Blanco de almendro, como si antes de florecer soñara con nieve.
Y
amarillo de ginesta, laderas de colina hacia la luz que se va acercando
.
El azul entre los cirros de cielos oblicuos.
Y las fachadas
italianizantes de las pocas villas que siguen en pie por la zona baja de
Sarrià; algún jardín abandonado, los cañizos rotos. Las torres
residenciales y escuálidas, ateridas, entre bloques de ladrillo moderno.
De un lado para otro.
La ciudad salvaje en los barrios limítrofes con
los Encantes, que dentro de poco ya no estarán. La relativa tregua de
las viviendas por Can Baró, al amparo de la montaña. Pinto impresiones,
colores en el aire barrido por el viento. De fondo, y tan en superficie,
lo que ha venido siendo un barniz de modernidad salta hecho añicos.
Dijeron que por aquí no existía corrupción. El oasis
. Que la corrupción
se pudría en el Sur, y en Madrid
. Ah, los malos siempre están afuera
.
Nosotros, tan europeos, tan distintos, tan genoveses; pero con tan poco
memoria como para olvidar los versos de Espriu: "Oh, que cansat estic de
la meva / covarda, vella, tan salvatge terra, / i com m’agradaria
allunyar-me’n, / nord enllà, / on diuen que la gent és neta / i noble,
culta, rica, lliure, / desvetllada i feliç!". Con tan poco memoria para
todo.
Como para volver a cerrar la ciudad al mar. Para seguir
destruyendo fachadas nobles y sobrias, las pocas que continúan en pie.
Todo ha sido una pátina, un entusiasmo y un engaño consentidos poco
después del asentamiento de la democracia. Porque estos pueblos
ibéricos, con diseño y arte modernos, no han dejado de ser rudos y
sanguinarios, amantes de la destrucción y del oro fácil.
Así que yo me
voy mientras tanto a la piscina, como el praguense escribió que se fue
el día que estalló la Gran Guerra.
Mi piscina, en la tarde de ayer,
eran los laboratorios fotográficos en los que se empezarán a imprimir
las imágenes de Cristales de ultramar, muestra de treinta fotomontajes que el 20 de febrero se inaugura en una galería de Sarrià.
1 comentario:
Del Blog Diario Virtual de Jose Carlos Cataño
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