Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

25 may 2012

“el mayor banco público de la Historia”.

No salimos del pasmo, que ahora resulta que el PP va a crear Es que me da la risa.

  
Así que aquí nos tienen, encelados con el abucheo, sea o no sea, del partido de fútbol, que es lo que de verdad nos interesa a los ciudadanos, ajenos a la crisis, Bankia o lo que haga el BCE.
 En La Razón, por ejemplo, el más reciente Pedro Narváez o el más veterano José María Marco andan con esta cosa. Como Alfonso Merlos –ojo, peligro- o José Luis Martín Prieto, “Los gamberros nos quieren tocar el pito sabiendo que no vamos a usar el chuzo”.
 ¡Cuánta firma, señor, desperdiciada en semejante tontuna! Inane Narváez, si me permiten decirlo, y falsamente profundo Marco, como casi siempre, que los suyos no pasan de artículos reaccionarios de la A a la Z, recubiertos de un falso aplomo intelectual. Habla de regresiones: “En estas primeras décadas del siglo XXI, la vida civil y moral española está conociendo algunas importantes tendencias regresivas de orden casi antropológico. Una de ellas es el movimiento 15-M. El 15-M equivale a la infantilización de la acción política, el grado sub-cero en cuanto a la inserción de las personas en la vida pública”.
Pero vayamos a lo que nos interesa, que lo del 15-M era solo una excusa: “Más propiamente nuestros son los nacionalismos. El nacionalismo es una ideología que se utiliza para crear una nación allí donde dicha nación no existe. 
Esta invención requiere la selección y el descarte de todo aquello que los nacionalistas no consideran nacional”.
Y más adelante: “Se entiende así por qué el nacionalismo es una forma de regresión -de las más peligrosas, además- desde formas complejas y tolerantes de convivencia hasta formas de vida poco desarrolladas y nada proclives a la tolerancia ni al diálogo”.
 De la regresión al siglo XIX a la que nos están llevando las políticas de quienes él apoya y surte de teorías en FAES, nada dice. Se le habrá pasado.
El editorial está dedicado a José Manuel Gómez Benítez y sus denuncias contra Dívar. Se lo resumo brevemente con el sumario que ellos mismos ofrecen: “El vocal Benítez está obligado a dimitir por su conducta desleal y mezquina”.
 ¿Tiene La Razón alguna opinión formada sobre los fines de semana –un poco largos, sí, pero sin duda justificados por el insoportable estrés de su cargo- del magistrado presidente Carlos Dívar, en aquel hotelucho en aquel páramo, lugar extraordinariamente oportuno para la meditación y el recogimiento de un alma pura como la suya?
 Pues no lo dice. Pero dado que los estudiantes, los maestros, los catedráticos, los rectores, los médicos y, en general, todos los funcionarios, según Marhuenda, son unos vagos redomados que no dan ni clavo, a lo mejor tiene alguna palabra sobre la extensa labor recreativa del alto magistrado. Digo.
Y vean cómo La Razón es capaz de llamar descerebrados y pusilánimes a once rectores de once Universidades españolas: “La presidenta de los rectores presentó al colectivo como víctima del ministro, pero fueron los responsables universitarios los que dinamitaron la cita con Wert. Adelaida de la Calle cobró un protagonismo esencial en el plante. 
Movilizó a los rectores contra el Gobierno, pese a que al menos once de ellos eran partidarios de la reunión con Wert. De la Calle actuó como un agente político al servicio de intereses ajenos a la Universidad.
 Nada sorprendente en una persona tan próxima al PSOE”. ¡Qué arrojado carácter el de esta nueva Pasionaria, y qué escaso espíritu el de los once rectores, sumisos ante tan enérgica revolucionaria!
En Abc hay editorial sobre Gibraltar. Qué pereza volver a leer, como seguro que lo hice en el Abc de los años 60, frases como ésta: “En el conflicto de Gibraltar, los extremos deben descartarse: ni consentir la humillación ni apasionarse con patriotismos estériles”.
 Sí, claro, está bien. ¡Cincuenta años después nos trae la misma matraca! Por favor… ¿Decíamos antiguo? José María Carrascal también escribe sobre Gibraltar: “A ingleses y gibraltareños no hay que contentarles ni convencerles ya que no atienden a los halagos ni a las razones. Sólo, a los intereses y a la fuerza.
 ¿Por qué no se atrevieron a enviar patrulleras a defender la democracia en Hong Kong?”. Pues eso, lo que vengo diciendo: a la guerra.
Jiménez Losantos, en El Mundo, se permite esta ¿gracia?:“Cuando la Copa se llamaba del Generalísimo ningún catalán o vasco se disfrazaba de ‘tifoso’".
Curioso transformismo el de este corneta nuestro, que si no me equivoco en las fechas, por aquellas épocas debía militar en Bandera Roja.
 ¿De qué tenía que disfrazarse él mismo para que no le apalearan los grises o, peor, los policías de la Brigada Político Social, antes de meterle en la cárcel?
 Un poco de dignidad le impediría a él mismo, por mucha revelación ultraliberal que haya experimentado, evitarse las bromitas con aquella dictadura inhumana. Dice también que echa en falta a “Urdangarin y a Cristina, ejemplos de ventajismo político y golfería institucional, en esta marcha sobre Madrid de los fascios redentores de Euskal Herria y los Països Catalans”.
 Más bromitas.
Y ya que estamos de deportes, El Mundo titula así su editorial: “Todos con el sueño olímpico de Madrid”. ¿Inocente? Quiá: “Si la candidatura de Barcelona gozó de todo el apoyo institucional y popular, parece justo que Madrid reciba el mismo trato”. Ahí íbamos. ¿Crisis? Para otras cosas…

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