AMO los viajes, los hoteles, las camas duras, las pantallas de televisores de pared, las esquinas concurridas, tanta gente extraña, tanto cielo.
Y luego me conformo con unos cuantos paisajes cotidianos, la vida molida de las cajeras, la fría luna de noviembre entre los flamboyanes, el canto de los pájaros a medianoche.
Por encima y por debajo de esta capa de pintura,
el pavor.
Y luego me conformo con unos cuantos paisajes cotidianos, la vida molida de las cajeras, la fría luna de noviembre entre los flamboyanes, el canto de los pájaros a medianoche.
Por encima y por debajo de esta capa de pintura,
el pavor.
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