Lo habitual debería ser ver el libro,
adorarlo, y luego ver la adaptación televisiva para ver como han
convertido en imágenes lo que tú has leído con entusiasmo.
Eso debería
ser lo habitual, aunque lo común muchas veces es hacerlo en el sentido
inverso.
Fue lo que sucedió con Pétalo carmesí, flor blanca, un libro bastante difícil de conseguir en las librerías españolas
(me llevé el último ejemplar que quedaba en la Casa del Libro de Gran
Vía, en Madrid, después de peregrinar por la Fnac y por otras cuantas
librerías).
Pétalo carmesí, flor blanca es
genial por una razón básica: el autor ha dejado que sus personajes vivan
y digan todo lo que quieren decir, sin importarle que el resultado sea
un tomo inmensamente grande e inmensamente pesado, un libro de los que
lleva leer su tiempo por muy rápido que se lea.
Por eso sólo, ya un
bravo inmenso para su autor.
Y también es genial por una razón básica: Faber ha escrito un folletín moderno, con todos los giros de trama necesarios, la loca en la azotea, la chica sin fortuna
y todos los requisitos básicos para tener un texto con esa
denominación.
Como recogen en la contraportada del libro y dijo algún
crítico que ahora no recuerdo, el resultado es lo que Dickens hubiese
escrito si hubiese podidido decir todo lo que siempre quiso escribir.
La protagonista de Pétalo carmesí, flor blanca
es una prostituta, Sugar, en el 1870 y algo, a la que su madre, una
madama de un prostíbulo cutre, obligó a prostituirse por primera vez a
los 13 años.
Cuando el libro arranca tiene 19 y consigue obsesionar al
heredero de una fábrica de jabones y perfumes bastante holgazán, casado
con una mujer de historia desgraciada, que empieza a necesitar tanto a
Sugar que decide comprársela a su madre.
La historia, insisto,
es folletinesca, pero moderna.
Es decir, Sugar es una prostituta de vida
desgraciada, sí, pero no la protagonista de La dama de las camelias.
El autor se ha documentado hasta el extremo y todo es todo lo realista y todo lo descarnado que hubiese sido.
La trama que arranca con una historia de
hombre salvador (¿salvador?, eso merecería un debate) es mucho más
compleja que esto (son más de 1.000 páginas, no lo olvidemos).
El
personaje de la esposa del heredero es uno de los más logrados y es la
tercera protagonista de esta historia.
La esposa del heredero es de
entrada el prototipo de ángel del hogar: dulce, elegante, hermosa,
obediente… Todo lo que esperaba la sociedad victoriana de una buena
esposa.
Pero su vida es un desastre.
La maternidad la ha abrumado (nadie
jamás le había hablado de las cosas de la vida…), así como el que la
hayan obligado de niña a renunciar a su religión (porque no era
socialmente aceptable) y que se haya visto arrastrada a ser una adulta.
La esposa es otro de los tipos de mujer desgraciada y no siempre
tratadas como deberían, con toda su complejidad, por los folletines.
Pétalo carmesí, flor blanca es un tomo
amplísimo, en el que el autor no deja nada al azar (todos los cabos de
esta historia inmensa están estupendamente bien atados) y en el
que el autor retrata con toda la crudeza necesaria a sus protagonistas.
El único problema en este libro podría ser su traducción: el texto está
escrito en segunda persona, con un narrador que se dirige todo el
tiempo al tú lector.
En inglés posiblemente no chirríe en ningún
momento, pero adaptar algunas de esas fórmulas inglesas al castellano es
bastante complicado y en la traducción que yo he leído no siempre
estaban bien acabadas.
La adaptación a la televisión la firma la BBC (que posiblemente sea la mejor televisión pública de todo el mundo…) y es estupenda.
El guión ha adaptado la historia de una forma completamente fiel al
texto y ha conseguido transmitir en imágenes todas las caras de este
folletín.
La esposa es la única que sale perjudicada en esta adaptación,
porque su personaje es simplificado ligeramente.
*Pétalo carmesí, flor blanca está
editado por Anagrama en castellano, pero posiblemente sea más fácil
leerlo echando mano de la versión original y de Amazon.
No hay comentarios:
Publicar un comentario