Las cerezas aportan pocas calorías, sólo 58 kcal por 100 g. Presentan un alto contenido en vitaminas, sobre todo A (en forma de betacaroteno) y C, y también hidratos de carbono, calcio, potasio y magnesio.
La fibra que contienen les confiere un carácter laxante y "depurativo" del organismo. Las cerezas más oscuras son más ricas en hierro, magnesio y potasio que las variedades más claras.
Además, la cereza contiene pequeñas cantidades de otros componentes no nutritivos, entre ellos, ácidos orgánicos, tales como el ácido salicílico, málico, succínico y cítrico, especialmente las cerezas de color rojo claro y la guinda o cereza ácida que los contiene aún en mayor proporción, y flavonoides, como los antocianos y el ácido elágico, sustancias que la dotan de excelentes propiedades antioxidantes beneficiosas para el organismo.
Los antocianos son unos pigmentos responsables de ese color rojo tan característico y se encuentran en mayor concentración en las cerezas que en ninguna otra fruta (25 mg/100 g), principalmente en su pulpa. Los antocianos, además de ser colorantes, presentan una eficaz acción antioxidante que retrasa el envejecimiento celular y la aparición de enfermedades degenerativas (cardiovasculares, osteoporosis...) y el cáncer. Este poder anticancerígeno se ve potenciado por la presencia del ácido elágico y otros componentes (alcohol perílico, entre ellos).
Su composición convierte a la cereza en un alimento muy sano que resulta aconsejable en casos de:
- Obesidad, estreñimiento y retención de líquidos, debido al efecto saciante, laxante y diurético que produce su ingesta gracias su contenido en fibra soluble, potasio y agua, así como su bajo aporte en sodio y grasa.
- Diabetes. Las cerezas son bien toleradas por las personas diabéticas debido a su contenido en fructosa o levulosa. Sin embargo, no hay que olvidar su alto porcentaje en azúcares, por lo que conviene, en estos casos, moderar su consumo.
- Afecciones crónicas como artritis reumatoide, reumatismo crónico, enfermedades cardiovasculares y en periodos de convalecencia por su contenido en ácido salicílico y sustancias flavonoides, como los antocianos, de acción antioxidante.
- Niveles altos de ácido úrico o ataques de gota.
Desde hace siglos a las cerezas se les relaciona con el tratamiento y prevención de la gota. Parece demostrado que comer de 15 a 25 cerezas al día, contribuye a normalizar los niveles altos de ácido úrico en sangre, previniendo eficazmente la frecuencia y aparición de los ataques de gota.
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