Décimas de Quintín Silva
Quintín Silva fue un herrero forjador de herraduras y aperos de labranza que vivió en mi novela El as de espadas, y contaba lo que sucedía a su alrededor en cuartetas, romances o espinelas, que unas veces improvisaba acompanándose de la guitarra y otras escribía en una libretas manchadas con tizne de la fragua que finalmente las devoró junto al decimista. Anoche se presentó en mi escritorio, armado de una vihuela, como Martín Fierro, y se empeñó en cantar sus cuitas en décimas. Son estas:
Un nuevo vocabulario
nos bombardea con encono:
Banco Central, eurobono
y un tal Fondo Monetario.
Voraces e insolidarios,
ladrones de magno fuste
utilizan el embuste
y el reproche más taimado:
La culpa es de los mercados,
la solución, el ajuste.
Nos vendieron la Eurozona
como una mina de sal,
que con el gran capital
iba a ser la campeona.
La crisis, cual amazona,
a los débiles abate,
y recibe jaque mate
la democracia en un sesgo
que llaman prima de riesgo
y roban con el rescate.
Quintín Silva siguió recitando, mientras pulsaba la guitarra, pero ya solo escuché las milongas y chacareras que salían de sus cuerdas y que ahogaban la voz. Luego se fue desvaneciendo hasta que desapareció. Si alguna vez volviese a presentarse en mi escritorio, les daré cuenta.nos bombardea con encono:
Banco Central, eurobono
y un tal Fondo Monetario.
Voraces e insolidarios,
ladrones de magno fuste
utilizan el embuste
y el reproche más taimado:
La culpa es de los mercados,
la solución, el ajuste.
Nos vendieron la Eurozona
como una mina de sal,
que con el gran capital
iba a ser la campeona.
La crisis, cual amazona,
a los débiles abate,
y recibe jaque mate
la democracia en un sesgo
que llaman prima de riesgo
y roban con el rescate.
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