Yo te quise querer pero era el hielo, la mar muy encrespada, las cenizas: un número tan grande de accidentes que no pude alcanzar ni tu silueta perdida irremediable entre la bruma.
Yo te quise besar pero era otoño, las hojas ya caídas, los cristales, un sol casi desnudo y por los hombros huyendo a campo abierto.
Yo te quise halagar pero un río, gaviotas aguardando enfurecidas, puentes quemados en batallas viejas, zarzales irrumpiendo en vez de estrellas, tanto que al acercarme a tu terreno mi cuerpo se alejaba hacia un abismo.
Yo quise simplemente contemplarte, tu mirada de añil., tus añoranzas, la carne embravecida de tus labios, el ímpetu del tiempo en que brotaba la fuente de tus pechos, el cuento que se cuenta junto al humo, la suave brisa que acompaña al tacto, el rito tan antiguo de serpiente.
Te quise despedir pero era ausencia, otro tiempo vivido en otra orilla, una canción de tono más bien triste y el gris evaporándose en mis manos. Te quise despedir pero zarpabas hacia tierras ignotas, hacia el fondo, allá donde bostezan las palomas, velas al viento con el rumbo fijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario