La diseñadora Ana Jiménez da vuelta a las chaquetas y las convierte en bolsos.
Las piezas de segunda mano, esas que se abandonan en los armarios o
que terminan en contenedores de basura, siempre tienen algo especial
para la sevillana Ana Jiménez.
Empezó montando una tienda con prendas vintage pero la crisis le llevó a reinventarse y darse cuenta de que tenía una capacidad creativa que hasta entonces no había desarrollado.
En un pequeño taller en el que se ha establecido en Sevilla colocó sobre una mesa un chaleco de hombre y comenzó a darle vueltas y vueltas. “Deshice el chaleco y terminó convertido en un bolso, que ante mi asombro tuvo mucho éxito”.
Jiménez reconoce que siempre ha tenido pasión por las piezas de sastrería:
“Las prendas que realizan los sastres en los siglos XIX y XX no tienen desperdicio. Para alguien apasionado de las telas y el trabajo bien hecho son verdaderas obras de arte. Una chaqueta cuando la desmontas puede llegar a tener hasta 129 piezas diferentes.
Y hasta 25 bolsillos. Ya quedan muy pocos y será un oficio que terminará desapareciendo, como muchos otros”.
A partir de ahí comenzó a desmontar chaquetas para crear bolsos con ellas o utilizar alguna de sus piezas para realizar otros diseños.
Ana Jiménez suele comprar en mercadillos y no rechaza las prendas que le ofertan familiares o amigos. Anusca´s family, la empresa que creó en 2007 para vender sus diseños, empezó con siete bolsos. “Los tejidos que utilizo para mis creaciones son de primera calidad.
Considero que cada chaqueta que cae en mis manos comunica una historia.
Pienso que tiene su propia personalidad. Alguien decidió que con una buena tela podría trabajar con ella y alguien la llevó puesta durante algún tiempo. Estamos en un momento en el que prima la imaginación y no se puede tirar todo a la basura. Creo que se puede reciclar y dar una vuelta a las cosas”.
La filosofía de Ana Jiménez es que las prendas de segunda mano tienen que “aprovecharse para crear una artesanía creativa y diferente, capaz de plantar cara a la gran cantidad de material que se tira y despilfarra”. Los bolsos —de diseños únicos, que cuestan entre 25 y 50 euros— son la pieza central de su marca, “la creación y ejecución es el resultado de un trabajo artesano donde costura y remates se realizan a mano y a máquina”
. A medida que se ha ido haciendo con una clientela que funciona por Internet, en dos o tres tiendas y en mercadillos de artesanía
, Anusca´s family ha ido ampliando sus productos con tocados informales y piezas de bisutería
. La empresa también contribuye con organizaciones no gubernamentales para la obtención de fondos para ayudar al tercer mundo generando intercambio de materia prima por capital para la inversión en sus proyectos.
Empezó montando una tienda con prendas vintage pero la crisis le llevó a reinventarse y darse cuenta de que tenía una capacidad creativa que hasta entonces no había desarrollado.
En un pequeño taller en el que se ha establecido en Sevilla colocó sobre una mesa un chaleco de hombre y comenzó a darle vueltas y vueltas. “Deshice el chaleco y terminó convertido en un bolso, que ante mi asombro tuvo mucho éxito”.
Jiménez reconoce que siempre ha tenido pasión por las piezas de sastrería:
“Las prendas que realizan los sastres en los siglos XIX y XX no tienen desperdicio. Para alguien apasionado de las telas y el trabajo bien hecho son verdaderas obras de arte. Una chaqueta cuando la desmontas puede llegar a tener hasta 129 piezas diferentes.
Y hasta 25 bolsillos. Ya quedan muy pocos y será un oficio que terminará desapareciendo, como muchos otros”.
A partir de ahí comenzó a desmontar chaquetas para crear bolsos con ellas o utilizar alguna de sus piezas para realizar otros diseños.
Ana Jiménez suele comprar en mercadillos y no rechaza las prendas que le ofertan familiares o amigos. Anusca´s family, la empresa que creó en 2007 para vender sus diseños, empezó con siete bolsos. “Los tejidos que utilizo para mis creaciones son de primera calidad.
Considero que cada chaqueta que cae en mis manos comunica una historia.
Pienso que tiene su propia personalidad. Alguien decidió que con una buena tela podría trabajar con ella y alguien la llevó puesta durante algún tiempo. Estamos en un momento en el que prima la imaginación y no se puede tirar todo a la basura. Creo que se puede reciclar y dar una vuelta a las cosas”.
La filosofía de Ana Jiménez es que las prendas de segunda mano tienen que “aprovecharse para crear una artesanía creativa y diferente, capaz de plantar cara a la gran cantidad de material que se tira y despilfarra”. Los bolsos —de diseños únicos, que cuestan entre 25 y 50 euros— son la pieza central de su marca, “la creación y ejecución es el resultado de un trabajo artesano donde costura y remates se realizan a mano y a máquina”
. A medida que se ha ido haciendo con una clientela que funciona por Internet, en dos o tres tiendas y en mercadillos de artesanía
, Anusca´s family ha ido ampliando sus productos con tocados informales y piezas de bisutería
. La empresa también contribuye con organizaciones no gubernamentales para la obtención de fondos para ayudar al tercer mundo generando intercambio de materia prima por capital para la inversión en sus proyectos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario