Manuel Fraga Iribarne
Respeto para los muertos, para todas las personas muertas. Así debe ser, así es.Y unas palabras sobre Manuel Fraga Iribarne.
Me ha extrañado que la prensa de derechas de Madrid haya hecho todo lo posible por romper la biografía de Manuel Fraga Iribarne, muerto el domingo, de modo que parece que el difunto no trabajó como ministro en la Administración de Franco, hecho del cual el finado estaba muy orgulloso, como tuvo ocasión de decir durante el franquismo y después del franquismo.
En la agrupación de fotografías de la historia de Fraga, su cercanía al dictador era proverbial y conocida, y para él no suponía, no supuso, baldón alguno, sino motivo de orgullo y hasta de honra.
Por esa razón, ¿qué sentido tiene que en el obituario que se le ha dedicado se haya obviado ese factor gráfico que sin duda añade (aunque los autores de estas hagiografías crean ahora que resta) datos a la extensa biografía del finado?
Es curioso, como subraya Ricardo Bada desde Colonia, que sea el ´Granma` cubano el que coincida con esa minusvaloración del franquismo como parte esencial de la vida de Manuel Fraga Iribarne.
Hay un aspecto central de su historia, su decisión (como decía ayer Rosa Montero en su espléndido artículo de memorias) de neutralizar "a los caníbales" de la derecha más rancia española una vez muerto el dictador; apoyó sin dudarlo la Transición política española, y aunque manifestó muchas reservas con respecto a los elementos más autonomistas de la Constitución, defendió la Carta Magna en la calle cuando ésta estuvo en peligro, en el curso del golpe de Estado que duró más allá del asalto al Congreso.
De modo que en la historia democrática hay muchos elementos que son valiosísimos en la historia de Fraga, incluido su apoyo a la normalización del comunismo en la vida española del posfranquismo.
Pero, ¿qué sentido tiene (como señala hoy en su blog José María Izquierda) evitar detalles graves, e importantes, de la estrecha relación de Fraga Iribarne con el franquismo, como ha hecho la prensa más empeñada en que en la gloria no hay manchas?
Pues así ocurrió, lo vi con estupor y hoy lo digo, desde el respeto y la honra, cómo no, hacia la persona que ha muerto
2 comentarios:
También yo respeto (como el gran Juan Cruz)a cualquier muerto... también firmo todo cuanto dice el autor de esta columna.
Si el Sr. Fraga era creyente (de los de ir a misa todos los domingos, confesarse y demás) ahora debe tener una gran charla con su dios, si es que existe, que creo que no... en ese caso, creo que debería cambiar su billete hacia el cielo, por otro...
Un abrazo.
Muchas Gracias Utopazzo por tu comentario, no deja de ser una reseña de una España que ya no convive con él.
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