Desde que se publicó Las recetas de El Comidista,
El Comidista como blog ha crecido de manera notable, a veces incluso
desbordándome un poco
. Ha alcanzado unas cifras de tráfico de las que
estoy muy contento, porque significan que me lee mucha gente y porque
garantizan -dentro de lo posible en estos días- mi continuidad en el
circo de los medios. A la vez, estos números dan un poco de vértigo,
porque a veces lo que escribo se magnifica, alcanza un eco insólito a
través de las redes sociales y adquiere una trascendencia que en
realidad no tiene.
Ha habido entradas memorables a este respecto, como las dedicadas a las boutiques del pan, al presidente de Mercadona, a la dieta Dukan o a Arguiñano como comentarista político
.
En todas ellas, los comentarios de los lectores han acabado superando
en interés al propio post: una buena tangana colectiva es siempre más
atractiva que la opinión de un solo señor, por muy formada que sea.
También ha habido recetas con gresca incluida, especialmente las que
aludían a especialidades nacionales o regionales
. Pregunten en Perú por
mis cebiches o en Andalucía por mis gazpachos, que seguro que les hablan
muy bien de mí.
Mención aparte merece la sección más exitosa con diferencia de este último año de blog: Aló, Comidista.
Este consultorio que abrí inocentemente para que los lectores me
enviaran sus dudas se transformó a toda velocidad en un lugar en el que
la cocina se mezclaba con los asuntos más disparatados.
Lo cierto es que
yo induje un poco al personal a que sacara los pies del tiesto, puesto
que me aburría sobremanera la idea de hacer un consultorio estrictamente
culinario.
Pero nunca pensé que las preguntas fueran a llegar tan lejos
en su extravagancia, en su curiosidad, en su inteligencia o en su
idiotez.
Este libro recopila los momentos más desternillantes del Aló, y
también los más prácticos
. Creo que ese equilibrio entre la utilidad y
el despropósito es lo que define mi trabajo, y por eso en La cocina pop de El Comidista
uno recetas y artículos tutoriales, como las antiguías o el revuelto de
trastos, con historias más disparatadas, como las entrevistas a las
comidas viejunas.
A la vez, la presencia de la cultura pop es más
intensa que en el anterior libro: recomiendo películas para cada plato
(unas veces porque tienen alguna relación; otras, porque me gustan sin
más), incluyo un capítulo de menús para ver series de televisión que me
encantan, como Juego de Tronos o Dexter, y abro el
recetario a las aportaciones de artistas que me caen bien y que no
tienen nada que ver con el ámbito gastronómico, como Elvira Lindo, Miqui Puig o mi hermano Juanma.
Espero que este gran batiburrillo os guste, y que si no cocináis, al
menos paséis un rato agradable con mis bobadas. Este libro no tiene otra
pretensión que la de animaros a guisar y divertiros en tiempos
revueltos, que para desdichas ya están los informativos. Así que vamos a
ello".
'La cocina pop de El Comidista' se presenta el 26 de noviembre en Barcelona (Casa del Llibre Rambla Catalunya) y el 28, en Madrid (Fórum Fnac Callao).
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