Entre portadas de revistas de la época y extractos de sus películas cumbres, la exposición contará con algunos de sus vestidos fetiches, que lució tanto en el cine como fuera de la pantalla. Entre ellos, destaca el refinado vestido de satín turquesa, con fruncidos en la cintura y adornado por sus característicos guantes largos, con el que recogió en 1955 su Oscar como mejor actriz por su papel en La angustia de vivir, de George Seaton. Entre los modelos abundan los de grandes diseñadores, como Dior, Balenciaga, Givenchy o Saint Laurent.
A pesar del valor simbólico, Charlène tendrá que asistir a la inauguración sin el príncipe Alberto. Este tiene ya cita en Marsella, en el sur de Francia, para participar en un foro sobre el agua, invitado por el presidente Sarkozy. Sin embargo, la princesa contará con la presencia de algún otro miembro de la familia real, posiblemente Estefanía o Carolina, según revela la revista Paris Match.
No será la primera vez que la nueva princesa de Mónaco rendirá homenaje a su antecesora.
A principios de noviembre, Charlène acompañó a su marido a un viaje a EE UU para presidir la 29ª gala de la Fundación de la Princesa Grace en Manhattan, asociación de apoyo a la investigación médica, creada por Raniero y su esposa en 1964. La pareja viajó luego a Toronto para inaugurar la exposición Grace Kelly: de estrella del cine a princesa. Fue el primer homenaje oficial a la actriz que falleció trágicamente en un accidente de coche en 1982 en el que participaron Charlène y Alberto.
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