Es evidente que los escritores y los artistas estarán, en España y en cualquier parte, ocupados escribiendo, esculpiendo, filmando, pintando, componiendo, etcétera.
Y la mayoría estará, sobre todo, sobreviviendo, o sobreactuando, que de eso también abunda.
Pero, en lo público, en lo que suele preocupar en esa esfera intelectual de la ciudadanía, ¿dónde están? ¿Qué les preocupa últimamente, a dónde van, de qué se ocupan cuando no esculpen, pintan, filman, escriben, etcétera?
Me he preguntado eso últimamente, desde las últimas elecciones, que parecían tan decisivas al menos para los intelectuales que viven de sus derechos de autor.
¿Qué dijeron, en la calle, en sus foros habituales, escritos o hablados, de lo que iba a pasar con ese aspecto tan importante de su relación con el trabajo? ¿Y de lo que les esperaba como ciudadanos, aparte de lo que los ocupa como artistas? ¿Qué dijeron, qué están diciendo?
En los últimos años se puede constatar una desafección general del ciudadano hacia la política, por culpa de la política, sin duda, pero también por culpa del ciudadano, pues sin el compromiso de éste aquella se resiente. La política es un ejercicio de civil de responsabilidad compartida. Nada es ajeno a la política y por tanto nadie está fuera de la esfera de lo público, sea de izquierdas, de derechas, o de centro. Esa desafección es ahora habitual entre los artistas. ¿Por qué? ¿Hasta cuándo?
Es curioso. El PSOE tuvo que suspender, en campaña electoral, la campaña electoral más peligrosa y abismal de su historia, un encuentro con artistas e intelectuales, porque sólo un artista confirmó su presencia en el acontecimiento que pretendía juntar a ese sector junto al candidato Rubalcaba.
El Partido Popular no suele proponer esos acontecimientos, seguramente porque los artistas o intelectuales que apoyan a esa formación no son personas que vayan a mítines o a conciliábulos partidistas y ejerzan sus posiciones desde otros lugares de la sociedad...
En UPyD hay ahora una presencia contundente y habitual, la de Álvaro Pombo; pero ni Fernando Savater ni otros artistas o comunicadores que antes eran fijos en los encuentros de Rosa Díez asoman ahora con tanta frecuencia al menos en los actos públicos
. En Izquierda Unida hay, de siempre, mayor compromiso de los intelectuales (de algunos intelectuales) que apoyan a la formación de izquierdas, pero en los últimos años he encontrado ahí también un mayor desvalimiento.
¿Qué ha pasado? ¿Fatiga de materiales? ¿Falta de atractivo por parte de los políticos? Desgana, y se acabó?
No sucede tan solo en el ámbito de las convocatorias políticas.
Estuve en la toma de posesión de Víctor García de la Concha como director del Instituto Cervantes. Tampoco vi allí a muchos creadores literarios; de hecho, no recuerdo haber visto ninguno; como dice un amigo mío, y ninguno es ninguno. ¿Por qué?
Los escritores, que acuden habitualmente a las citas internacionales del Cervantes, deben tener la idea de que esta institución es un organismo burocrático que les resuelve ese aspecto de agencia de viajes de su función, y no se sienten concernidos cuando los convocan para celebrar que un director nuevo (y qué director nuevo) viene a dirigir los destinos de la difusión de la creación literaria en español...
Me pregunté: ¿dónde estarán? Me lo llevo preguntando, qué hacen en el tiempo libre, por qué han dejado de preocuparse de lo que pasará y están tan despreocupados, en general, de lo que pasa...
Y lo que pasa (lo estás viendo) es más grave que nunca, o por lo menos eso dicen, cuando hablan, ellos mismos...
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