Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

26 jun 2012

Al Congreso, Rajoy, al Congreso

Al Congreso, Rajoy, al Congreso

Por: José María Izquierdo
A nadie parece sorprender que nuestro presidente del Gobierno, más de diez millones de votos que le llegaron desde gentes de distintos pelajes, se vaya ayer a casa de los empresarios a contarles qué piensa hacer con este país. Y eso tres o cuatro días después de negarse a comparecer en el Congreso de los Diputados para el obligado -hasta ahora- Debate del Estado de la Nación. Debe ser que está en territorio más cómodo, que mejor será una charla agradable y distendida con la cúpula de la CEOE, mismo traje y similar corbata, donde no tiene que aguantar las  impertinencias de la oposición.
Pues qué quieren qué les diga: a este catavenenos le da un sofocón ver el desprecio con que el presidente del Gobierno trata a los representantes de la ciudadanía -los diputados-, que es tanto como despreciar a los ciudadanos mismos. Y para anunciar “medidas difíciles” prefiere el amor de la lumbre entre amigos y conocidos, que no van a preguntarle de qué medidas está hablando, ni le van a exigir que  nos diga qué dinero vamos a pedir a Bruselas y en qué condiciones, entre otras muchas cuestiones que seguro le iban a plantear en el Parlamento. Lo dije el otro día y lo repito, hoy con el añadido de la ostentación de la CEOE: es una vergüenza este juego del escondite permanente
. Y, por cierto, no oigo a la oposición, sobre todo a su principal partido, el PSOE, lanzar los alaridos pertinentes.
 Esto no es un jijí-jajá, ni se despacha con una frase ingeniosa. Rubalcaba debe exigir esa comparecencia a voz en cuello y montar un pollo permanente. A ver si es que a un silencio le vamos a oponer otro silencio. Sería otra vergüenza. Aviados estamos.
A ver, sin pensarlo: ¿es un pedazo fascista Barack Obama? Pues aquí les contestamos, que en este blog lo mismo arreglamos bicicletas que hacemos tatuajes. Ya saben, se planchan tortillas y se fríen pantalones.
 
Y para qué vamos a repetir lo que todos sabemos si se explica con claridad en el editorial de Abc: “La inminencia de una nueva rebaja de la calificación de la banca española por la agencia Moody's -anunciada sospechosamente justo el día en que el Gobierno ha solicitado formalmente la ayuda europea- añade presión al Gobierno para acelerar la puesta en marcha de la recapitalización de las entidades financieras españolas que la necesiten.
 La demora aumenta las incertidumbres, sobre todo por la urgencia en aplicar una medida que, a todas luces, es necesaria y será positiva en términos generales.
 La economía española necesita despejar incógnitas en todos sus frentes.
 El de las reformas internas y el de la ayuda para capitalización de la banca”. Tal cual. También Ignacio Camacho se suma a este ataque de cordura:
 “Pues claro que va a haber contrapartidas. O vigilancia o recomendaciones vinculantes, como dice el comisario Almunia, a quien algunos fundamentalistas del PP acusan de poner zancadillas al Gobierno; pronto se han olvidado de lo que les gustaban sus críticas independientes a la insustancialidad de Zapatero. Después del descalzaperros de Bankia cómo va a apoquinar nadie sesenta mil meuros -el neologismo es bruselés- sin asegurarse de ciertas garantías sobre el buen uso de la millonada”.
Que es lo que venimos diciendo desde el famoso sábado en el que Rajoy presionó a Bruselas lo indecible para conseguir que nosotros aceptáramos el crédito que nos echaban a la cara sí o sí. Unas risas, por favor.
Y es que no nos merecemos a este titán de Pontevedra, que maravilla a los articulistas de La Razón. A González Ferrari, por ejemplo, le despierta admiración y ternura tanto esfuerzo: “El presidente del Gobierno se pasa todo el santo día de la ceca a la Meca intentando hacer entrar en razón a los socios de la eurozona”, pobrecito, mientras José María Marco lleva bien alta la cabeza a la vista de los éxitos del susodicho: “El respaldo con el que cuenta el Gobierno de Rajoy es de por sí un argumento económico, además de político. A diferencia de Francia, que se ha ensimismado en una actitud inmovilista, lo que los españoles han elegido es un programa”. ¡Pobre Francia, en manos de ese inmovilista que es François Hollande, que en quince días solo ha conseguido que Merkel ceda en soltar 130.000 millones para potenciar el crecimiento de la zona euro! ¡Y qué suerte de los españoles, que nos van a llegar otras tandas de recortes antes del próximo corte de pelo! ¡Qué bien que tenemos un programa! Y es que en el extranjero nos odian, ya se sabe.
 De “ensañamiento con la banca española”, dice La Razón que son las calificaciones –descalificaciones, por mejor decir- de Moody’s. Y ahora -¡¡¡ahora!!!- se enfada con ellos y les llama “carroñeros”.
 Ay, qué jolgorio, con lo que les hemos aclamado en tiempos no tan pretéritos… La Razón lleva editorial de lo de Bildu-Sortu, pero lo dejamos, que a este bloguero le faltan ganas de repetir lo mismo una y otra vez…
También en El Mundo hablan en el editorial del "ataque" de Moody’s.
Y el editorial dice esto: “Rajoy no concretó el nuevo plan, pero dos advertencias llegadas desde la Comisión indican cómo se desarrollará. 
Olli Rehn contestó a la carta de petición del rescate bancario con un comunicado en el que expresaba que vigilará ‘de cerca’ el cumplimiento de los compromisos del Gobierno con el déficit y con las reformas estructurales”.
Y por si no queda clara la cosa, añade que “Joaquín Almunia detalló que, tras la solicitud de ayuda, la subida del IVA no es una recomendación sino una ‘obligación’ y hoy desvelamos que el Ejecutivo estudia aumentar la base de ese impuesto para pasar productos de los tipos reducidos al normal. 
El Gobierno lograría así una especie de cuadratura del círculo: podría decir que técnicamente no ha subido el IVA y salvar la cara ante declaraciones anteriores, aunque en la práctica haya que pagar hasta 10 puntos más en hoteles, cines o restaurantes”.
 ¿Usted, lector, verdad que no es tonto? Pues yo tampoco, y eso es una subida del IVA como un elefante de Botsuana. Y eso sin exagerar.
 Así que Rajoy y su Gobierno dirán lo que les dé la gana, pero anotemos otro incumplimiento más, de algo que han repetido –tontamente, todo hay que decirlo, porque a nadie engañaban- hasta la saciedad: no subiremos el IVA. Vale.

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