El
paro es un mal aliado para el consumo navideño. 840.000 personas en
Cataluña con un ojo puesto en un bolsillo que lleva tiempo sufriendo.
Pero no solo el paro amenaza la campaña de Navidad: la subida del IVA,
el impago de bonus o variables, y la ausencia de paga extra para los
230.000 empleados públicos (y muchos de empresas privadas) añaden leña a
las malas perspectivas ante unas semanas en las que el comercio se
juega el 20%-25% de la facturación del año.
“Será una campaña dura, y ya venimos de caídas del 10-12% interanuales”, señala el presidente de la Fundació Barcelona Comerç,
Vicenç Gasca, que precisa que a los comerciantes les tocará “ajustar
mucho en gestión: comprar de acuerdo al escenario real, contrataciones
mínimas y hacer ofertas”.
El gasto medio por hogar ha caído sin parar desde 2007, según los datos del Instituto Nacional de Estadística
(ha pasado de 32.000 a 29.482 euros). La cifra ni siquiera alcanza los
20.000 euros en el caso de los parados.
Además, la compra de artículos
relacionados con los gastos navideños es la que más desciende desde el
inicio de la crisis. El gasto en objetos como los equipos audiovisuales o
la joyería ha caído en torno al 30%; en electrodomésticos y vestir, un
25%; en librería y calzado un 20; y en comida fuera del hogar, un 15%.
En cambio, no cae el desembolso en cuestiones básicas, vivienda,
educación o salud.
Ante este panorama, los estudios y los expertos coinciden en que
asistiremos a una campaña de Navidad en la que las familias prescindirán
antes de salir de restaurante y de viaje que de las comidas en casa; en
las que harán menos regalos pero más inteligentes y útiles (mirando más
en qué gastan —adiós a los regalos inútiles—); y en las que los niños
serán el único colectivo que se salvará del apretón de cinturón. Aunque
sus regalos se concentrarán en Reyes: se acabó el triple derroche
Tió-Papa Noel-Reyes. Lo explica el secretario general de la
Confederación del Comercio, Miquel Àngel Fraile.
El profesor de mercadotecnia de IESE, Julián Villanueva, no duda en
afirmar que “será una mala campaña”, y recuerda que el índice de
confianza de los consumidores está en un 48% (más de 100% se considera
optimismo, aclara). Villanueva cree que la caída del gasto se traducirá
en “mayor búsqueda de gangas", a través de portales de ofertas:
“Esta
compra es buena para ellos pero a largo plazo es mala para las marcas,
porque el consumidor se acostumbra a comprar barato”. El experto también
explica que la crisis lleva a un aumento de la compra de marcas
blancas, que han alcanzado un 43% de la cuota de mercado, según la
consultora IRI; a rebajas más masivas y a la extensión de la compra de
regalos en grupo
. En el caso de los consumidores que tienen trabajo, el
profesor Villanueva indica que la clave de su comportamiento es el
miedo.
“Quienes están parados no compran porque no tienen margen, pero los
que sí tienen, tienen miedo a perderlo”. El estudio de la consultora
Deloitte sobre consumo navideño se titula Navidades Low Cost y
confirma las palabras de Villanueva: el 94% de los compradores tendrá en
cuenta el precio de lo que compre y serán artículos más útiles, para
menos gente y con mayor presencia de marcas blancas.
El estudio Navidades Low Cost fija el gasto en 680 euros, un
4% menos que en 2011. De éste, los niños se llevarán el 44% del
presupuesto, afirma el informe de la consultora, en el que se pregunta a
18.000 consumidores de 18 países.
Hace solo unas semanas, la Asociación
Española de Fabricantes de Juguetes explicaba que sus ventas caerán un
10%, un porcentaje que esperan compensar con ventas a países como Rusia o
Estados Unidos.
La socia de Deloitte Victoria Larroy subraya que pese a las caídas,
España es de los países que más gastan de Europa: “A pesar de todo, aquí
las Navidades tienen un componente muy sentimental y de cierto
descontrol”
. El estudio de Deloitte también revela que el regalo más
deseado es el dinero, aunque todavía no despega porque se asocia a algo
muy frío y poco emotivo.
“La gente pide dinero, pero le da reparo
regalarlo, es poco emotivo”, dice, y apunta que la alternativa son las
tarjetas regalo.
En el informe anual que ESADE presentará en breve, la escuela de
negocios diferenciará entre la mitad de la población que puede
permitirse celebrar la Navidad (aunque de forma más racional) y el 25%
que no se lo puede permitir.
“Son los que lo celebrarán en casa, con
mesura hacia los niños y con la ayuda de los abuelos”, precisa el
profesor de mercadotecnia Gerard Costa. El 25% restante son “otros”, de
la parte muy alta o muy baja de la pirámide.
Costa revela cuestiones que han detectado en el estudio, de carácter
muy cualitativo, como el incremento de familias que celebran “amigo
invisible”; o de hermanos que se agrupan para regalar a uno solo (no
todos a todos); o de personas que incluyen el tíque en el regalo porque
“en el fondo regalas dinero, y se entiende que si no lo necesitas te lo
cambiarás”.
Pese a este escenario tan duro y a lo que pueda parecer, desde la
Confederación del Comercio, Miquel Àngel Fraile, asegura que el pequeño
comercio resiste mejor la crisis que las grandes superficies.
“Lo
nuestro es guerra de guerrillas, capacidad de adaptación. Se está
recuperando el comercio de proximidad, la gente compra más cerca, los
mercados recuperan clientes porque se compra lo que se necesita…”,
asegura.
Y, con todo, Fraile da lugar a la autocrítica: “Esta es una crisis de
ricos, el exceso de oferta que había en 2007-2008 se ha ajustado
. En
comercio ha habido burbuja como en otros sectores”.
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