Dos productoras de arte emergente capean la crisis con una actitud lejos de las habituales fórmulas.
Son tiempos duros para la producción artística, pero quizás sea
cierto que la dificultad agudiza el ingenio porque se está abriendo paso
una nueva forma de producir arte, alternativa a las imposiciones del
mercado y más idónea a los tiempos que corren. Resultan emblemáticas de
esta tendencia dos nuevas productoras de arte emergente, Arts Coming y Art Deal Project, unas empresas online
que irrumpen en la escena del arte contemporáneo con una visión alejada
de los estereotipos mercantiles y muchas ganas de crear complicidades
con el público y los artistas.
Pilar Bonet, Sofía Reales, Anna Roldán y Rafael Ruiz, alumbraron Arts Coming el pasado noviembre.
Los cuatro, que juntos controlan el mundo del arte, la música, el diseño, la pedagogía, la crítica y la gestión, definen su iniciativa:
"Una experiencia a medio camino entre un comisariado independiente, una editorial rara y un sello discográfico".
Su lema, "producir obras de pequeño formato y gran valor a precios accesibles", se ha plasmado en siete piezas de otros tantos autores, que se pueden ver y adquirir en el Ultramarinos de +R, un nuevo espacio surgido de la fusión de dos conocidas galerías de Barcelona, masART y Raíña Lupa. "Son obras pequeñas, pero muy significativas en el proceso del autor", aseguran
. Su producción va desde proyectos que se enfrentan a los actuales dispositivos de representación (Domènec, Xavier Arenós), pasando por piezas que cuestionan los mitos y valores del propio mundo del arte (Rafel G. Bianchi, Dani Montellò, Antonio Gagliano), hasta trabajos de corte más político, que intervienen directamente en las estructuras de poder (Núria Güell, Mireia Sallarès).
Tampoco Art Deal Project, que en diciembre cumplió un año, es una
productora al uso.
"Más bien somos una agencia de mediación y nos gusta aportar nuestra visión al proceso de producción de nuestros artistas", asegura su fundadora Isabel Lázaro, que tiene un especial interés en la creación vinculada a las nuevas tecnologías
. Es el caso de la instalación de Varvara Guljajeva y Mar Canet, sus primeros artistas, que produjo para Just Madrid 2012, formada por unos seres entre orgánicos y robóticos, que reaccionan a la presencia del público alterando su ritmo de respiración. "Articulamos y proyectamos el trabajo de nuestros artistas, realizando un seguimiento parecido a las galerías de antaño, al que sumamos una importante actividad en las redes sociales y quitamos el condicionante de un espacio físico concreto y limitante", explica Lázaro, que actualmente representa 12 artistas y cuenta con la colaboración de Cristina Espinosa, una publicista experta en comunicación online.
Entre otros proyectos, acaba de producir la serie Big exit de Simona Rota, que en febrero se expondrá en la feria Jääl Photo de Madrid, y las videoinstalaciones y cajas de luz de Gerard Calderón para la exposición God has never come to save us, que se presentó en el espacio Escalera de Incendios de Barcelona. "Actualmente estamos trabajando en Teléfono Cadáver, un proyecto de Emilio Subirá y Thomas Barrera, entre el dibujo y la fotografía, sobre la reinterpretación y el trabajo apropiacionista
. Emilio realiza una pieza que envía a Thomas y este la reinterpreta y la vuelve a enviar y así hasta que estemos satisfechos".
Pilar Bonet, Sofía Reales, Anna Roldán y Rafael Ruiz, alumbraron Arts Coming el pasado noviembre.
Los cuatro, que juntos controlan el mundo del arte, la música, el diseño, la pedagogía, la crítica y la gestión, definen su iniciativa:
"Una experiencia a medio camino entre un comisariado independiente, una editorial rara y un sello discográfico".
Su lema, "producir obras de pequeño formato y gran valor a precios accesibles", se ha plasmado en siete piezas de otros tantos autores, que se pueden ver y adquirir en el Ultramarinos de +R, un nuevo espacio surgido de la fusión de dos conocidas galerías de Barcelona, masART y Raíña Lupa. "Son obras pequeñas, pero muy significativas en el proceso del autor", aseguran
. Su producción va desde proyectos que se enfrentan a los actuales dispositivos de representación (Domènec, Xavier Arenós), pasando por piezas que cuestionan los mitos y valores del propio mundo del arte (Rafel G. Bianchi, Dani Montellò, Antonio Gagliano), hasta trabajos de corte más político, que intervienen directamente en las estructuras de poder (Núria Güell, Mireia Sallarès).
Es una experiencia a medio camino entre un comisariado independiente, una editorial y una discográfica
"Más bien somos una agencia de mediación y nos gusta aportar nuestra visión al proceso de producción de nuestros artistas", asegura su fundadora Isabel Lázaro, que tiene un especial interés en la creación vinculada a las nuevas tecnologías
. Es el caso de la instalación de Varvara Guljajeva y Mar Canet, sus primeros artistas, que produjo para Just Madrid 2012, formada por unos seres entre orgánicos y robóticos, que reaccionan a la presencia del público alterando su ritmo de respiración. "Articulamos y proyectamos el trabajo de nuestros artistas, realizando un seguimiento parecido a las galerías de antaño, al que sumamos una importante actividad en las redes sociales y quitamos el condicionante de un espacio físico concreto y limitante", explica Lázaro, que actualmente representa 12 artistas y cuenta con la colaboración de Cristina Espinosa, una publicista experta en comunicación online.
Entre otros proyectos, acaba de producir la serie Big exit de Simona Rota, que en febrero se expondrá en la feria Jääl Photo de Madrid, y las videoinstalaciones y cajas de luz de Gerard Calderón para la exposición God has never come to save us, que se presentó en el espacio Escalera de Incendios de Barcelona. "Actualmente estamos trabajando en Teléfono Cadáver, un proyecto de Emilio Subirá y Thomas Barrera, entre el dibujo y la fotografía, sobre la reinterpretación y el trabajo apropiacionista
. Emilio realiza una pieza que envía a Thomas y este la reinterpreta y la vuelve a enviar y así hasta que estemos satisfechos".
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