Benedicto XVI su magisterio, sus orientaciones doctrinales, sus ejemplos de humildad y sencillez afable, y su hondo saber teológico que nos ha dejado en su amplia y profunda obra, que está traduciéndose al español toda entera.
Seguiré rezando por la persona de Benedicto XVI, un Papa considerado de transición, pero que ha sido el más valiente de los últimos siglos: ha sabido estar cuando podía y se retira cuando sus fuerzas le limitan su misión de sucesor de Pedro”.
Yo sigo con lo mío: ¿Pero el más valiente no fue Juan Pablo II por sufrir como sufrió?
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