Empiezan a acabarse las películas de la sección Oficial de Cannes y aún no aparece un candidato rotundo que una los gustos del público. Haneke, Mungiu, Resnais… Nombres que suenan para que el jurado que preside Nanni Moretti (a priori un presidente con mucho mando en plaza) decida quién se lleva la Palma de Oro.
El último entrar en liza ha sido Lee Daniels (Precious) con The paperboy, la adaptación del libro de Peter Dexter que durante un tiempo fue el proyecto estadounidense de Pedro Almodóvar.
Vista la película, uno entiende que allí había un material cercano a los gustos del cineasta español, que probablemente le hubiera sacado mejor partido que el que logra Daniels.
Este thriller ambientado en el sudoroso y racista Sur de Estados Unidos de los años sesenta habla de discriminación por los gustos sexuales y por el color de la piel, de la necesidad de sentirse querido hasta grados estrambóticos (el personaje de Nicole Kidman es el mejor ejemplo) y de la iniciación a la vida, uno de los temas recurrentes en este Cannes.
A su presentación han acudido Daniels, Kidman, Macy Gray, John Cusack, Matthew McConaughey y Zac Efron. La trama gira alrededor de Efron, que se pasa la mitad del metraje solo en calzoncillos.
El niño bonito persigue personajes más arriesgados —“este filme es un sueño, espero seguir rodando cosas así”, ha dicho el actor— aunque en cámara siga buscando su perfil bueno.
O como gritaba Daniels: “Si es que la cámara le quiere, ¡le adora! Y sé lo que digo, que soy gay”.
Pero la primera pregunta en la rueda de prensa de esta mañana no iba destinada a la belleza, sino a la procedencia del proyecto, al paso de Almodóvar por este guion. Daniels por supuesto conocía el dato, aunque dio evasivas: “No sé qué pasó. Muchas películas cambian de directores y de actores
. A mí me gustó mucho el libro, y cuando me ofrecieron la oportunidad, la cogí”. No desveló si había leído o no el libreto del cineasta español.
Pasada la única pregunta inoportuna, llegaron las alabanzas de todo el reparto, el consabido y laudatorio “este equipo está repleto de estrella internacionales pero que son además actores, una combinación muy extraña” (cortesía de Daniels), y las reflexiones sobre el racismo y la homofobia que sufre el personaje de McConaughey, un investigador gay que vuelve a su pueblo natal –su hermano pequeño es el papel de Efron- acompañando a un periodista. Ambos quieren descubrir quién de verdad mató a un sheriff, un asesinato por el que cumple condena Cusack. “
Hablé con mi familia”, confesó Daniels, “y ellos me dieron multitud de historias, de datos que me ayudaron para la ambientación. ¿Referencias a Tennessee Williams? Bueno, cuando ruedo una película no solo trabajo con la historia, sino que todo mi pasado y mi conocimiento se vuelca en ella. Cada personaje lo conozco, está en mi interior, y es cierto que todos tienen momentos de humor.
Debemos encontrar el humor incluso en las historias más oscuras como está. Así es como vamos sobreviviendo”.
A Kidman, alocada mujer que mantiene una relación postal con el preso, y de la que se enamora Efron, le preguntaron por qué hace tan poco cine en Hollywood: “Es cierto que los papeles femeninos fuertes actualmente solo se dan en el cine independiente, aunque se me hace complicado definir qué es indie. Daniels me hizo encontrar el papel en cómo se movía.
Cuando empecé con las pruebas, me puse toda la parafernalia (joyas, maquillaje, vestido llamativo) y me hice en mi baño fotos provocadoras para que Lee las viera”.
Sobre la tórrida secuencia de sexo a distancia –separados por un par de metros- que mantiene con Cusack, y por otra en la que ya se tocan, Kidman comentó: “Lee me ayudó a construir esta relación con el personaje de John… No he visto la película, y lo mismo me siento incómoda (lo que no ocurrió en el rodaje) viéndola esta noche [risas]”.
Para Zac Efron tuvo palabras de admiración por cómo había construido un personaje “caliente y peligroso, y a la vez algo despistado porque está descubriendo cómo funciona el mundo”, a lo que Efron respondió: “Yo estoy enamorado de Nicole desde Moulin Rouge!”.
El tono de la película lo definió acertadamente Macy Gray, la narradora de la historia:
“Es una película loca. Tiene sexo, Zac se pasa medio metraje en calzoncillos —lo que me distraía mucho en mis tomas—, habla del racismo y es de esas pelis que cada vez que ves descubres nuevas cosas en su interior”.
La otra película a concurso era Post Tenebras Lux, el último trabajo del mexicano Carlos Reygadas, el director de Batalla en el cielo, Japón y de la soberbia Luz silenciosa.
En este caso ha ido al extremo de la experimentación al contar las desventuras de una familia bien, con dos hijos pequeños, en el México profundo, una anécdota que le sirve para hilvanar momentos vibrantes con surrealistas incursiones en esa experimentación.
Anoche recibió abucheos y un crítico español gritó al finalizar la proyección: “¡Viva Buñuel!”
. Esta mañana Reygadas ha asegurado: “Me siento muy halagado de recibir abucheos. Rara vez leo la crítica cinematográfica pero a veces sí y creo que es un halago. Para mí es un síntoma de que estoy haciendo cosas que valen la pena (...) Si no me abuchearan, estaría un poco preocupado”.
Es la tercera vez que Reygadas compite en Cannes, y con Luz silenciosa obtuvo el premio del Jurado.
El último entrar en liza ha sido Lee Daniels (Precious) con The paperboy, la adaptación del libro de Peter Dexter que durante un tiempo fue el proyecto estadounidense de Pedro Almodóvar.
Vista la película, uno entiende que allí había un material cercano a los gustos del cineasta español, que probablemente le hubiera sacado mejor partido que el que logra Daniels.
Este thriller ambientado en el sudoroso y racista Sur de Estados Unidos de los años sesenta habla de discriminación por los gustos sexuales y por el color de la piel, de la necesidad de sentirse querido hasta grados estrambóticos (el personaje de Nicole Kidman es el mejor ejemplo) y de la iniciación a la vida, uno de los temas recurrentes en este Cannes.
A su presentación han acudido Daniels, Kidman, Macy Gray, John Cusack, Matthew McConaughey y Zac Efron. La trama gira alrededor de Efron, que se pasa la mitad del metraje solo en calzoncillos.
El niño bonito persigue personajes más arriesgados —“este filme es un sueño, espero seguir rodando cosas así”, ha dicho el actor— aunque en cámara siga buscando su perfil bueno.
O como gritaba Daniels: “Si es que la cámara le quiere, ¡le adora! Y sé lo que digo, que soy gay”.
Pero la primera pregunta en la rueda de prensa de esta mañana no iba destinada a la belleza, sino a la procedencia del proyecto, al paso de Almodóvar por este guion. Daniels por supuesto conocía el dato, aunque dio evasivas: “No sé qué pasó. Muchas películas cambian de directores y de actores
. A mí me gustó mucho el libro, y cuando me ofrecieron la oportunidad, la cogí”. No desveló si había leído o no el libreto del cineasta español.
Pasada la única pregunta inoportuna, llegaron las alabanzas de todo el reparto, el consabido y laudatorio “este equipo está repleto de estrella internacionales pero que son además actores, una combinación muy extraña” (cortesía de Daniels), y las reflexiones sobre el racismo y la homofobia que sufre el personaje de McConaughey, un investigador gay que vuelve a su pueblo natal –su hermano pequeño es el papel de Efron- acompañando a un periodista. Ambos quieren descubrir quién de verdad mató a un sheriff, un asesinato por el que cumple condena Cusack. “
Hablé con mi familia”, confesó Daniels, “y ellos me dieron multitud de historias, de datos que me ayudaron para la ambientación. ¿Referencias a Tennessee Williams? Bueno, cuando ruedo una película no solo trabajo con la historia, sino que todo mi pasado y mi conocimiento se vuelca en ella. Cada personaje lo conozco, está en mi interior, y es cierto que todos tienen momentos de humor.
Debemos encontrar el humor incluso en las historias más oscuras como está. Así es como vamos sobreviviendo”.
A Kidman, alocada mujer que mantiene una relación postal con el preso, y de la que se enamora Efron, le preguntaron por qué hace tan poco cine en Hollywood: “Es cierto que los papeles femeninos fuertes actualmente solo se dan en el cine independiente, aunque se me hace complicado definir qué es indie. Daniels me hizo encontrar el papel en cómo se movía.
Cuando empecé con las pruebas, me puse toda la parafernalia (joyas, maquillaje, vestido llamativo) y me hice en mi baño fotos provocadoras para que Lee las viera”.
Sobre la tórrida secuencia de sexo a distancia –separados por un par de metros- que mantiene con Cusack, y por otra en la que ya se tocan, Kidman comentó: “Lee me ayudó a construir esta relación con el personaje de John… No he visto la película, y lo mismo me siento incómoda (lo que no ocurrió en el rodaje) viéndola esta noche [risas]”.
Para Zac Efron tuvo palabras de admiración por cómo había construido un personaje “caliente y peligroso, y a la vez algo despistado porque está descubriendo cómo funciona el mundo”, a lo que Efron respondió: “Yo estoy enamorado de Nicole desde Moulin Rouge!”.
El tono de la película lo definió acertadamente Macy Gray, la narradora de la historia:
“Es una película loca. Tiene sexo, Zac se pasa medio metraje en calzoncillos —lo que me distraía mucho en mis tomas—, habla del racismo y es de esas pelis que cada vez que ves descubres nuevas cosas en su interior”.
La otra película a concurso era Post Tenebras Lux, el último trabajo del mexicano Carlos Reygadas, el director de Batalla en el cielo, Japón y de la soberbia Luz silenciosa.
En este caso ha ido al extremo de la experimentación al contar las desventuras de una familia bien, con dos hijos pequeños, en el México profundo, una anécdota que le sirve para hilvanar momentos vibrantes con surrealistas incursiones en esa experimentación.
Anoche recibió abucheos y un crítico español gritó al finalizar la proyección: “¡Viva Buñuel!”
. Esta mañana Reygadas ha asegurado: “Me siento muy halagado de recibir abucheos. Rara vez leo la crítica cinematográfica pero a veces sí y creo que es un halago. Para mí es un síntoma de que estoy haciendo cosas que valen la pena (...) Si no me abuchearan, estaría un poco preocupado”.
Es la tercera vez que Reygadas compite en Cannes, y con Luz silenciosa obtuvo el premio del Jurado.
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