Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

20 jun 2012

Con dinero y sin dinero

Con dinero y sin dinero

Por: José María Izquierdo
¿Sabían ustedes que aún no habíamos pedido rescate alguno?
¿Acaso recuerdan lo que nos vendieron Guindos y Rajoy, especialmente Rajoy, el fin de semana del 9 y 10 de este mismísimo mes? ¿Qué fue entonces de aquel éxito que obtuvimos y de aquella titánica presión que había ejercido nuestro presidente para que nos soltaran hasta 100.000 millones de euros por la patilla, tarea que le duró solucionarla un ratito al inquilino de La Moncloa, y que una vez resuelta con la rapidez y eficacia acostumbrada, yo –dijo Rajoy- me voy al fútbol?
 También nos dejó dicho aquello de que “no afectará ni a la deuda ni al déficit” y no habrá contraprestaciones más allá de las financieras.
 Ni diez días han pasado y el mundo, et voilà, ha girado 180 grados y ahora resulta que seguramente pediremos el rescate -¿ayuda financiera?- antes de que acabe la semana, lo del sábado 9 no solo no fue un éxito, sino que el presidente ha reconocido en México, con música de corrido, que ha “resultado ser tremendamente dañino”, porque como le dijeron desde todos los sitios, sí afectará a la deuda y al déficit. Y si no están mal informados todos los periódicos del mundo, vamos a tener a unos hombrecillos de negro en las mismísimas calvas de Guindos y Montoro.
 Para empezar.
Va
Y no les digo cómo va a seguir la película por lo de la úlcera.
Abc, por lo pronto, insiste en su editorial en el imposible: “Financiación directa necesaria”. Es lo que pidió ayer Rajoy, pero da la impresión de que con escaso apoyo en la Cumbre, por todo tipo de razones que en lugares más prominentes y mejor documentados podrán ustedes leer.
 Pero bueno, por insistir que no quede. El Mundo ya advierte lo que se viene encima y se prepara para la descarga.
Título de primera página: “Merkel trata de imponer a Rajoy las condiciones del ‘eurocrédito”. Y sumarios: “Logra que el G-20 urja a España a pedir el dinero/Quiere que la devolución del préstamo a los bancos tenga prioridad sobre el resto de la deuda”. Veamos brevemente.  
Merkel impone mucho, es verdad, pero las condiciones del eurocrédito famoso vienen marcadas por las estrictas normas comunitarias. Y lo primero que hay que hacer para optar a un crédito es pedirlo.
 Y el gobierno español lleva quince días mareando la perdiz. Demasiados.
Y tres, vuelta a lo mismo: si se opta por un determinado tipo de crédito no hay más remedio que aceptar lo ya fijado por Bruselas y sí, efectivamente, los prestamistas tienen prioridad en el cobro ante una posible quiebra, con todo lo que eso conlleva de desconfianza de los mercados.
Cierto. Pero así de dura es la vida. Lo hemos dicho aquí varias veces: pedir 100.000 millones de euros no es una broma, y quien los preste te va exigir el pago de la deuda hasta el último centavo.
 Con sus intereses oportunos y en el plazo que se acuerde. Y digan lo que digan los demás -ministros y prensa adicta- con los organismos europeos pertinentes en la chepa, vigilando cada decisión económica que se tome en España y, en caso de que algo no guste donde tiene que gustar, a la papelera.
 Y si para cumplir con el déficit hay que subir el IVA, se ordenará a Rajoy que suba el IVA.
 Y los funcionarios, y las pensiones y lo que haga falta. Qué pesado es repetir una y otra vez lo mismo: ¿quieren 70.000 o100.000 millones de euros?
Sea: pero a mis órdenes.
 ¿Está claro?
Y es que esto de que Merkel presione tampoco gusta nada a Libertad Digital,  otrora fiero guardián del riguroso cumplimiento de la austeridad recetada por la estricta gobernanta, pero ahora peticionario de una cierta laxitud en las condiciones.
 O sea, que éramos de Bilbao, pero no del mismo centro de Bilbao: “Tarde o temprano la canciller alemana tendrá que decidirse.
 Si quiere salvar al Euro, y por extensión a la UE como realidad política con la que seguir avanzando en una Europa fuerte y unida, habrá de transigir siquiera temporalmente en la ortodoxia impuesta al BCE.
 Si prefiere seguir su camino en solitario y hacer que sus ciudadanos acaben experimentando a medio plazo la ruina de los países periféricos, sólo tiene que seguir como hasta ahora, ajena al clamor de los países afectados, del G-20, de Estados Unidos y de todas las voces autorizadas, que llevan semanas advirtiéndole del inminente desplome de un proyecto común cuyo destino Alemania tenía y sigue teniendo la responsabilidad de liderar”
. Es que estamos bastante achuchados, ¿sabe usted, señora Merkel?

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